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At a glance

— Akikaze-san, ¿Podría tomar la espada de esta forma? — Una chica de cabello castaño oscuro, tez clara, ojos rojos cual rubí, bastante alta, y de cuerpo esbelto, gracias a sus actividades deportivas, asentía en respuesta. 
 
Su mente viajó de golpe a sus recuerdos más atesorados sobre como pasó de ser una chica algo tímida con pánico escénico a viajar por Japón grabando constantemente en películas, series y hasta prestar su voz para dar vida a personajes. Daba crédito de todo ello a sus años en Rinmeikan, y a sus compañeras, ellas habían creído en ella incluso cuando nadie lo hizo, no es normal que alguien con deseos de ser actor tema a estar frente a multitudes, pero ellas siempre la impulsaron a seguir intentándolo hasta que logró superar lentamente su pánico escénico. 
 
Cuando sus vidas escolares terminaron, Yuyuko se inscribió en la universidad para estudiar un poco más a fondo la historia japonesa, pero cuando Tamao le ofreció abrir una academia de teatro tradicional no lo dudó ni un poco y se fue a Kioto junto a ella, aunque también trasladó sus estudios a la universidad más cercana de donde vivía ahora. Ichie decidió ser una Idol, como todos esperaban y ciertamente era una bastante famosa y con éxito, aunque el ultimo mes anunció que colocaría su carrera en pausa, lo cual dejó a todos bastante sorprendidos. De Fumi, poco sabían, pero creían que estaba bien o eso solía decir. 
 
Ella en cambio estuvo primero en teatros pequeños actuando, hasta que un productor de una serie se le acercó después de una obra y le preguntó si quería actuar en un drama de televisión, no lo dudó ni un poco antes de aceptar, resultó ser un drama sobre historia en el que aparecían personajes como el suyo, femenino con espada, el papel se le dió bien y resultó siendo llamada para otros papeles, siempre le había parecido irónico el hecho de que sus personajes fueran del tipo que imponía respeto o tenían un aire de superioridad, pero agradecía de alguna forma ello porque justo por eso sus fans no se atrevían a acercársele, si no que la saludaban de lejos, creían que era como sus personajes, nada más alejado de la realidad. 
 
Aquel cambio empezó casi finalizando su primer año después de graduarse, ahora terminando el segundo año de ello su carrera estaba creciendo aún más, y por ello se encontraba en Kioto grabando una escena para un drama, ese lugar siempre le recordaba a Rinmeikan y aquellas épocas junto al resto. Solo deseaba que les estuviera yendo bien, principalmente a Tamao. 
 
En otra parte de Kioto una agotada Tamao, quién era una chica de cabello azul oscuro, ojos morados, tez clara y figura delicada, miraba en la pantalla de su celular un drama como religiosamente hacia cada día después de terminar las clases, lo veía en linea después de que Yuyuko se había ido, en la sala donde llevaban las clases de su pequeña academia. Lo que le interesaba más que nada y que la misma trama, era una de las actrices, la cual ni siquiera era protagonista, si no un papel secundario. ¿Su nombre?, se sonrojaba al recordarlo, pero porque le parecía tan maravillosa en aquellas vestimentas antiguas que últimamente eran la única imagen que se le venía a la mente al recordar a Akikaze Rui. 
 
Siempre que la veía se lamentaba por lo que pudo y no fue. Durante el tiempo que estuvieron en Rinmeikan, tenían sentimientos una por la otra, pero ella se enteró mucho después, Rui siempre la trataba con devoción, lo que ella creía que se debía a que era la, por así decirlo, líder de su grupo de actuación, pero una vez empezó a ponerle más atención a su manera de actuar con ella, percibió cosas que la hicieron sentir especial, su mente navegó hasta el momento en que tuvo una conversación respecto a ello con Ichie. 
 
—¡Tamao! — Una chica de cabello lavanda le gritaba tratando de sacarla de su ensimismamiento, sorprendida la volteó a mirar antes de sacudir su cabeza tratando de dispersar sus pensamientos. 
 
—¿Que pasa, Ichie? — Por más que lo intentara se sentía igual de distraída que antes. Ahora se reía un poco recordando como tenía sus emociones siempre tan descontroladas, era una adolescente tan inocente incluso con cosas tan básicas como eso. 
 
—¿Qué es esa cara? ¿Y que haces aquí sola?, ya todos se han ido a los dormitorios — Ichie le señaló el salón donde se encontraban, el cual era el antiguo departamento de actuación. 
 
Mirando a Ichie se preguntó a si misma si era mejor hablarlo con ella, al recordar como se llevaba con Fumi, decidió hacerlo, esperando que tuviese más experiencia en ello —Estaba pensando — hizo una pausa para analizar como diría lo siguiente. Ichie por su parte presintió que para Tamao eso era serio, así que trató de escucharla con atención aunque impacientándose un poco —en Rui. 
 
Ichie perdió toda la fachada de seriedad y comenzó a reírse antes de decirle contenta —¿Entonces al fin te diste cuenta de sus sentimientos? 
 
Frunciendo el ceño la miró intrigada —¿De qué estas hablando? 
 
Ichie al percibir lo que había hecho trató rápidamente de cambiar de tema —Sobre sus sentimientos hacia el Kendo, ¿No ves como le encanta practicar? — Era pésima inventando excusas. Tamao al percibir que por más que insistiera Ichie no diría nada tomó sus cosas dispuesta a irse a los dormitorios, la más baja fue detrás de ella corriendo. 
 
Una vez estaban saliendo del colegio, Tamao se detuvo en seco, sonrojándose de sobremanera, y miró directamente a Ichie gritándole con el rostro de sorpresa más grande de su vida —¿¡RUI ESTÁ ENAMORADA DE MI?! —Ocultó su cara entre sus manos dándose cuenta de lo que acaba de gritar llena de vergüenza. 
 
La carcajada que soltó Ichie la hizo avergonzar más y agradecer mentalmente que aquella calle estaba vacía, siendo solo iluminada por las farolas de la misma. Tratando de escapar de las burlas de Ichie caminó rápidamente al parque más cercano, aunque podía oír sus pasos detrás de ella. Una vez estuvieron en el parque y se dejó caer sobre una banca, esperó las palabras de su amiga. 
 
—Por tu reacción podría decir que no la ves muy distinto de como ella te ve. Aunque creo que hasta un ciego podría haberlo visto más claro que tú — El tono de burla de Ichie solo la hacía avergonzarse más. 
 
—No te burles de los ciegos, y sabes que soy completamente nueva en esto, no sé como querías que lo supiera, además de que tenía más de una cosa en la cabeza como para pensar mucho en ello, hasta ahora — el rubor que cubría su rostro no parecía interesado en abandonarla. 
 
Las risas de Ichie volvieron a resonar y Tamao se preguntó a sí misma porque esa chica tan burlona era su mejor amiga —Bueno, incluso la nombraste sin el honorífico, ¿Será que ya no la piensas como una niña? 
 
—Yo solo lo digo porque eres su Tamao-senpai, y ella Rui-chan — Se podía oír en la voz de Ichie el tono de burla que solo hacia a Tamao enterrar su rostro entre sus manos, si lo miraba en retrospectiva, Rui había sido tan obvia todo ese tiempo que sabía que se merecía esas burlas, y posiblemente Ichie solo lo hacia para ayudarla a no volver aquello un drama, pero le era inevitable sentirse inquieta conociendo la verdad. 
 
Miró a Ichie ruborizada aún y le preguntó casi rogándole una respuesta —¿Como se supone que actúe con ella ahora sabiendo esto? 
 
Sentándose junto a ella, Ichie recostó su cabeza contra su hombro tratando de darle apoyo, la peli-azul sabia que posiblemente su amiga lo hacia porque sabia el caos interno que tenia, y le dijo —Tamao, solo tienes que actuar como Tamao, y si lo que sientes es algo parecido a lo que siente ella, entonces haz que lo sepa. 
 
—Pero, sabes como es ella, seguro si le digo algo al respecto lo vea como una derrota, tal vez quiere encontrar el momento para decírmelo, solo debo esperar a que suceda, ¿No crees? — Ichie asintió tratando de no juzgar las decisiones de su amiga. 
 
Desde esa noche estuvo todo aquel ultimo año en Rinmeikan esperando a que Rui dijiese algo al respecto, cosa que no sucedió, ella en un intento casi desesperado para que confesara sus sentimientos, empezó a tratarla lo más cariñosa posible, a salir con ella los fines de semana, a llamarla "Rui" y pedirle que le dijese "Tamao", sin embargo la castaña jamás habló, Tamao, al igual que Ichie llegaron a pensar que tal vez Rui se había desinteresado en ella, por lo que para el final de aquel año empezó a dejar de esperar, pero el día de la graduación la castaña le dió una carta agradeciéndole todo lo que hizo por ella durante aquellos años y de alguna forma a Tamao le parecía que solo estaba rindiéndose respecto a sus sentimientos, desde aquel día, cada vez que veía a Rui las cosa se volvían incómodas y dolorosas para ella. Aunque odiaba extrañarla más que nada. 
 
Volviendo al presente, notó que el drama había terminado y debía volver a casa, eran alrededor de las seis ya, levantándose, tomó sus cosas preparándose para salir, aunque antes, nuevamente revisó todo el local para asegurar que estaba bien cerrado, una vez terminó, cerró la entrada colocando la llave y emprendió su camino regreso a casa, era su rutina diaria. 
 
Sacó su teléfono de su bolsillo y empezó a revisar Line, para asegurarse de que no había sucedido ninguna emergencia mientras no estaba, un mensaje de su padre con una pegatina de un reloj, seguro para avisarle que se hacia tarde para la cena, aunque posiblemente exageraba, ellos solían cenar a las siete, apenas eran las seis y quince, un mensaje de Yuyuko avisando que había llegado a casa, solía hacerlo para no preocuparle, unos doce mensajes de Ichie, seguro le mandó toda la bitácora de progreso con Fumi, desde que empezaron a verse otra vez eso se hacía común y no le molestaba, pero no diría que no le causaba algo de envidia. 
 
En otra ocasión habría regañado a cualquiera de sus amigas por hacer justo eso que ella estaba haciendo, pero a tal punto de su vida, eso ya le parecía parte de su rutina, al inicio volvía con Yuyuko, luego empezó a mirar dramas y ahora iba siempre al anochecer a casa mientras revisaba su teléfono distraída. 
 
