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Between a door II

La tarde siguiente, en otro lugar de Tokio, en la residencia de los Otonashi se encontraba una chica de ojos dorados acostada en el sofá de la casa aburrida, ni siquiera el televisor lograba distraerla —¡Ahhh, no puedo seguir así! 

Su madre, Saki, quién físicamente era parecida a su hija, cabello lavanda, ojos color café, un poco más alta que ella, solo por unos cuantos centímetros, al verla así se le acercó y sentó enfrente —¿Qué pasa, cariño? — Ciertamente ella y su hija tenían una relación madre e hija bastante amistosa, tanto ella como su padre solían apoyarla en todo lo que ella quisiera hacer, estaban seguros de que la habían criado lo suficientemente bien como para darle libertades y saber que haría las cosas bien y justamente había sido así. Estaban orgullosos de ella. 

Su padre era originario de Kioto, su madre de Tokio, él era de cabello negro oscuro y ojos dorados como los suyos, solía trabajar mucho, claro, las cuentas disminuyeron cuando ella volvió a vivir con ellos, pero no le pedían jamás pagar ninguna de ellas, lo hacía por propia voluntad, era su única hija, estaban felices de que estuviera en casa con ellos. 

Saki y Soma cumplían la regla de los polos opuestos, cuando la conoció, no soportaba ninguna broma, incluso la evitaba porque le parecía que era muy inmadura, y tonta. Él era un tipo serio, educado, trabajador, había tenido una educación estricta, y a Saki no parecía importarle nada de eso. Sin embargo, su perspectiva sobre ella cambió una vez se dió tiempo a conocerla, tanto que terminó casándose con ella y criando a una copia de Saki, o más bien, a Ichie, incluso su personalidad se ablandó, llegado al punto de incluso participar en algunas bromas en los cumpleaños de su hija. 

—Estoy libre hoy y no sé qué hacer con mi tiempo...

Su madre escuchó tanto lamento en su voz que solo pudo mirarla fijamente replanteándose si realmente era tan tonta o solo le gustaba aparentarlo —¿Trabajas todos los días, y estás de aquí para allá todo el tiempo, pero tu día libre en vez de aprovecharlo te sientas en el sofá a perder el tiempo? ¿No tienes amigos? No creí tener una hija tan rara... 

Ichie soltó una risa nerviosa, estaba agradecida de tener una madre tan divertida, pero a veces le molestaba que fuera tan bromista como ella, todavía recordaba lo que le había contado sobre la leche de soya, nunca pasó tanta vergüenza como cuando Tamao le contó que en realidad no era leche de vaca con frijoles de soya... —No no, ¡Claro que tengo amigos! Pero... 

Frunciendo el ceño su madre le señaló a la puerta — Te veo en la noche — Ella sabía que su hija era una figura pública, pero le molestaba internamente el hecho de que arriesgara su juventud y se olvidase de disfrutar que aún estaba en sus veinte solo porque había elegido esa profesión, apoyaba a Ichie en lo que eligiese, pero eso no significaba que estuviera de acuerdo con lo que conllevaba. 

La más joven se levantó tomando su bufanda que tenía tirada junto a ella en el sofá y caminó a la puerta colocándose las gafas y un gabán que encontró en el perchero, envolviendo su bufanda en su cuello abrió la puerta y salió, no tenía idea de donde iría, pero sí sabía a dónde quería ir. Se preguntaba si ya era tiempo de volver a visitarla. 

Había sido una semana demasiado complicada y difícil, se sentía tonta por elegir la semana más libre que había tenido en meses para darle su espacio, más de una vez se tuvo que convencer de que ir a tocar su puerta solo haría las cosas peor, esperaba que Fumi al menos estuviese más relajada. Después de caminar un poco lejos de su casa tuvo la idea de que posiblemente llevarle Ponzu haría a la rubia más accesible.

Con eso en mente siguió su camino pensando en dónde vendían la marca favorita de Ponzu de Fumi. Estaba algo lejos, pero eso no la detuvo de caminar. Una vez estuvo frente a la tienda donde compró el ponzu, al salir trató de ponerlo en el bolsillo de su gabán, planeaba hacerle una broma a Fumi, pero se sintió tropezar con alguien y caer, trató de sostenerse sin éxito. Entonces escuchó a un perro gruñirle muy fuerte, por lo que planeaba correr, hasta que la dueña del mismo le habló. 

—¿Ichie-chan? — Karen la miraba con una sonrisa mientras tiraba de la correa de Anne, su mascota, la cual parecía querer reventarla y atacar a la extraña. 

—¿Karen-chan? — Mirando al canino trato de levantarse lentamente, y hablarle —Hey, Anne, soy yo, Ichie, nos conocimos cuando fui de visita hace un año a tu departamento... 

Su dueña trató de hablarle pero ni siquiera a ella parecía ponerle atención, por lo que Ichie decidió, sin pensarlo mucho, concentrada en el problema, en quitarse la bufanda y las gafas oscuras, tal vez así la reconocería. La castaña trató de detenerla en última instancia, sin embargo, era muy tarde. Anne se calmó, pero un par de personas que se le acercaron a pedirle autógrafos le hizo entender que había cometido un error. 

Karen por su parte miraba un tanto sorprendida la escena, primero creía que se tratarían de uno o dos, pero repentinamente empezaron a llegar más, a tomarse fotos y a pedirle autógrafos, además de pedirle que cantase algunos trozos de canciones, lo que la hacía pensar en si esas personas veían a Ichie como otro humano o su títere. A ella le sucedía solo algunas veces, no era cierto que la gente la siguiese, o la tratara como lo estaban haciendo con Ichie, e incluso, de entre todas esas personas, solo dos se acercaron a tomarse una foto con ella, lo que la hizo preguntarse en que pedestal debían tener a Ichie o que tan contenta debía estar de ser un poco irrelevante a la farándula. 

Ichie estaba preocupándose, no sabía que hacer, no le habría molestado si fueran uno o dos, en menos de diez minutos habían alrededor de quince personas rodeándola, habían muchos adolescentes y agradecía eso, sabía que usualmente a las idols de su país las seguían señores mayores, tuvo la fortuna de que su agrupación y agencia las habían aliado junto a grupos coreanos, por lo que llamaban más a los adolescentes, que al clásico mercado japonés de Idols donde los señores mayores predominaban. Pero no cambiaba el hecho de que la situación se estaba saliendo de control y asumiendo que posiblemente ya habrían miles de publicaciones en redes sociales dando su ubicación para que más personas fueran a seguirlas, tenía que encontrar una salida. 

La correa de Anne estaba tensa y saliendo de su ensimismamiento la castaña la tomó con fuerza, su mascota estaba bastante histérica por la situación, seguramente la multitud la estaba sacando de control y ver a más personas acercarse con cada minuto la hizo preocuparse, no quería terminar pagando daños colaterales solo por salir a pasear a su mascota, se acercó a Ichie y le dijo tratando de que fuese audible solo para ella — Tenemos que salir de aquí o de esto... Ichie-chan hay mucha gente... Tienes que hacer algo. 

La aludida asintió y le habló a su público — Gracias a todos por venir, pero lamento informarles que mi asistente me acaba de decir que debo ir dentro, me están esperando para una entrevista. Gracias chicos por su apoyo —Dándoles una gran sonrisa entro al café, que estaba junto a la tienda de la que recientemente había salido, seguida por una Karen que llevaba casi a rastras a Anne. 

Una vez dentro, Ichie se dirigió al baño, cinco minutos después, Karen ató a Anne a una silla y le dió indicaciones de quedarse ahí, si obedecía le daría un premio, lo cual incentivó a la mascota. Y ella se dirigió al baño también. 