En uno de esos momentos en que levantó el rostro para mirar por donde iba, en aquella calle bastante transitada repleta de turistas y personas que regresaban a casa del trabajo, sintió que su corazón comenzaba a correr como si su vida se acabase en el proceso, rubíes y amatistas se encontraron, el tráfico, la gente, la transitada ciudad de Kioto se detuvo y el tiempo paró de correr, todo menos Rui, quién caminaba a paso decidido junto a ella, yendo en dirección contraria, sus ojos se llenaron lágrimas, pero estas no escaparon de los mismos, el frío del invierno parecía haberle dado paso al más grande y cálido verano en su interior, y Tamao en cambio solo pudo parpadear al volver en sí, juraba que había vivido el momento más eterno de su vida, y lo único que pudo ver fue a Rui mirarla a los ojos y juró ver en ellos, el mismo anhelo que habitaba en los suyos. Solo una cosa pudo comprender de ese momento, y justo lo mismo pasó en los pensamientos de Rui... "Lo nuestro es para siempre".
 
Tal vez, si hubiera levantado la mirada antes, tal vez si hubiera dicho algo, tal vez si le hubiera preguntado, al menos saludado, pero ninguna de ellas lo hizo, ocultó su rostro entre sus manos, preguntándose a si misma como es que, de entre dos millones de personas que hay en la ciudad de Kioto y con la extensión geográfica, justo aquella tarde, aquel veintiocho de diciembre que estuvo pensando en ella, se la encontró. Sintiéndose temblar aún por el remolino de emociones le escribió a Ichie dispuesta a sacar de sí aquel caos que habitaba en su interior.
 
Para Rui, aquella tarde despertó en ella miles de emociones que creía que estaban muertas. Jamás esperó encontrarse en esa situación, sabía que estaba en Kioto, justo en su ciudad, pero de entre tan grande lugar, la misma acera tenían que abarcar, trató de limpiar sus ojos con sus manos, sus lágrimas amenazaban con escapar, pero, aquello en los ojos de Tamao... ¿Realmente la extrañaba de la misma forma que ella? Jamás había percibido tanto anhelo, el sonrojo de su rostro fue tan grande al pensarlo que empezó a reírse creyendo que tal vez era solamente por todo aquello había estado sintiendo durante tanto tiempo y callando, sus sentimientos la estaban apresando nuevamente, y entre risas aún temblando por la emoción se dirigió al bar más cercano. No se mentía, sabía que si no se distraía terminaría llorando en su departamento, y no tenía ninguna intención de ello. 
 
 Al llegar a un bar aún entre risas se sentó en la barra y pidió una cerveza, empezó a beberla dando pequeños tragos, hasta que escuchó una voz conocida hablarle.
 
—No es normal verte por aquí — Una Futaba que la miraba con el ceño fruncido sentada junto a ella le preguntó —¿Que haces en Kioto? 
 
Rui siempre había sido una persona amable, pero al escuchar aquel tono interrogatorio en la pelirroja solo pudo mirarla con el ceño fruncido —No tengo que darte explicaciones — Volvió a su bebida, pero al notar a la pelirroja vaciar su vaso de golpe se sorprendió y soltó un suspiro asumiendo que posiblemente para el momento ya había tomado bastante si ese era su ritmo. 
 
Futaba sacó su teléfono de su bolsillo y la castaña de reojo pudo notar que estaba sonando con una llamada de Kaoruko, entonces la más baja susurró para sí misma colgando —Deja de llamarme. 
 
Rui terminó el contenido de su vaso mirándola y le preguntó —¿Que te hizo Hanayagi-san para que no le quieras responder? —No esperaba que le contestara.
 
La pelirroja miró el contenido de su vaso y le dijo mientras lo mecía —Aceptó una invitación para pasar año nuevo con su familia sin consultármelo. 
 
Señalándole con el vaso le dijo — ¿Y dónde está el problema? —Rui no entendía de esas cosas, en esos últimos tres años estuvo en relaciones, pero jamás le prestó atención a esas cosas y solían terminar rápido, por lo que creía que jamás duraban lo suficiente para aprender lo necesario. 
 
Futaba pidió un vaso más, cosa que Rui imitó tomando su cerveza en dos tiros, recordar a sus exparejas le hacía sentir mal después de ver a Tamao aquella tarde. La pelirroja habló al recibir su cerveza —No me gusta que tome decisiones sin mi. 
 
—Sinceramente, no lo puedo entender, pero tal vez ella no supo rechazarlos o los extraña, no lo sé — Rui trató de decir algo mientras se acomodaba en su banca, pensando en que cantidad de tiempo llevaba tener una relación que sonara tan madura como la de Futaba y Kaoruko, le parecía al tipo de problema que tendría un matrimonio.  
 
Sacándola de sus pensamientos la pelirroja preguntó —Akikaze, qué te trajo a Kioto, o principalmente a un bar — el cambio de tema fue brusco, pero asumía que se lo debía. 
 
—Vine aquí a rodar un drama, desde hoy estoy libre hasta enero, pero cuando justo iba caminando por una de las vías principales me he topado con un viejo amor — Futaba asintió invitándola a continuar, ella se sonrojó por estar hablando de ello — creí que había acabado con esos sentimientos, pero al parecer, nunca la olvidé — la pelirroja le dió una pequeña palmada en el hombro — y hoy me dió una mirada que me dejó helada, no pude ni siquiera hablarle, así que pasé junto a ella sin decirle nada — pudo oír las risas de su acompañante burlándose de ella, decidió continuar — juraría que los ojos de Tamao me estaban gritando que me extraña de la misma forma que yo a ella — sus ojos se cristalizaron y se comenzó a reír. 
 
— ¿Estas hablando de Tomoe-san?— Una vez oyó a Futaba hablar se dió cuenta que ya arrastraba las palabras y su aliento lleno de alcohol le hizo preguntarse qué tan ebria estaba ella, desde que comenzó a hablarle perdió el control en la bebida. Futaba al ver el asentimiento de Rui añadió —Cuando las conocí creí que eran pareja, incluso, en el ultimo año lo parecían aún más, diría que si te correspondía, ¿Nunca le dijiste nada? 
 
Rui enterró su rostro entre sus manos comenzando a llorar, seguramente como un efecto del alcohol o por haber sido tan tonta durante tanto tiempo, Futaba le dijo en broma —Tampoco fue todo tu culpa, si ella no dijo nada es porque no fuiste la única cobarde. 
 
La castaña la tomó del cuello de la camisa y le dijo enojada con un tono y mirada amenazante —No hables así de Tamao. Seguramente lo hizo por ser considerada, ella no es como Hanayagi-san. 
 
Igual de enojada y sin dejarse intimidar Futaba le devolvió la expresión molesta y la empujó lejos de sí —No te metas con Kaoruko si no quieres que te rompa la nariz. 
 
Irguiéndose frente a ella tratando de intimidarla con su diferencia de altura Rui la miró desde arriba con la expresión más molesta que tenía y le dijo con un tono de voz serio e incitador —¿O si no que? 
 
Dándole un empujón enojada Futaba la enfrentó —¡No te tengo miedo, maldita cobarde! — Se denotaba la rabia en su tono, era como pólvora a punto de estallar. 
 
La más alta se sentó nuevamente colocando esta vez la frente casi contra la mesa y sus manos sobre su cabeza llorando, la pelirroja se sentó junto a ella dándole palmadas en la espalda, Rui aseguraba que incluso a Futaba le daba lastima verla así, hasta que ella también comenzó a llorar, lo que la sorprendió, pero al ver sus puños apretados entendió que se trataba de puro enojo. Y ahí estaban, bastante entrada la noche en la esquina de una barra de un bar en Kioto llorando, ella por lo que no fue y Futaba por lo que era. 
 
El resto de la noche continuó así, con ellas dos sentadas ahí llorando, lamentándose, tomando una, dos, tres, cuatro copas, Rui contándole a Futaba todo lo que siempre quiso hacer con Tamao, y Futaba contándole los bajos de su relación, a veces comenzaban a reír compartiendo sus buenos recuerdos con alguna de las dos chicas de cabello azul. Cuando el dueño del local iba a cerrar les pidieron que se fueran y terminaron en el departamento de Rui con una copa del único vino que encontraron en el lugar. Amanecieron en la sala del departamento, con la castaña durmiendo en la alfombra y la pelirroja en el otro extremo recostada contra el sofá. 
 
El amanecer llegó a Tokio aquel jueves veintinueve de diciembre con cierta chica de ojos dorados tocando la puerta del departamento de una rubia, empezó a gritar —¡Fumi! ¡Abre! ¡Soy yo! 
 
La puerta se abrió y Fumi le dijo enojada —Sé que eres tu, eres la única persona lo suficientemente inconsciente para tocar la puerta de alguien a las seis de la mañana, ¿No me puedes dejar dormir? — Todavía se estaba desperezando, mientras recibía en sus manos el café que Ichie le acababa de entregar. 
 
—Buen día para ti también —Ichie se acercó a ella levantándose un poco en puntillas para darle un beso en los labios, lo que hizo sonrojar a Fumi pero que le devolvió con dulzura, al separarse añadió — en realidad son las ocho ¿Desde cuando eres tan dormilona? Además, sabes que se resolvería si me dieras la llave — Ichie se burlaba de ella mientras caminaba hasta el sofá y encendía la televisión, Fumi por su parte cerró la puerta y se dirigió a su habitación. 
 
—Sé que la tienes, no te hagas la inocente — La rubia se detuvo en su andar para mirarla con reproche, el casero le había contado que jamás devolvieron la llave, así que tuvo que hacer una copia nueva. Señaló sobre su espalda —No olvides echarle agua a esa planta — Ichie le pidió permitirle ayudar en los quehaceres semanas antes, así que, Fumi le dio la misión más sencilla, regar la peonía que adornaba su ventana. 
 
Levantándose Ichie le dijo entre risas — Te dije que le digas verdi, ya le puse nombre. 
 
Fumi negó con su cabeza regalándole una sonrisa al oír su risa bromista  —Sigue soñando — le respondió antes de continuar caminando a su habitación. 
 
Ichie tomó la pequeña regadera de plástico en sus manos antes de dirigirse a la cocina en busca de agua, cuando su teléfono empezó a sonar, sabía de quien se trataba, después de esa conversación de la noche anterior con Tamao donde la dejó con la intriga sobre lo sucedido, sabia que la llamaría apenas tuviera un momento libre del trabajo para contarle todo, porque sonaba emocionada incluso por mensaje. 
 
Al tomar el teléfono pudo oír la voz muy emocionada de su amiga diciéndole con un tono bajo conteniendo la alegría —Está en Kioto. 
 
—¿Quién? — Ichie solo preguntaba por una confirmación, la noche anterior Tamao le dijo que tenia que contarle algo, pero cuando la llamó para hablar no le contestó, así que asumió que posiblemente estaba tan cansada del trabajo que se quedó dormida, pero por la emoción en su voz en aquel pequeño mensaje de voz le dejó claro que era algo que la hacia ponerse como una niña, y que dijera "ella" ahora, le dejaba hacerse una idea.
 
Casi en un grito soltó —¡Rui! — Ichie alejó un poco el teléfono al oír el grito, antes de volver a acercarlo, Tamao continuaba hablando — Me la encontré mientras caminaba de regreso a casa ayer — Tamao se sonrojó al recordarlo, ocultando su sonrisa detrás de la palma de su mano dijo — Me miró a los ojos, te juro que ella no lo ha olvidado. 
 
Ichie sonrió enternecida por el tono de voz que denotaba felicidad de parte de su amiga y le preguntó —¿Y que te dijo? 
 
Soltando una risa algo nerviosa le respondió —No hablamos, pasó junto a mi en la acera, íbamos en sentido contrario, pero ninguna dijo nada, solo nos miramos — ahora se sentía como una colegiala enamorada, ni siquiera habían hablado. 
 
Ichie por su parte se molestó al oír eso último, ella sabía que no debía inmiscuirse en los problemas amorosos de otros, y que posiblemente a Tamao le molestara mucho si ella lo hiciera, pero esa situación tenía años, y nunca ninguna se había atrevido a hablar, seguro que un empujón les ayudaba. Pensando rápido le dijo cambiando de tema —Había olvidado decirte, pero Fumi y yo planeamos pasar año nuevo con ustedes en Kioto. 
 
—¿Y cuando vienen? — El tono de Tamao le hizo saber a Ichie que era la chica responsable, madura y seria de siempre otra vez. 
 
—Estábamos pensando en llegar hoy en la tarde — el tono de Ichie convencía a Tamao por completo, y ella lo sabía, por eso seguía tratando de llevarlo por ese hilo para convencerla con su improvisación. 
 
—¡¿Porqué no me dijiste antes?! No sé si mi familia las pueda hospedar ese tiempo, como es fin de año el resto de la familia a veces se reúne y... — la peli-azul se detuvo al pensar en Yuyuko, y diciéndole a Ichie soltó —Creo que podríamos hablar con Yuyuko-chan. 
 
—Excelente idea, Tamao — Ichie chasqueó sus dedos y rápidamente añadió a Yuyuko a la llamada al buscar el contacto en su teléfono, así su único problema seria convencer a Fumi. 
 
Una voz molesta habló — Tamao-senpai, estamos en el mismo lugar, podrías solo buscarme si querías hablar conmigo. Hola, Ichie-san — Yuyuko estaba en la academia donde daba clases con Tamao, justo estaban en un receso y ella se encontraba en el salón de practicas vacío sentada en el suelo, Tamao estaba en la entrada de la pequeña academia. 
 
—Yuyuko, necesito un favor tuyo —Por el tono de Ichie decidió dejarse de bromas, la peli-lavanda continuó —Nos preguntábamos, Fumi y yo, si te importaría dejarnos quedar en tu casa durante unos días. 
 
—Por favor, Yuyuko-chan — Tamao trató de abogar por ella. 
 
—Está bien, pero te encargarás de la limpieza — Tenía que sacarle provecho a eso, Ichie empezó a reír. 
 
—Dalo por hecho. Estaremos ahí esta tarde. 
 
Después despedirse, Ichie decidió llamar a Rui, caminando al fin a regar la peonía, Fumi salió de su habitación dirigiéndose a la cocina, no le dijo nada porque la vió al teléfono. Cuando Rui respondió Ichie, prácticamente le gritó —¡Hola, Rui!
 
Fumi se asomó por la puerta de la cocina al oír el nombre y la miró intrigada ¿De que podría estar hablando Ichie con Rui?
 
La castaña del otro lado le respondió con un gruñido y voz pesada —¿Otonashi-san? — Se levantó con dificultad de la alfombra y recostó contra el sofá más cercano sentándose.
 
Frunciendo el ceño y añadiendo su molestia en su voz le respondió —¿Que es eso de Otonashi-san? Creí que teníamos dos años llamándonos por nuestros nombres. 
 
Soltando un bostezo largo le dijo —¿Que quieres, Ichie? 
 
Con una sonrisa que denotaba en su habla le preguntó —¿Estas en Kioto, cierto? Fumi y yo también así que ¿Porque no nos reunimos todas hoy en la noche? Como en los viejos tiempos. 
 
Fumi que hasta el momento había estado mirando recostada en la entrada a la cocina le hizo señas preguntándole de que hablaba. 
Ichie solo movió su mano en respuesta, restandole importancia. 
 
Oyendo a Futaba despertar con un quejido le respondió —Lo siento, pero hoy no puedo— La pelirroja trató de levantarse, pero lo máximo que logró fue caer en el sofá. A Rui le pareció gracioso verla pasar de estar junto al sofá a estar sobre el sofá. 
 
Ichie que estaba oyendo la voz arrastrada de Rui y los quejidos del otro lado y solo pudo pensar en dos cosas, pero por el eructo que acaba de soltar Rui, supo que definitivamente estaba atravesando una mañana difícil después de una noche alegre, así que soltando un suspiro preguntó—¿Que tal mañana? Tendremos un shinnen-kai, para despedir el año. 
 
Fumi ahora estaba junto a Ichie con el ceño fruncido mirándola directamente en espera de que colgara. Rui suspiró antes de decirle —Lo voy a intentar, pero no prometo nada. 
 
Se despidieron y colgaron, cuando Ichie metió el celular en el bolsillo de su abrigo y levantó la mirada se encontró con los ojos inquisidores de Fumi, y solo pudo reír nerviosa, ahora solo debía convencer al objetivo más difícil. 
 
—¿Qué es esto de que estamos en Kioto? ¿Y por qué me involucras? — La mirada molesta de Fumi hacia dudar a Ichie sobre como decirle su plan. 
 
Algo nerviosa le dijo —Es que, quiero pasar año nuevo con Tamao... 
 
Frunciendo el ceño Fumi la presionó —¿Con Rui incluida? 
 
Riendo nerviosa le respondió —Esos son detalles. Cosas sin valor, no pongas atención. 
 
—Ichie, estás hablando de hacerme viajar dos horas en tren ... — Se corrigió una vez vió la mano alzada de Ichie hacerle notar un cinco — cinco horas, ¿Y decirme que son detalles? Al menos sé sincera conmigo, estoy bastante involucrada ya como para negarme a ir — Soltó un suspiro al pensar lo que serían cinco horas de viaje con Ichie. 
 
Buscando la forma de decirlo mientras jugaba con sus dedos empezó a decir —Sé que alguna vez me dijiste que no me metiera en esas cosas, pero, creo que ellas necesitan un empujón. 
 
Cruzándose de brazos y mirándola seria la rubia le dijo —Te lo repito, no te metas en esas cosas, Ichie, respeta la vida de otros y sus decisiones, no son un par de adolescentes ya, así que tampoco las trates como si fueran incapaces de saber lo que quieren. 
 
Enterró su rostro entre sus manos antes de soltar un grito frustrada, al levantar su rostro le respondió —Sé que tienes razón, y que posiblemente Tamao me diría lo mismo, pero al menos déjame poder crear la situación, te puedo prometer que no trataré de interceder para que ellas se unan, solo haré que estén en el mismo lugar — Colocó sus manos frente a ella rogando mientras agachaba el rostro, Fumi solo pudo negar con la cabeza antes de asentir. 
 
—Está bien, pero si te veo intentando forzar las cosas me enojaré— al ver a Ichie asentir empezó a caminar de regreso a la cocina. Tal vez no era mala idea, después de todo, esas dos tenían desde sus últimos años de colegio como tontas, y recordaba el espectáculo que fue ver a Rui deprimida porque Tamao se graduaría antes y ella tendría que esperar un año más para salir de Rinmeikan. Podría ser que sí necesitaran ayuda. 
 
Ichie pasó por la nevera buscando agua para tomar y le dijo repentinamente sacándola de sus pensamientos—Iremos en el auto de mi padre, estará libre estos días, así que seguramente nos lo preste sin ningún problema. Bueno, seguro mamá lo convence si sabe que manejarás tú —La rubia había tomado clases de manejo y conseguido una licencia apenas pudo, durante un tiempo tuvieron un auto, después de separarse tuvo que venderlo para sobrevivir el tiempo en que todo empezó a venirse abajo.  
 
—De imaginar cinco horas en un auto contigo me empiezo a arrepentir — Fumi sabía que posiblemente se trataba de querer evitar incidentes por tratarse de una ex-idol, pero también podría ser que quería una experiencia nueva o ganar tiempo juntas. Pero molestar a Ichie jamás estaba de más. 
 
—¡Fumi! —El puchero de parte de la de ojos dorados hizo reír a la rubia, bueno, tal vez no seria un mal viaje. Además, ella también extrañaba a Tamao y al resto de las chicas, de lo que estaba segura era que si Ichie estaba planeando todo, no se aburriría. 
 
En Kioto se encontraba una pelirroja estacionando su moto frente a su casa, en realidad era casa de la familia Hanayagi, pero como la tenían deshabitada durante años, Kaoruko abogó por ellas y técnicamente era suya ahora, vivían solas ahí. Como se negó a tener una encargada del servicio, tuvo que acostumbrar a Kaoruko a ayudar en algunos quehaceres, igual ella se encargaba de la mayor parte. Una vez se graduaron, volvieron a Kioto, para Kaoruko había sido fácil conseguir papeles en obras, tener que modelar y muchas otras cosas, para ella por su parte, fue más complicado, podía contar con los dedos de las manos la cantidad de veces que había actuado en un personaje que no fuera secundario. 
 
Toda esa situación le frustraba mucho, y la familia de Kaoruko, que no apoyaba del todo su relación, sabía que la juzgaba en silencio, y los entendía, no podía culpar a su familia por preocuparse por el futuro de una de las integrantes de la misma. La madre de Futaba, que aún trabajaba para la familia de Kaoruko, lo aceptó, la verdad era capaz de decir que algo así no le sorprendía. Pero nunca faltaban los comentarios molestos de las personas externas a la situación, o que no lo comprendía, como los rumores de la servidumbre en la casa Hanayagi. 
 
Por cosas como esas, Futaba no quería ir ese año nuevo a casa de la familia de Kaoruko, la noche anterior lo discutieron, ella se enojó y se fue, pero nunca pensó en las razones de Kaoruko, ni siquiera pensó qué tan importante era eso para ella. Y por eso, estaba en la entrada de la casa pensando como entrar y enfrentar a la peli-azul cuando ella ni siquiera se apareció en toda la noche, ni le contestó las llamadas, ni trató de hablarlo de forma razonable, y el dolor de cabeza enorme que tenía le recordaba constantemente lo idiota que era. 
 
La casa contaba con un patio considerable, y unos terrenos bastante grandes, al igual que una cantidad considerable de habitaciones, por lo que era difícil encontrar otra casa cerca, justamente eligieron ese lugar por la privacidad, tampoco estaba tan alejado del centro de Kioto, así que les era conveniente. 
 
También tenían un balcón en la parte superior, desde donde Futaba sintió que le cayó una pequeña piedra de color en la cabeza, seguramente de algún jarrón, al levantar la mirada se topó con el rostro enojado de Kaoruko la cual la miraba con severidad. Pasando su mano por su nuca pensó que decirle, sin encontrar una respuesta a ello le gritó —¿Podemos hablar? 
 