Ichie estaba esperándola en el lavamanos frente a un espejo y al verla acercarse le dijo —No podemos salir de aquí como si nada. Karen-chan tienes que ayudarme. 

Karen la miró fijamente tratando de pensar en una solución —¿Qué tal si decimos que estás enferma y debes irte rápido? 

La de ojos dorados negó rápidamente con la cabeza —Va a ser peor, conozco de alguien a quién incluso siguieron a un hospital — Después de minutos de pensarlo miró el abrigo de Karen y a su bufanda, entonces le preguntó —¿Te molestaría si me prestas tu abrigo y bufanda? 

La castaña frunció el ceño adivinando lo que planeaba —¿Estás pensando en usarme de carnada? ¡No se lo van a creer! Además, seguro que verte salir con un perro te delatará. 

Ichie se acercó a ella y tomando sus manos le dijo casi rogándole — Karen-chan, tengo una amiga en un estado grave, su vida depende de ti, de nosotras, justo iba a ir a verla porque está dando todo de sí y necesita apoyo. Por favor, ayúdanos, no lo hagas por mi, hazlo por ella. 

Mirando sus manos avergonzada Karen asintió sintiendo empatía, sonaba demasiado grave la situación, entristeciéndose un poco empezó a quitarse el abrigo —¿Quién es esta amiga? Creo que Hikari-chan querrá saber la historia completa cuando se dé cuenta que Anne no ha vuelto conmigo. 

Sacándose el gabán y la bufanda le respondió —Es Fumi. Estoy tan triste por su situación. Es muy joven para estar pasando por algo así. 

Karen soltó un suspiro entristeciéndose aún más tomando la bufanda y el gabán de Ichie, colocándoselo rápidamente —Oh me siento tan mal por Fumi-chan ¿Existe una forma de que mejore? —Ichie le ofreció sus zapatos, cosa que Karen negó rotundamente con una mueca, ni siquiera usaban la misma talla. 

Ichie le sonrió —Iré a llevarle algo que la puede ayudar a mejorar, así que tranquila —Terminando de colocarse la bufanda de Karen le sonrió agradecida — Me salvaste la vida, Karen-chan, ahora me iré por la puerta de atrás, y tú debes salir por enfrente, yo me llevaré a Anne ¿Sí? Te llamaré en cuanto esté en un lugar seguro. Suerte y gracias, Karen-chan. 

Asintiendo la aludida tomó aire decidida antes de salir por la puerta con la bufanda cubriendo su cabello y el gabán ocultando su cuello, además de los lentes negros que Ichie le acaba de dar, cuando las multitud la vió salir empezaron a seguirla, Karen estaba muy asustada caminando muy rápido, tenía que llevarlos lejos hasta que Ichie le avisara. 

Por su parte Ichie estaba tomando a Anne de donde estaba sentada y atada la cual se encontraba inquieta porque había visto a Karen salir del lugar no hacía unos minutos completamente distinta. Y la chica de pelo lavanda ahora tenía su ropa, no entendía que pasaba, pero ella le comenzó a acariciar las orejas y asumió que estarían bien, por lo que la siguió fuera del local. 

Ichie tenía solo un plan en mente, llegar al departamento de Fumi. Por lo que empezó a correr junto a Anne quién le seguía el paso, estaban llegando a algunas calles cercanas al departamento de Fumi, entonces Karen la llamó, sacando su teléfono de su bolsillo y contestó —¿Karen-chan? ¿Qué pasó? 

—Ichie-chan, estoy con Banana, me descubrieron y justo me encontré con Banana quién me socorrió de no ser linchada por impostora. Tuve mucho miedo, pero estoy bien ¿Cómo estás? — Nana que se encontraba con Karen solo podía abrazarla tratando de consolarla. En realidad exageraba, sí se molestaron, pero como entre ellos parecían haber chicos que sabían que era una actriz solo se lamentaron y algunos hasta autógrafos le pidieron, ninguno parecía tener interés en lastimarla, estaban decepcionados, y la aparición de Nana los ayudó a calmarse e irse. 