Dándose vuelta desapareció por el balcón, la pelirroja esperaba que apareciera en la puerta, sin embargo, no sucedió. En cambio, volvió a aparecer en el balcón, ahora con una silla, Futaba se preguntó que había estado esperando, si sabía que se trataba de Kaoruko. 
 
Kaoruko por su parte estaba tan irritada y molesta por ello, odiaba dormir sola en un lugar tan amplio, por lo que fue a casa de una amiga, recientemente había llegado. Desde que salió de Seisho y volvió a Kioto junto a Futaba se empezó a sentir sola de cierta forma, no tenía amigos que vivieran cerca y aunque al principio pensaba que Futaba le bastaría, una vez empezaron a tener problemas de pareja se dió cuenta que no, tampoco era buena socializando con personas que no fueran cercanas a ella, le costaba crear lazos porque era bastante tímida con quienes no conocía, y aunque le juraba a Futaba que ello no le molestaba, sabía que no era cierto, adoraba a sus amigas y disfrutaba hablar con ellas por mensajes, pero no era lo mismo. 
 
Para su suerte, una tarde de lluvia, mientras esperaba transporte para volver a casa, tapándose bajo la carpa de un local, cierta chica de cabellos azules y ojos amatistas le ofreció la mitad de su paraguas, al reconocerla trató de mantener su fachada de orgullosa, pero ante la necesidad terminó cediendo y montándose en el mismo taxi que Tamao. En el trayecto terminaron hablando sobre como habían ido esos últimos años y dándose cuenta de que muchas cosas de sus vivencias volviendo a Kioto eran parecidas y que sus amigas se quedaron en Tokio. 
 
Empezaron a frecuentarse, hasta tal punto de volverse amigas, se llamaban por sus nombres e incluso fue Kaoruko quien le dió la idea a Tamao de abrir una pequeña academia. Antes de darse cuenta, se consideraban entre sí como confidentes, Tamao jamás se lo comentó a Ichie porque pensó que podría ponerse celosa de su amistad con Kaoruko, pero Yuyuko si tenía conocimiento pleno de ello, por su parte Futaba se sorpendió en un principio, pero estaba contenta por Kaoruko. 
 
Por eso, aquella noche cuando Kaoruko fue de visita a casa de los Tomoe, quienes ya la conocían, se quedó hablando en la noche con Tamao, entre ambas contándose cosas, hasta que terminaron hablando del tema. Kaoruko viendo a Futaba recordó esa conversación con Tamao la noche anterior. 
 
—No me vas a creer, Kaoruko, me pasó algo fenomenal hoy, me encontré con Rui, estaba tan brillante como siempre, fue muy lindo —Su rostro se ruborizó suavemente mientras su sonrisa crecía.
 
—Ara ara... ¿Y que te dijo? — Kaoruko sabía toda la historia entre Rui y Tamao, por lo que le interesaba el qué diría, entendía el sentimiento de la chica que estaba sentada frente a ella cuando hablaba sobre Rui, solía ponerse igual de tonta respecto a Futaba, pero estaba tan acostumbrada a ella que no era tan intenso como lo de Tamao. 
 
—No hablamos —El rubor en el rostro avergonzado de Tamao dejaba ver que estaba bastante apenada por ello, Kaoruko solo pudo reír burlándose un poco. 
 
—¿No hablaron? ¿Qué me estas diciendo? ¿Entonces literalmente solo se miraron? No me digas que estas hablando de haberla visto en un drama de esos donde trabaja — Bromeando añadió —No te vuelvas tan patética Tamao-han.  
 
Molesta Tamao se dijo a sí misma que debia dejar de conseguir amigas bromistas, suficiente con Ichie, y le dijo —No, venía caminando a casa, pero estaba leyendo algunos mensajes importantes, entonces cuando levanté la mirada ella pasó junto a mi y nuestras miradas se encontraron —Soltó un suspiro al recordarlo y le añadió —Te puedo jurar que sus ojos decían que me extraña de la misma forma que yo a ella, fue tan ... —Tamao estaba sonrojada haciendo sonidos mientras buscaba palabras, cosa que hizo reír a Kaoruko, mientras pensaba en lo patéticos que se ven los humanos enamorados. 
 
Señalándola mientras levantaba su taza de té de la mesita le dijo —Deberías encontrar la forma de hablar con ella alguna vez, para que dejes de tener esa expresión horrible de tristeza en tu rostro cada vez que la mencionas, deja de esperar que lo haga ella y da el paso si tan segura estás de que te corresponde. 
 
Asintiendo tomó un poco de su té, antes de contestarle —Sé que tienes razón, debería dejar de vivir esperando que suceda un milagro y hacer que suceda — riéndose le dijo en broma — a veces también puedes ser de ayuda, eh Kaoruko. 
 
Tomando un poco de té le respondió —Bueno, mi día no ha sido tan bueno. —al ver la intriga en el rostro de Tamao añadió —Futaba-han y yo discutimos, o bueno, en realidad no, no sé como explicarlo, pero fue así, le dije que acepté la oferta de mi familia sobre pasar año nuevo con ellos, se puso furiosa y empezamos a discutir por toda esa situación y al final se fue, no ha vuelto y presiento que no lo hará, en realidad, por eso vine, odio dormir en esa enorme casa estando sola, detesto que cada vez que las cosas se salen de control decide escapar. 
 
—¿Le has dicho eso? 
 
—En realidad no, cuando estoy enojada solo le grito que es una tonta que no entiende nada, entonces se enoja y terminamos discutiendo más. 
 
—Deberías dejar de hacer eso, Kaoruko, solo la harás peor. Deberías tratar de hablar con ella con tranquilidad, y decirle las cosas que te molestan de una manera en las que la pueda entender, pero, también entenderla a ella, si no se escuchan mutuamente no tiene sentido que estén juntas porque siempre terminará igual. 
 
Asintió analizando sus palabras, juraba que las había escuchado en alguien más antes, pero ya no recordaba quién ni cuando, tal vez debería ponerle más atención a los consejos y dejar de utilizarlos y desecharlos... Aunque eso sonaba como una molestia. 
 
Volviendo al presente Kaoruko le preguntó —¿Qué me vas a decir? ¿Me vas a explicar porque te ausentaste anoche? ¿O el porque regresas con esa ... Apariencia de mendiga y seguramente aroma a alcohol? ¿Quizá la razón por la cual te enojaste y me dejaste aquí hablando sola? — En su tono había cierta ira que la pelirroja podría percibir, sin embargo, ella sabía que no había sido la única que se había equivocado la tarde anterior. 
 
Asintiendo Futaba le gritó desde abajo —Estoy aquí porque quiero hablar de todo eso contigo y disculparme, tienes razón, me comporté como una idiota, y terminé huyendo como una tonta inmadura, pero no sabía que hacer, no sé como hablar de esas cosas que odio sentir contigo. 
 
Dando la vuelta en el balcón Kaoruko entró a la casa, bajó las escaleras hasta terminar en la puerta de la misma, mirando a Futaba le preguntó  —¿Qué son esas que odias, Futaba? —el tono de voz dulce que utilizó le hizo preguntarse a Futaba como era posible que siguiera siendo Kaoruko, y se sorpendió por la cantidad de facetas que tenia. 
 
—Odio sentirme inferior, y sé que no es intención de tu familia que me sienta así, pero, no es fácil para mi no hacerlo, por eso no me gusta ir a esa casa, pero, puedo entenderte Kaoruko, yo realmente me comporté como una idiota, ignorando si lo que sucede es que los extrañas o no te dieron oportunidad de negarte. Sin embargo, estoy molesta porque no me lo consultaste en ningún momento, me gusta sentirme parte de las decisiones también. 
 
Asintiendo Kaoruko reconoció que tal vez sí se había equivocado, y acercándose más a Futaba le dijo —Puede ser que tengas razón, y lo siento, pero si quieres les digo que estaré ocupada o algo por el estilo. No me gusta la idea de que te puedan hacer sentir de esa manera.
 
El deje de tristeza en la voz de la peli-azul le hizo sentir a Futaba cierto remordimiento y le respondió —No, está bien, deberíamos ir a visitarlos, tienes dos meses sin ir y viven cerca. 
 
Cambiando de tema al recordar lo sucedido le preguntó —Por cierto, ¿Donde estabas anoche? 
 
Riéndose nerviosa le respondió —En un bar, peleando... 
 
Kaoruko frunció el ceño —¿Peleando? ¿Y donde dormiste? 
 
Riéndose más le dijo —¿Recuerdas a Akikaze Rui? Bueno, me la encontré en un bar, y estábamos tomando, lo ultimo que recuerdo es que estábamos discutiendo casi a puños y lo siguiente es de esta mañana mientras me despertaba tirada en la alfombra de su departamento, pasaron muchas cosas. 
 
Dándose la vuelta y entrando a casa le dijo —Ve preparando el sofá. No quiero dormir contigo hoy. 
 
—¡Kaoruko! Pero ¿Porque? — Futaba la siguió corriendo tratando de alcanzarla dentro de la casa. 
 
La peli-azul le respondió seria —Porque preferiste irte a embriagar con Akikaze-han en vez de pensar en lo sola que me podría estar sintiendo en casa sin ti —En su interior sabia que mentía, ni siquiera durmió ahí, pero no le importaba, esperaba que Futaba aprendiera la lección, después de todo, no era la primera vez que le hacía aquello. 
 
La pelirroja soltó un suspiro, aceptando su destino, tal vez sí se lo merecía. Lo único seguro es que tendría una noche pesada en ese sofá. Maldito el momento en que se les ocurrió comprar una cama y dejar de dormir en futones. 
 
En una parte de la carretera en la prefectura de Aichi. Ichie y Fumi estaban ya a cuatro horas de camino, de seis, en las cuales Ichie no paraba de preguntar por donde iban, distrayéndose con la radio y conversando, aunque llevasen el GPS y Fumi le dijera cada minuto que dejara de molestar. 
Para ese momento Ichie estaba en silencio revisando su teléfono, o eso creía Fumi, hasta que escuchó como empezaba a sonar música en el estéreo del auto, no estaba revisando su teléfono, había estado conectando el Bluetooth, para encontrar otra manera de volverla loca. 
Eran alrededor de las cinco de la tarde, salieron en la tarde porque tenían que comprar algunas cosas para el viaje antes e Ichie las retrasó. 
 
—¿No te llama la atención lo vacía que se ve la carretera? — Ichie miraba el camino aburrida, ya ni la música la distraía del todo. 
 
—A veces puede ser así, pero diría que es porque estamos viajando lejos, son unas seis horas de viaje, la gente suele ir más a Tokio que venir de Tokio —Fumi trataba de seguirle la conversación, porque ciertamente también iba aburrida, se empezaba a preguntar que tan buena idea fue aceptar. 
 
—Igual, me esta empezando a gustar viajar, puedo tomar muchas fotos a la carretera o el paisaje y postearlas, como hay muchas decoraciones con luces los parques lucen fantásticos incluso de lejos, o puedo poner música y si estoy muy aburrida recurrir a ti y molestarte —Fumi la miró de reojo molesta por eso ultimo, Ichie se empezó a reír al ver que lo había logrado. 
 
—Sé que te gusta mucho eso ultimo, pero sí, es divertido viajar cuando no vas sola — Ichie empezó a cantar una canción lo bastante alegre como para irritar a Fumi, la rubia le bajó el volumen al estéreo y la chica de ojos dorados la volteó a mirar molesta. 
 
—¡¡No puedes hacer eso!! Es de mis canciones favoritas de la vida — Subiendole el volumen Ichie volvió a cantar, pero con más ímpetu.
 
—¿Sabes de que tengo ganas? —Preguntó Fumi al mirarla de reojo unos segundos antes de volver a la carretera. 
 
—¿De hacer cosas sucias conmigo mientras estas conduciendo? —Riéndose añadió —Estás loca Fumi, pero me encanta cuando te pones así —La burla en la voz de Ichie hizo fruncir el ceño a la rubia que además se sonrojó ante la idea. Ichie colocó una mano en una de las piernas de Fumi y esta ruborizándose aún más le habló. 
 
—Iba a decirte que te calles, pero como sé que no lo vas a hacer, al menos baja el volumen, o me terminarás haciendo atarte y tirarte allá atrás — le dijo señalandole detrás suyo con el pulgar. Llevaba el ceño fruncido y el rostro ruborizado. La mano de Ichie empezó a moverse y ponerla nerviosa, pensando en lo peligroso que era eso la apartó. 
 
La sonrisa de Ichie se ensanchó mientras le decía —Te estás poniendo agresiva, me gusta. Aun que no pensé que fueras capaz de hacer esas cosas en el auto de mi padre.
 
—Es peligroso, es ilegal y es inmoral —Fumi trataba de concentrarse en la vía mientras llevaba la cabeza llena de imágenes mentales sobre ello, irritada por eso añadió —Trata de ser responsable una vez en tu vida. 
 
Su acompañante estuvo en silencio durante unos minutos, lo que hizo a la rubia pensar que tal vez se había pasado, hasta que, una vez entraron a un área rodeada de arboles que daban a la orilla de la calle en una especie de bosque, Ichie rompió el silencio. 
 
—Tengo ganas, ¿Puedes orillarte? —Mantuvo su rostro sereno mientras miraba a Fumi directamente. 
La rubia se empezó a sentir inquieta ante sus ojos mientras orillaba el carro, pensaba que posiblemente quería ir a orinar, entonces Ichie se empezó a reír una vez se detuvieron y le dijo acercándose a ella —Nunca te dije que de tengo ganas. 
 
Fumi la miró nerviosa y le preguntó —¿De que tienes ganas? 
 
Con una sonrisa ladeada Ichie le respondió, mientras acariciaba sus piernas —De ti. 
 
Tragando pesado le dijo —Vamos a llegar mañana a este paso. 
 
La peli-lavanda llevando una de sus manos a una de las que Fumi tenia en el volante y esa a una de sus piernas soltó —No creo que a nadie le vaya a molestar si nos atrasamos un poco resolviendo una emergencia técnica en el camino — acariciándose con la mano de la rubia dejó escapar un suspiro.
 
Fumi tenia una guerra interna entre el bien y el mal, hasta que Ichie suspiró y ella solo pudo ceder comenzando a acariciarla debajo de la falda y preguntarle —¿Donde está la emergencia en esto? 
 
Sonrojándose a más no poder Ichie movió su torso hasta llegar a su rostro, cosa que Fumi notó, acercándose también para comenzar a besarla sin detener su mano. La más baja le respondió —Esta es la emergencia — al escuchar su voz excitada Fumi supo que su cordura la había abandonado. 
 
Unas dos horas más tarde en Kioto estaba cierta peli-azul estaba jugando con el gato con el que vivía Yuyuko, era un gato callejero, o eso decía Yuyuko, pero Tamao juraría que extrañamente jamás lo encontraba en la calle cuando la iba a visitar. Había vuelto a casa con Yuyuko para ayudarla a limpiar y ordenar antes de que Ichie y Fumi aparecieran. Recién habían salido de la academia, y esta vez, por su amiga, sacrificó un capítulo de su drama.
 
Lo primero que pudo notar fue que Yuyuko no colocó ni una sola decoración navideña, supuso que habría pensado que no tenía sentido si vivía sola, ella en su lugar posiblemente lo habría hecho, pero entendía el punto de Yuyuko. 
 
Mirando el lugar, se inquietó con lo tradicional de la casa, se preguntaba si el alquiler era muy costoso, acariciando el pelo del gato se preguntó que tan grande sería el patio hasta que la castaña le abrió la puerta. 
 
—Puedes entrar, ya hice lo que tenía que hacer —Yuyuko la había dejado esperado afuera de la casa con el gato, le había dicho que tenía que deshacerse de un par de cosas antes de que ella entrara. 
 
Un auto sedan en rojo vino se estacionó en la entrada y ambas voltearon a mirarlo inquietas, hasta que la conductora abrió la puerta del mismo para bajarse, y aún sin poder distinguirla físicamente, por la estruendosa música alegre supieron de quienes se trataba, Ichie se bajó unos segundos después mientras apagaba el auto y la música junto con él.  
 
Sonriendo con cierta nostalgia Fumi caminó a la puerta, seguida por Ichie quién iba corriendo y gritando —¡TAMAOOOOOOOOO! — El abrazo con el que se le lanzó casi la hace caer, se tuvo que sostener de la puerta que estaba junto a ella para no hacerlo, y riendo se lo devolvió con dulzura. 
 
—Ichie, ¿Cuanto teníamos sin vernos? ¿Seis meses?— Tamao se apretaba en el abrazo con los ojos cerrados, mientras Fumi y Yuyuko solo podían sonreír ante la escena. 
 
Soltando un par de lágrimas Ichie le dijo entre risas —Hacía un año que no te veía, te he estado extrañando tanto. 
 
Riendo Tamao le contestó —No exageres, solo fueron unos meses. Pero también te extrañé. 
 
Una vez soltó a Ichie, Tamao se dirigió a Fumi, la cual le dió una reverencia, ella en respuesta la abrazó sorprendiendo a la rubia, quién después de un par de segundos le devolvió el abrazo. 
Ichie por su parte estaba abrazando a Yuyuko, pero luego vió a su gato y se olvidó completamente de ella mientras acariciaba a la mascota, la dueña del mismo se agachó junto a ella a acariciarle el pelaje también. 
 
Yuyuko Tanaka era una chica de cabellos rubios fresa, unos centímetros más alta que Ichie, tímida y perezosa, llevaba un abrigo azul marino que hacia juego con sus ojos marrones. Tenia un gato amarillo que había adoptado de la calle. Mientras acariciaba su gato y a Ichie molestándola diciéndole que le recordaba a un gato la peli-lavanda le habló. 
 
—Yuyuko. Necesito tu ayuda — Ichie le susurraba por lo bajo mientras la miraba solo a ella y al gato, sonaba nerviosa. 
 
—¿Que pasa? ¿Porque susurras? —Yuyuko intentó mirar a Fumi buscando una explicación pero Ichie empezó a mover su cabeza en negación rapidamente. 
 
—No lo hagas, no la mires —Su susurro ahora sonaba desesperado, asustando a Yuyuko — Necesito aprovechar que está distraída para decirte esto —El tono de aquel susurró hizo a Yuyuko imaginarse lo peor. 
 
—¿Que pasa, Ichie-san? ¿Fumi-senpai te ha hecho algo malo? ¿Te golpeó? ¿Abusó de ti de alguna forma? —La preocupación en el susurro de Yuyuko hizo a Ichie reír suavemente antes de decirle.
 
—No seas tonta, no se trata de eso, es que, no sé si sepas que Rui está en Kioto  —Yuyuko asintió en respuesta, ella mantenía comunicación constante con la castaña —bueno, resulta que ella se encontró con Tamao ayer, y yo la invité a nuestro shinnen-kai. 
 
—¿Tendremos un Shinnen-kai? ¿Esas cosas no se hacen usualmente antes del veinticinco? —Yuyuko la miraba mientras analizaba lo que escuchaba y deducía lo que Ichie diría. 
 
—Sí, tendremos uno mañana, entonces quiero que hagas que Tamao y Rui tengan tiempo para estar juntas a solas, no sé si entiendes lo que te estoy diciendo. 
 
—¿Dices que quieres que hagamos de cupido? —Había cierta molestia en la voz de Yuyuko que puso nerviosa a Ichie. 
 
—No, no, no te confundas, quiero que tu lo hagas, yo lo tengo prohibido, pero si lo haces tu estará bien —Para la rubia Ichie decía cada vez cosas más descabelladas. 
 
—No, ni lo pienses, no lo haré, yo no me meto en esas cosas. 
 
Ichie soltó un suspiro pesado dándose por vencida mientras se levantaba y dirigía hacia Tamao y Fumi. 
 
Tamao entre la conversación vió a Ichie detenerse junto a Fumi abrazándose de su brazo y le preguntó —¿Como estuvo el viaje? Vi que hicieron seis horas de carretera, ¿Qué tal es Ichie de compañera de viajes?
 
Fumi utilizó sus dotes de actuación para tratar de evitar ruborizarse, Ichie en cambio enrojeció inmediatamente, la rubia respondió  —No estuvo tan mal, se durmió las dos ultimas horas y fueron las mejores horas de mi vida. Lo puedo jurar. 
 
Yuyuko, quién se les había unido, se empezó a reír al ver a Ichie hacer un puchero molesta. E integrándose en la conversación les dijo —¿Que tal si entramos? Empieza a hacer frío afuera. 
 
Riéndose Ichie le dijo —¿Estás siendo hospitalaria? No me digas que es porque tienes a tu jefa aquí pasando frió en pleno invierno. 
 
Tamao le preguntó inocentemente —¿Ahora si podemos entrar?  
 
Una vez Yuyuko caminó adentro, Fumi tomó a Ichie de los hombros llevándola dentro de la casa para evitar que siguiera molestando, en ese movimiento Tamao pudo ver en su mano unas lineas rojas y le preguntó —¿Como te lastimaste así? Parece que la linea viene desde dentro del abrigo. 
 
Ichie se ruborizó al oír la pregunta y empezó a toser. Fumi esta vez no pudo evitarlo y sonrojándose le quitó la mirada —Estaba jugando con un gato. 
 
—Procura tener más cuidado —La preocupación de Tamao era genuina, cosa que la hizo sentir culpable por mentir, pero sabía que no existía una sola realidad en la que ella le dijera la verdad. 
 
La peli-lavanda se acercó a Yuyuko después de inspeccionar el lugar y le preguntó —¿Como hiciste para poder costearte este lugar? ¡Es enorme! 
 