Corriendo más rápido Ichie iba mirando a los lados, temerosa, si alguien la veía yendo por esa calle empezarían los rumores y especulaciones que incluso podrían valerle su carrera —Estoy bien, Karen-chan, gracias por arriesgarte a ello y perdóname, no pensé que podría llegar a tanto — En su voz se escuchaba la agitación — Ya casi llego a casa de Fumi, te llamo una vez esté ahí. 

Cuando estuvieron frente al edificio suspiró contenta y subiéndose al ascensor agradeció no ir sola, con Anne se sentía un poco más segura. Una vez en la puerta tocó repetidas veces de forma insistente, sentía que debía estar ahí dentro lo antes posible, tenía miedo de que alguien la hubiese seguido, principalmente porque conocía casos donde eso no terminaba solo en tomarle fotos. 

Fumi abrió la puerta mirándola sorprendida. Ichie por su parte entró rápidamente sin titubeos y tratando de sonar bien le dijo —¡Estoy en casa!

La rubia notó su agitación y al canino que estaba ladrándole a todo volumen — Esta no es tu casa, ¿Y por qué traes un perro? ¿Desde cuando tienes uno? 

Ichie se sentó en el sofá a acariciar a Anne — Ya ya, tranquila. Ella es Fumi, puede ser una amargada, pero aunque no lo parezca está contenta de tenernos aquí — Mirando ahora a la rubia sonriendo le dijo — Ella es Anne, la perrita de Karen-chan, de camino acá nos empezaron a seguir algunos fans y tuve que hacerme pasar por ella y ella por mí.

Molesta, pero preocupada Fumi le respondió — ¿Solo viniste a verme porque necesitabas un refugio? 

Ichie soltó la correa de Anne y la vió ir a saltarle a Fumi, olfateándola, la rubia estaba bastante quieta, un poco temerosa, entonces Anne empezó a mover su cola y ambas se relajaron, Fumi empezó a acariciarle las orejas después de unos segundos. Ichie viendo esto le respondió con una sonrisa — En realidad venía a traerte una sorpresa, pero te traje dos — Esto último lo dijo señalando a la mascota de pelo negro que estaba jugando con ella. 

Fumi se sentó en el sofá, junto a Ichie, a acariciarle el pelaje, al labrador que tenía junto a ella, pensando en lo linda que era, aunque le pareció irónico que tuviese el mismo color de pelo que Hikari —¿De qué sorpresa estás hablando? 

Sacando el Ponzu del abrigo de Karen lo colocó en la mesa frente a ella y le dijo — Aquí está, tu agua divina, tu iluminación. La cura de todos tus males — Su sonrisa demostraba que trataba de burlarse un poco de Fumi. 

Acariciando con solo una mano a la mascota tomó la botella de Ponzu y la abrió dándole un trago —Sabe delicioso. Esta bien, puedes quedarte un rato — mirando a Anne le dijo —tú si eres bienvenida. 

Con una sonrisa burlona Ichie le dijo— ¿Quieres que tengamos uno?

—Ni siquiera vives aquí, déjate de hacer planes que me incluyan. 

Anne entre caricias dándose libertades se subió sus patas delanteras encima del regazo de Fumi ocultando su rostro contra su abdomen dejándose acariciar, la rubia al ver esto comenzó a decirle lo buena chica que era consintiéndola. 

Ichie miró a la mascota con un sentimiento extraño creciendo dentro de ella y le dijo a Fumi — Yo también quiero que me hagas eso. 

Su tono fue tan serio que la rubia la volteó a mirar sonrojada respondiéndole — No me hagas echarte. 

La chica de cabello lavanda estuvo un par de minutos mirándola fijamente con determinación. Fumi soltó un suspiro y colocó una mano en su cabeza dándole una palmada, lo que la hizo sonreír sonrojada y comenzar a reír, tomando el control y colocando algo en el televisor. 