Sumándose Fumi añadió —Ichie tiene razón, normalmente eso saldría en unos ciento cincuenta y un mil cuatrocientos o tal vez quinientos yenes. 
 
Señalando a Tamao, Ichie soltó —Además de que Tamao es tu jefa, y no tiene ni siquiera un lugar propio. 
 
La peli-azul frunció el ceño al escuchar el comentario de su amiga, Yuyuko respondió —Bueno, en realidad pago la mitad de eso, conocí a una señora un día, los primeros días que vine a Kioto, la estuve ayudando a cargar sus cosas a casa mientras hablábamos de tejidos, y creo que fue así durante un mes, un día me preguntó porque siempre me veía bastante perdida, le dije que en realidad lo que pasaba era que estaba buscando un lugar el que alquilar y por eso miraba siempre alrededor, entonces me dijo que su hijo le había pedido que se mudara con él, así que me podría alquilar la casa a mí, pero como soy su amiga seria a mitad de precio. 
 
—Necesito una de esas en Tokio, ¿Como te haces amiga de las señoras, Yuyuko? —Fumi se veía realmente interesada, lo que hizo a Ichie fruncir el ceño cruzándose de brazos. Tamao solo podía reír ante la escena. 
 
Estirándose de pronto Ichie soltó un quejido y luego bostezó —¡Estoy tan cansada! 
 
Tamao sonrió con ternura al igual que Fumi. Yuyuko les dijo que fueran a la habitación que tenía libre, pero que primero buscaran sus sábanas para arreglar la cama. 
La noche fue rápida por lo agotadas que estaban, Tamao volvió a su casa antes de que se hiciera más tarde. 
La mañana siguiente Yuyuko salió a trabajar y ellas se quedaron haciendo un poco de turismo. Para cuando salieron del trabajo Ichie las esperaba con Fumi en la casa de Yuyuko. 
 
Yuyuko quien siempre salía antes del trabajo llegó a casa sola, Ichie y Fumi se estaban preparando para el Shinnen-kai, Tamao, no había llegado aún y Rui tampoco. Ichie esperaba que sucediera un milagro y se encontraran, aun que la dirección a la casa de Yuyuko que le dió era la misma que siempre seguía Tamao, solo era cuestión de suerte para que se toparan. 
 
Tamao acababa de salir de la academia mientras pensaba que estaría planeando Ichie, ya que les pidió que se reunieran en casa de Yuyuko a las siete, hasta que al doblar en una esquina mientras se ponía los guantes para el frío, escuchó a alguien saludarla. 
 
Rui nerviosa la miraba detenerse ante su voz, sabía que estaban dirigiéndose al mismo lugar, así que al menos debía intentar hablar con ella. 
 
—¿Como ha ido todo, Tamao? —Sabiendo que posiblemente tenía que decir algo sobre lo que sucedió días atrás añadió acercándose —Sé que nos vimos hace unos días, pero iba tan tarde a una reunión que no pude saludarte, disculpa por eso — Se estaba regañando a si misma por terminar mintiendo, pero Rui no sabía cómo decirle que estaba tan nerviosa por haberla visto como para formular una oración. 
 
Sonriendo mientras internamente se recordaba a si misma guardar la calma le respondió —He estado bastante bien, ¿Que tal tú? ¿A que te dedicas ahora? —Frunció el entrecejo un micro-segundo al darse cuenta de lo que había dicho, hacían llamadas grupales cada cierto tiempo, no era como si no hubieran sabido de la otra en años. 
 
Caminando a su lado Rui bajó la mirada algo inquieta por lo que acababa de preguntarle, "¿Cómo es posible que no me haya visto jamás al menos en publicidad sobre los dramas en los que participo? ¿Tan desconocida soy?" —He estado trabajando en algunos dramas, eventualmente en teatro y algunas veces en televisión, justo estoy en Kioto por eso ¿Que tal les va a ti y a Yukko con la academia? 
 
Riéndose para si misma le respondió —Bastante bien, jamás pensé que Yuyuko tuviera tanta habilidad para enseñar, ah y su Rakugo ha mejorado bastante, al menos me hace reír ahora. 
 
—¿Y que tal la vida amm... —El sonrojo que abarcaba el rostro de Rui comenzaba desde su cuello, estaba tan avergonzada, pero se decía a si misma que esta vez debía dejar sus intenciones claras desde un inicio —Amo... —Aclarando su garganta luchaba contra si misma, se le hacia imposible decirlo.
 
Tamao haciéndose la tonta la interrumpió ayudándola, aun que igual de ruborizada —¿Que tal te ha ido a ti en eso del amor? —Desvió la mirada preguntándose como había sido capaz de decir algo como eso sin morir en el intento. 
 
Creyendo que se trataba de un golpe de suerte Rui agradeció tener una excusa para su rubor —Mal, pero creo que es porque yo no era la indicada — bueno, ciertamente sus relaciones acabaron en su mayoría por su falta de interés. 
 
Llegando a la entrada de la casa de Yuyuko, Tamao le respondió mirándola de reojo —En mi caso diría que estaba esperando a la persona correcta — Rui se ruborizó aún más creyendo que hablaba de ella y sonrió para si misma. 
 
Ichie que las vió desde la puerta alzó los brazos en victoria. Por la distancia y oscuridad Tamao no pudo visualizar ese gesto. Fumi en cambio la miró con el ceño fruncido en reproche, cosa que la más baja notó y por ello gritó —¡VAMOS AL FIN A NUESTRO SHINNEN-KAI!
 
Un gruñido de parte de la rubia y supo que su defensa había fracasado. Fumi caminó al carro seguida por Yuyuko y la misma Ichie, Tamao y Rui decidieron esperarlas en la entrada, pero el tema de conversación ahora era la aparición de Fumi después de tanto tiempo sin saber de ella, aun que Tamao trataba de hablarlo por encima sin decir información que considerara valiosa para Ichie. 
 
Después de unos minutos todas estaban en el automóvil rumbo a un Karaoke, cuando Tamao preguntó a donde iban, Ichie haciéndose la victima le preguntó como fue capaz de olvidar su Shinnen-kai, Fumi le dijo que era extraño un Shinnen-kai un treinta, pero como nadie más lo juzgó, estaban ya estacionando frente al local. 
 
—¿Vamos a ir a un Karaoke? ¿Qué tipo de fiesta de despedida de año es esta? — El ceño fruncido de Fumi demostraba que no tenía idea de que irían ahí, tenía que haberle puesto más atención al mapa en el teléfono.  
 
—Si, vamos a ir a un Karaoke ¿Algún problema? — Su tono molesto hizo a la rubia guardar silencio. Ichie no quería que nadie interrumpiera sus planes para tener a Rui y a Tamao juntas.
 
—Mientras haya comida no tengo problemas —Yuyuko entró al local encogiéndose de hombros. 
 
Fumi entró después de ella y el resto la siguió. Una vez hicieron el papeleo entraron a la habitación donde se llevaría a cabo el Karaoke. 
 
Después de unos veinte minutos tomando, en los que Ichie, con su poca resistencia alcohólica estaba ya bastante ruborizada y tambaleante, se subió a la mesa con el micrófono en mano cantando una de las canciones que cantaba con su grupo de idols a todo pulmón. El coro de risas proveniente de Rui y Tamao, hicieron a Fumi fruncir el ceño y lanzarle una lata de cerveza vacía. 
 
—¡Bájate de ahí! ¿No tienes vergüenza? —Un rubor avergonzado cubría sus mejillas, pero su ceño fruncido demostraba más su humor. 
 
Con su voz arrastrando las palabras le contestó— ¡Es mi canción favorita! Además, ¡Deberías agradecer que una Idol como yo te esté cantando una canción gratis! — Volviendo a cantar con más ímpetu hizo a Tamao reír más. Yuyuko por su parte minutos antes tomó un poco, y estaba ya dormida en una esquina. 
 
Subiéndose a la mesa tratando de bajarla Fumi la tomó de los hombros evitando la auto humillación, Ichie tomándolo como una invitación envolvió sus brazos alrededor de su cuello en dos segundos, dándole un beso largo. 
 
Tamao apartó la mirada al igual que Rui. 
 
La castaña tratando de evitar que la situación se volviera incómoda le preguntó a Tamao —¿Ellas siempre son así? 
 
Riendose la peli-azul asintió —A veces tienes a Ichie siendo reprendida por Fumi, creo que es igual a como era cuando estábamos en Rinmeikan, pero supuestamente son más grandes.  
 
La castaña riéndose le respondió nerviosa —Bueno, en momentos así se siente como si nada hubiera cambiado — Señaló con su mano a Fumi que ahora estaba cantando junto a Ichie siguiéndole la corriente. 
 
—No es del todo cierto, tu por ejemplo, ahora pareces una persona más ruda, Yuyuko más confiable y Fumi menos amargada, e Ichie, de alguna forma parece tonta por elección — Con una sonrisa Tamao señaló a Ichie cantando sobre la mesa —Es menos tonta, tengo certeza. 
 
Rui le sonrió y le dijo —Tu pareces más linda, bondadosa y asertiva, los años te han beneficiado con esa madurez — Un sonrojo se apoderó de sus mejillas y se dijo a si misma que debía aprovechar que tenia alcohol en su sistema para hablar con Tamao.
 
La peli-azul se sonrojó y le respondió —Estás más... ¿Atractivo?... También —Se refería a su atractivo masculino, de alguna forma tenía un aire de Ikemen. Rui ya bastante acostumbrada a ese tipo de comentarios solo se rió sonrojada en respuesta. 
 
Despertándose repentinamente Yuyuko les dijo —Dejen de coquetear, vamos a jugar a un juego — tomando una cerveza propuso — ¡Quién puede tomar más gana!
 
Ichie se bajó de la mesa y emocionada dijo — dos mil setenta yenes a que puedo tomar más que cualquiera de ustedes, es más, ¡Quién puede tomar más va a ganarse diez mil trescientos cincuenta yenes! ¡Se los daré yo en efectivo! 
 
Rui se preguntó a si misma una razón para no participar y sintiendo su competitividad despertar tomó la cerveza comenzando a tomar. Fumi continuó hablando con Tamao mientras solo podía negar con la cabeza mientras veía esa situación. 
 
El resto de la noche transcurrió así, en un momento hasta Tamao estaba cantando ebria. Alrededor de las tres de la madrugada volvieron en un taxi a la casa porque Tamao, quién aún estaba algo consciente se negó a subirse al carro con Fumi conduciendo en ese estado. 
 
La mañana pasó muy rápido, alrededor de las diez estaba Fumi durmiendo aún con su abrigo puesto en el suelo de la sala junto a Ichie quien la abrazaba en ropa interior. Yuyuko estaba en su habitación dormida en su cama, en algún momento de consciencia caminó hasta ella. 
 
Cuando Tamao abrió los ojos somnolienta miró a su alrededor tratando de descifrar donde estaba, su cabeza dolía ligeramente, igual que su cadera y espalda, haciéndola preguntarse que tipo de auto la había atropellado para terminar en esa situación. Una vez sus ojos terminaron de recorrer la habitación miró en la cama, desde arriba hacia abajo, hasta mirar a su lado. La impresión fue tanta al ver a una castaña junto a ella que se quedó en silencio unos segundos creyendo que aún estaba alcoholizada, pero ella suspiró dormida y al darse cuenta de que sus hombros estaban desnudos lanzándose hacia atrás cayó de la cama al suelo envuelta en las sábanas mientras mentalmente se preguntaba a gritos “¿¡QUE PASÓ ANOCHE?!"
 
Por el repentino ruido sordo y el frío, Rui abrió los ojos, justo como Tamao hace unos segundos atrás, recorrió la habitación con la mirada, hasta que la peli-azul se levantó del suelo envuelta en mantas, sorprendiendola. Cuando miró en la cama se dió cuenta que estaba desnuda y tomando las almohadas intento cubrirse al igual que a su rubor. 
 
Tamao vistiéndose bajo las sábanas le dijo, dándole la espalda, para que no viera su sonrojo —No sé qué pasó anoche, pero, estás cosas suceden entre adultos usualmente, ¿No? Hablo de eso que llaman sexo casual — Había leído alguna vez gracias a Kaoruko que el alcohol despertaba el deseo y la agresividad sexual en las mujeres, así que teniendo eso en cuenta sabía que era lo que había sucedido. 
 
Igual de avergonzada, Rui le respondió levantándose de la cama buscando su ropa —No lo sé. Pero, anoche hubo mucho alcohol, y estábamos cansadas, tal vez solo nos desnudamos y nos dormimos — a quién quería mentirle, el dolor en sus hombros le daba claro que había hecho algún esfuerzo físico esa mañana.
 
Tamao era consciente de que eso era muy poco probable, por la forma en que su cuerpo dolía sabía que esa posibilidad era casi nula, pero tratando de evitar la incomodidad le dijo —Tienes razón. No pasa nada, tampoco tiene que enterarse nadie, fue una cosa sin importancia. 
 
Rui asintió aunque sabía que eso último no era cierto. Una vez Tamao se colocó el resto de su ropa salió de la habitación rápidamente, afuera ocultó su rostro entre sus manos avergonzada, al estar contra la puerta recostada pudo oír a Rui dentro gritar —¿¡QUÉ DIABLOS HICE ANOCHE?! 
 
Tratando de alejarse de esa situación y relajarse, caminó a la cocina pensando en hacer el desayuno, para despejar su mente. Hasta que vió un par de colores en el suelo, amarillo y lavanda en el piso de la sala. Frunció el ceño al darse cuenta que eran Fumi e Ichie y esta última semidesnuda. 
 
La rubia se despertó por el ruido y al ver a Tamao mirándolas, se quitó su abrigo rápidamente para tapar a Ichie con él. Tratando de defenderse le dijo —No, no es lo que crees, Tamao, ella llegó tan ebria que creyó que iba a darse un baño, entonces empezó a desnudarse repentinamente y aunque intenté evitarlo no logré mucho, pero en algún punto nos dormimos, no pasó nada más. 
 
Sabiendo que posiblemente era la última persona para juzgar esa situación en aquel momento, asintió tratando de parecer convencida y le dijo —Asegúrate de que Yuyuko-chan ni Rui la vean así —Al ver a Fumi tratar de despertar a Ichie volvió a su viaje rumbo a la cocina. 
 
Alrededor de la una, todas estaban de pie nuevamente, caminando de un lado a otro. Ichie había propuesto hacer Mochi para festejar el año nuevo, Yuyuko fue la única que se negó, pero al resto no les pareció mala idea. Por lo que terminaron preparando Mochi en el patio. Fumi y Rui eran las encargadas, se turnaban para golpear la masa. Ichie y Tamao por su parte estaban haciendo la última limpieza del año, mientras Yuyuko, supervisaba, o eso decía, porque estaba sentada en la entrada con un libro de historia en manos leyendo, no pudieron oponerse porque supusieron que estaba estudiando. 
 
Tamao no podía resistir pensar en lo que había sucedido esa mañana y cada vez que miraba a Rui golpear el mochi se preguntaba que tanta fuera tenían sus brazos. 
 
Dándole un suave golpe en la cabeza con un libro, que acababa de recoger del suelo, Ichie le preguntó —¿En qué estas pensando?
 
Al darse cuenta de lo que estaba haciendo se sonrojó y desviando la mirada de Ichie respondió —Estaba, pensando en lo rápido que pasó el día.
 
—O lo rápido de la mañana, dirás —Sumándose Yuyuko se acercó al oír la conversación —O en que tú y Rui durmieron juntas. 
 
—¡¿Qué?! —Ichie la miraba sorprendida, al igual que Tamao. 
 
Yuyuko respondió —No te preocupes, no vi ni escuché nada, pero cuando me desperté más temprano y salí al baño las escuché hablando sobre sex... 
 
Tamao la interrumpió rápidamente, ruborizada diciendo —Solo estábamos durmiendo, es todo, no mal interpreten. 
 
Cuando Ichie estaba por hablar con su sonrisa burlona, Yuyuko volvió a interrumpirla —Al menos no estabas en la sala semidesnuda abrazada a una rubia.
 
Ruborizándose le quitó la mirada tratando de defenderse dijo —Tuve frío a mitad de la noche y por eso estaba así.
 
Caminando a la cocina pensando en buscar algo para comer dijo —Claro, como es invierno hace calor. Vuelvan a trabajar. 
 
Ichie roja como un tomate estaba tratando de concentrarse en la limpieza. Tamao continuó mirando a Rui de reojo, preguntándose que se sentirían sus manos, delineadas y sus músculos ligeramente marcados, por lo que había visto por la mañana, tenía el abdomen bien trabajado. Al percatarse de sus pensamientos un rubor volvió a cruzar su rostro mientras sacudía sus cabeza tratando de espantar esos pensamientos.
 
Ichie le habló al notar que Yuyuko no estaba a la vista —Así que dormiste con Rui ¿Que tal estuvo? —Su tono bromista la hizo fruncir el ceño. 
 
—Solo dormimos, no hicimos nada más —Por más que tratara de sonar seria, no podía decirlo sin sentirse inquieta, pero ni ella lo podía entender. 
 
Acercándose Ichie le susurró —Puedo ayudarte a estar a solas con ella, pero tienes que pedírmelo —Tamao preguntándose que tan extraña era esa situación la miró intrigada sin decir nada, Ichie entendió y añadió —Si lo hago por mi cuenta, Fumi se va a enojar, así que me tienes que pedir ayuda. 
 
Frunciendo aún más el ceño le dijo —Fumi no tiene porque enterarse. 
 
—Si lo hará ¡Solo hazlo! 
 
Soltando un suspiro le dijo —Ayúdame. 
 
Riéndose Ichie caminó hacia Fumi —Necesito tu ayuda para mover algunos muebles, Tamao lo intentó pero no pudo y sé que tu si podrás. 
 
—¿Qué lógica es esa? —Su rostro molesto le dejaba claro a Ichie de que estaba dudando de sus intenciones. 
 
Tratando de convencerla Tamao le dijo acercándose —También quiero ayudar a hacer el mochi. 
 
Asintiéndole con una sonrisa Fumi le explicó como estaban llevando a cabo la "ceremonia del Mochitsuki". 
 
Cuando Rui levantó la mirada de la masa descubrió a Tamao y sonrojadose le sonrió algo inquieta por lo de esa mañana —¿Eres el relevo? 
 
—Parecía que necesitabas ayuda. Así que vine a socorrerte, Fumi no parece del tipo conversadora — La sonrisa amistosa de Tamao hacía a Rui sonreír de vuelta y olvidarse de la incomodidad, la peli-azul al verla trató de comportarse como siempre.
 
La castaña le señaló al par lavanda y rubio dentro de la casa hablando y le dijo —No creo que sea así, parece ser más la persona. 
 
Tamao comenzó a reír y le dijo —No, no confundas, pon atención a lo que va a suceder — Ichie empezó a reírse hasta que sobre su cabeza aterrizó un libro, lo que a la peli-azul le hizo preguntarse porque Yuyuko tenia tantos libros tirados por toda la casa. 
 
Riendo Rui le preguntó —¿Tanto las conoces? 
 
—Es más porque conozco a Ichie que sé que terminará así. 
 
—Me hace sentir contenta que hayas sido capaz de continuar siendo cercana con todas incluso después de que nuestros caminos se separaron —Al terminar de decir eso la castaña volvió a golpear la masa una vez más mientras pensaba que en el tiempo que pasó desde que se vieron. 
 
En respuesta Tamao frunciendo el ceño le dijo —Quisiera haber seguido en contacto contigo —Sonrojándose añadió —Sé que lo hicimos o algo así, pero... 
 
Interrumpiéndola la castaña le dijo —Tranquila, entiendo a lo que te refieres. Y sinceramente me habría gustado lo mismo. Teníamos casi un año sin vernos ¿Cierto?  
 
Asintiendo la peli-azul soltó un suspiro antes de responder —Un año y meses, parece que maduramos, eh. 
 
Frunciendo el ceño Rui se dijo a si misma que era el momento indicado para decirle lo que sentía, al menos para sacarlo de su sistema —Tamao... —Aclarandose la garganta llamó su atención, ella al ver su seriedad pensó que ese podría ser el momento por el que tanto había esperado. Incluso sus mejillas se tiñeron de rojo. 
 
Hasta que Yuyuko, quién llegó junto a ellas, les dijo —Dejen de coquetear y trabajen, quiero comer Mochi a la noche. 
 
Ichie que estaba en la puerta mirando todo soltó un grito de frustración, Fumi que justo se le acercaba le preguntó —¿Que pasó?
 
Riéndose al notar que tenia todas las miradas sobre ella le respondió —Me golpee con la puerta cuando la estaba terminando de abrir, no es la gran cosa. 
 
Fumi la miró molesta y le dijo—Ichie, la puerta estaba abie... —La peli-lavanda interrumpió a la rubia besándola de pronto.  
 
Tamao apartó la mirada rápidamente, Rui volvió al Mochi y Yuyuko solo frunció el ceño mientras caminaba nuevamente por el patio. 
 
Luego de eso todas continuaron cocinando y limpiando, omitiendo a Yuyuko la cual solo se dedicó a caminar por el lugar observando, y a veces con un libro disimulando leer. La noche cayó rápido, antes de que eso sucediera Ichie y Tamao se encargaron de adornar la entrada de la casa con artículos festivos y de buena suerte de año nuevo, el piso y la casa estaban relucientes, no habían cosas mal acomodadas y lograron poner en un estante todos los libros, comics, revistas y mangas de Yuyuko, aunque eso último la hicieron ponerse especialmente nerviosa. 
 