Después de unos minutos, durante los cuales Ichie buscaba algo que poner en la televisión y Anne se dejaba acariciar, soltó repentinamente — ¿Por qué volviste? 

Ichie se detuvo en su movimiento y mirando a la pantalla analizando la pregunta, buscaba una forma de responder, ciertamente no era una chica con mucho análisis, pero, para ella eso había sonado más a un "¿Porque te fuiste?". Y no tenía idea sobre como decirle que Tamao y Mahiru le habían aconsejado sobre la situación. Tragando pesado decidió ser honesta —Es tu departamento, tu vida, Fumi, no quería volverme una molestia. Así que decidí respetar tu espacio. 

Para Fumi sonaba sincero, aunque le molestaba que decidiera tomar decisiones por ella, pero no sonaba como si hubiera sido fácil para Ichie, asumiendo que estuvo una semana libre posiblemente molestando a sus amigos o tirada frente a la televisión, la recordaba así. Los días libres simplemente se dedicaba a aburrirse porque no sabía elegir en qué invertir su tiempo. Era una chica un tanto rara, aunque eso era una verdad universal. Dejando de acariciar a Anne, la cual se acomodó en el suelo, se levantó y caminó a la cocina sin decir nada. 

Ichie la miraba ir, cuestionándola con la mirada, la rubia al darse cuenta soltó — Voy a hacer la cena. 

La chica de cabellos lavanda se levantó del sofá como un resorte — ¿Quieres que mande a pedir algo? Yo invito —Lo dijo pensando en no querer gastar los suministros de Fumi, la cual la miró con el ceño fruncido. 

—¿No confías en mi cocina? 

Arrepentida y avergonzada Ichie le respondió —¡No lo decía por eso! — volviendo a sentarse le dijo —Estaré esperando aquí. 

Mientras cortaba algunos vegetales y encendía la estufa, la rubia tenía su mente yendo a toda prisa, al día siguiente tenía una de esas audiciones a las cuales Ichie la estaba haciendo ir, pero, ¿Cómo podía estar segura de que ella no estaba ahí solo para recordarle que debía ir? No había dicho nada sobre ello, pero podía estar en el sofá esperando a el momento preciso para hacerlo ¿Y si en realidad llegó ahí porque estaba escapando de algunos fans y no porque lo había planeado? Había dicho que una cosa pasó por otra, pero no podía estar segura ¿Podía confiar en Ichie? 

Pasaron minutos mientras que Fumi cocinaba, en los que Ichie le escribía a Tamao contándole todo lo que acababa de suceder, y ella le daba ánimos diciéndole que parecía estar haciendo las cosas bien. 

Cuando Fumi volvió con la cena se sentaron en el sofá a comer, Ichie habría preferido el suelo, si no se viese tan deteriorado. Fumi continuaba pensando mientras comía. Ichie al ver la situación le dijo tratando de armar una conversación y romper la tensión que se había formado —¿Ya estás lista para mañana? 

Frunciendo el ceño le dijo con un tono muy serio —¿Así que solo viniste a eso? 

Colocando su plato en la mesa Ichie rebatió —¿De que estás hablando? 

Dando un bocado Fumi se mantuvo en silencio, lo que aumentó la tensión. Después de unos cuantos segundos que para Ichie fueron eternos le dijo — ¿Viniste solo para decirme que recuerde ir a esa estúpida audición para salvar tu reconocido nombre, no? ¿Por qué trajiste un perro contigo? ¿Para ablandarme? 

Levantándose del sofá Ichie tomó sus cosas enojada mientras le decía —Haz lo que quieras, piensa lo que quieras. Eres una idiota. Ni siquiera debí venir — Tomó la correa de Anne, haciéndole señas a la mascota, la cual se levantó y fue hacia ella, dejándose amarrar, mientras trataba de aguantar sus lágrimas planeando irse. 