Ahora eran alrededor de las diez de la noche y estaban sentadas conversando sobre el programa tradicional de año nuevo. El popular "Kohaku uta gassen". O al menos eso Rui pensaba que hacían. 
 
Interrumpiendo el silencio que había alrededor del programa Ichie le dijo a Yuyuko —Encontré cosas interesantes entre tus mangas. 
 
Mirándola sorprendida le hizo señas de que se callara —Hablas más y duermes en la calle. 
 
Tamao frunció el ceño y recordando como Yuyuko la había avergonzado horas atrás se unió a Ichie, cosa que casi nunca hacía —¿Qué encontraste Ichie? ¿Fue acaso lo mismo que yo entre la supuesta estantería de libros? —Realmente no había encontrado nada raro, pero si había notado una mirada de malicia de parte de Ichie mientras limpiaba la estantería. 
 
Fumi levantó las cejas intrigada y mirando a Yuyuko ruborizarse le preguntó —¿Es lo que creo que es?
 
Rui se unió a la conversación preguntándole —¿Todavía sigues comprando esas cosas, Yukko? 
 
Frunciendo el ceño sonrojada respondió —Tengo necesidades. Pero seguramente después de lo de esta mañana no entiendas de eso. 
 
Riendo Ichie le dijo a Rui —Me contaron que dormiste acompañada. 
 
Tamao le contestó cruzandose de brazos —Al menos no amaneció dormida desnuda en la sala. 
 
Ichie se ruborizó mientras escuchaba las risas de burla de parte de Rui y Yuyuko, trató de defenderse —¡Estaba semidesnuda! 
 
Soltando un suspiro Fumi se acomodó en el sofá —Ichie, no te ayudas.
 
Rui comenzó a reírse repentinamente antes de decirles —Esto me trajo tantos recuerdos de cuando las conocí — Teníamos algo de tiempo sin vernos, ¿No? 
 
Fumi le respondió —Estabas perdida. 
 
Tamao contraatacó —No eres la indicada para decir eso.
 
Ichie abruptamente empezó a reír —Éramos tan jóvenes, ahora somos más grandes eh. Fumi ya puede decir una oración sin gruñir en el medio. 
 
La rubia frunció el ceño, Yuyuko le respondió a cambio —No has crecido ni un centímetro —y eso dió pie a una discusión sobre estatura y muchas burlas de parte de Ichie, además de amenazas sobre lo que había visto en la estantería. Fumi por su parte solo miraba el programa ignorandolas. Tamao mirando el reloj se levantó del sofá excusándose con que saldría a tomar algo de aire fresco. 
 
Rui al ver la escena empezó a inquietarse en el sofá, mirando la puerta por la cual salió Tamao. Yuyuko le hizo señas a Fumi para que notara el comportamiento de la castaña. Y al notarlo le dijo —Anda. Ve, no pierdas más el tiempo.
 
Levantándose con un asentimiento corrió a su abrigo y tomó el de Tamao que estaba junto a la puerta, para correr afuera, al verla mirando la luna sobre el suelo nevado sonrió diciéndole —Eres tan hermosa como el cielo invernal. 
 
Ruborizándose le preguntó avergonzada —¿Qué estás diciendo? ¿Y por qué tan repentino? 
 
Mirándola con decisión Rui se dijo a si misma que debía mantener su fachada de rudeza, o terminaría perdiendo la voluntad —Eres hermosa, Tamao, no quisiera resistir a esto más tiempo. 
 
Poniéndose nerviosa la peli-azul la veía acercarse a pasos lentos, miró su reloj pensando que pronto serían las doce, y que tal vez debería entrar, pero cuando Rui estuvo junto a ella lo olvidó por completo. 
 
Tendiendole su abrigo la castaña le dijo con un tono bastante bajo que la hizo erizar—Deberías abrigarte o te resfriaras. 
 
—Si— Dió un asentimiento mientras de empezaba a colocar el abrigo. 
 
Una vez terminó Rui tomó sus manos y le dijo mirándola a los ojos —Tamao-senpai. Tengo algo que siempre quise decirte.
 
Al notar que estaba hablando en pasado e incluso utilizando el honorífico, sintió una especie de preocupación invadirla y le respondió mirando sus manos unidas —¿Que es, Rui-chan? —Entendiendo que Rui le hablaba como aquella Rui de años atrás, decidió hacer lo mismo. 
 
Sonriendo ruborizada sintiendo cierta nostalgia al escuchar como la llamaba, se convenció a si misma de hacerlo igual que en un drama, sin preocuparse por la vergüenza, le dijo —Yo, estaba muy enamorada de ti hace algunos años atrás, no sé como vayas a tomar esto, pero necesito que lo sepas, porque callarlo durante tanto tiempo me ha hecho sentir que estuve ahogándome. Yo realmente te amé — quitándole la mirada añadió más roja que antes —Yo estaba tan llena de amor por ti que el solo hecho de verte respirar me hacía emocionar y sentir contenta de conocerte. 
 
Sonriendo con nostalgia y algo avergonzada Tamao susurró —Rui-chan... —Ella también recordaba esos momentos en los que veía a Rui emocionada de estar con ella. Y ciertamente le aceleraban igual. 
 
Continuando le dijo —Te amaba tanto que se sentía como un sueño hablar contigo, reír contigo, hacerte sonreír y era mi sueño hacerte feliz. Yo quería ser la única persona que estuviera siempre contigo, toda la vida, la más importante para ti. Protegerte, cuidarte y amarte. Pero jamás tuve la suficiente confianza para decírtelo. Y lamento no haberme atrevido. Tal vez las cosas habrían sido distintas. 
 
Diciéndose a si misma que debía hacer algo antes de que se detuviera, Tamao subió sus manos a su rostro, al levantarse de puntilla y la hizo mirarla a los ojos, Rui se acercó a ella y en un susurro Tamao le dijo —Debiste tenerte más confianza, por eso... 
 
Sus rostros ruborizados, sus ojos centelleantes cuál estrellas mirándose entre sí, el frío invierno siendo opacado por la respiración mutua contra sus narices y sus almas reflejándose, rubíes y amatistas juntos otra vez. 
 
Rui se dijo a si misma que nunca antes en su vida vió un par de estrellas tan brillantes y armándose de valor la interrumpió —No, Tamao. Sé que llevas mucho tiempo esperando por esto. Me dejé consumir por mi miedo, pero, voy a hacer las cosas bien esta vez —Siendo sincera consigo misma, se decía que no se habría atrevido de no tener la certeza de que le correspondería. Tomando aire y valor la miró a los ojos y aprovechando que una de sus manos seguía en una de sus mejillas, decidió acortar la distancia, dándole un suave beso. 
 
Tamao se sentía morir entre sus brazos, y juraba que el invierno se volvía a derretir gracias a Rui, la amaba tanto y había esperado ese momento durante tanto tiempo, sabía que posiblemente se sentiría así, pero aquello superaba cualquier expectativa. 
 
Una vez rompieron el beso el vaho se hizo entre ellas y Rui continuó —Quiero decirte que te amo, te he estado amando todos estos años como no tienes idea y quiero hacerte feliz, protegerte, y aprender cada vez más de ti, si me dejas, quisiera estar junto a ti toda la vida, incluso si no es fácil.
 
Regalándole una sonrisa le respondió mirándola a los ojos —Yo también te amo —riéndose aliviada añadió — tenía tanto tiempo esperando esto, creí que ya no iba a suceder. 
 
Rui empezó a reír de lo tonta que fue. Una vez pararon de reír se volvieron a besar, esta vez fue Tamao quién tomó la iniciativa. A lo lejos pudo oír las campanadas del templo budista que anunciaban el año nuevo. Al separarse le susurró —Feliz año nuevo.
 
—Feliz año nuevo —Rui estaba por volver a besarla, hasta que escuchó a alguien aclararse la garganta detrás de ella. Sonrojadose a más no poder por la vergüenza se preguntó como fue capaz de decir todas esas cosas sin sufrir un paro cardíaco. 
 
Fumi quién estaba junto a una Ichie que casi saltaba de emoción, les dijo —Pueden dejar eso para después, vamos al templo a llevar los amuletos. Yuyuko fue la de la idea, está esperándonos en la entrada. Ah y por cierto, feliz año. 
 
Una animada Ichie les gritó —¡Feliz año! 
 
Sonrojadas avergonzadas asintieron, Fumi empezó a caminar seguida de Tamao, Ichie y Rui. Cuando estas dos últimas se quedaron atrás Ichie le susurró a Rui —Cuidado con hacerla sufrir, estoy feliz por ella, pero demoraste tanto que me es imposible no pensar que eres una idiota. 
 
Frunciendo el ceño y sin poder tomarla muy en serio Rui le respondió —No te preocupes, no está en mis planes — Sabía que Ichie solo lo hacía porque Tamao era su mejor amiga, y que posiblemente Fumi llegó a escuchar algo parecido a eso, pero seguramente más sutil. 
 
Una vez Yuyuko se unió al grupo y continuaron caminando hasta la vía principal ya bastante transitada, la de pelo rubio fresa comentó —¿Rui, no eras una especie de Idol de dramas o algo así? 
 
—En realidad solo actriz, pero sí, salgo en dramas. 
 
Fumi se sumó —¿No era que ese tipo de gente usualmente tendría muchos fans y estaría todo el tiempo rodeado de ellos? Conozco a una persona a la que le pasaban cosas así —De reojo miró a Ichie la cual le sonrió divertida. 
 
Tamao miró hacia los lados y pudo notar las miradas de algunos adolescentes y personas de su edad hablar entre sí al verlas pasar, por lo que dijo –En realidad creo que estamos rodeadas de fans, pero ahora no sé si son de Ichie o de Rui. Y por alguna razón no se atreven a acercarse. 
 
Ichie bromeando le dijo a Rui —Deja de llamar tanto la atención. 
 
Ella contraatacó —Dijo la Idol. 
 
El coro de risas se hizo presente ante el contraste entre ambas, por su físico y su altura. Tamao sonrió para si misma pensando que tal vez estaba iniciando uno de los mejores años de su vida, rodeada de sus amigas. 
 
Después de unos minutos Ichie se acercó a ella y le dijo en un susurro —Escuché que ahora eres mejor amiga de una tal Hanayagi Kaoruko. 
 
Sorprendidose la volteó a mirar —¿Quién te lo dijo? Además, no hables de ella como si no la conocieras de Seisho. 
 
Frunciendo el ceño le respondió —Los ebrios nunca mienten. Esto no se va a quedar así, te demostraré que soy mejor amiga que ella. 
 
Soltando un suspiro se dijo a si misma que tal vez el año tampoco sería tan bueno. Solo esperaba que Ichie no se le ocurriera buscarla, conociendo a Kaoruko, eso acabaría mal. 

Autora: Eri1305
Autora: Eri1305