Aún molesta Fumi le dijo al verla cerca de la puerta mientras se levantaba del sofá, un gesto que hizo casi por inercia, su cuerpo estaba preparado para correr tras ella si era necesario, aunque su mente no pensaba lo mismo—¿Te vas otra semana? ¿O esta vez si no volverás? 

Ichie soltó la correa y caminó hacia ella enojada respondiéndole en un tono que denotaba su frustración — Me gritabas todo el tiempo que me fuera, y resulta que si decido hacerte caso estoy cometiendo un error ¿Que quieres de mí, Fumi? 

La rubia estaba dispuesta a debatirle, pero el teléfono de Ichie comenzó a sonar, interrumpiéndolas, ambas se quedaron en silencio, hasta que Ichie contestó y se sonrojó avergonzada ante la voz de Karen del otro lado preguntándole dónde estaba y porqué no la llamó antes.

Ichie miró su reloj y tomando nuevamente la correa de Anne, quién la había esperado junto a la puerta, caminó hacia la misma. Tratando de colocar una sonrisa se dirigió a Fumi mientras Karen seguía lamentándose del otro lado de la línea —Nos vemos cuídate y suerte en tus audiciones — Fumi asintió sin saber reaccionar, Ichie aprovechó para añadir — Si no te molesta volveré en cuanto pueda, gracias por la comida —la rubia continuaba asintiendo sin más — Nos vemos. 

Entonces dejó salir su voz una vez más —Nos vemos, Ichie. 

Después de esa discusión extraña, pasaron días, para Fumi estaba siendo horrible, fue a las dos audiciones que sucedieron luego de ese viernes que cenó con Ichie, y la incertidumbre de los resultados la estaba agobiando, les habían dicho que el lunes les darían los resultados de ambas, ya era lunes y estaba esperando impaciente. 

Ichie por su parte había estado muy ocupada ese fin de semana, y posiblemente esa semana fuese así, un desastre en cuanto a su horario y agenda, era semana de promocionar un nuevo sencillo, y la estaban agobiando tantas fotos y sonrisas. Además de todas esas personas que la seguían a donde fuera, incluso, recientemente su padre había descubierto un auto que se estacionaba frente a su casa cada día, le preocupaba porque está persona parecía tener consigo una cámara bastante buena, empezaba a creer que alguien le estaba pagando para ello. Por lo que, ahora debía viajar con su manager. Toda esa situación la agobiaba, y era peor cuando pensaba en la cantidad de mensajes que le habían empezado a llegar repentinamente de números desconocidos. 

Era cierto que en su cultura usualmente a las idols se les conocía como "Idols que puedes conocer en persona", pero los adolescentes no solían ser tan amables como los señores adultos que eran el público usual. Y tampoco sabían respetar tanto la privacidad. Solo con revisar sus redes sociales en las que en ninguna foto o publicación faltaba un comentario negativo hacia ella o sus dotes como artista. 

Era inevitable pensar que su vida podría correr riesgos, y su agencia prefería evitarlos. Sin embargo, logró a pesar de ello, hacer un espacio en su agenda esa noche para ver a Fumi. Habló con su contacto de uno de los teatros a los que Fumi fue a hacer una de sus audiciones y le preguntó el día de la entrega de los resultados. Así que la visitaría esa noche para acompañarla en ese momento. Esperaba llegar a la hora que los resultados se subieran, hablaría con Tamao para idear un plan para salir de casa sin que nadie la siguiese.  

En un departamento un poco más lejos Fumi se encontraba nerviosa esperando que su teléfono sonara, le dijeron que llamarían para darle los horarios, pero si no lo hacían, entonces no fue elegida, o tendría que fijarse en la página web del Teatro, incluso había comprado un plan de datos solo para eso, aunque podía decir que gracias a Ichie había logrado ahorrar un poco de dinero esos días, de cualquier forma, estaba muy nerviosa, pero su teléfono no sonaba y ella no paraba de recargar la página en su teléfono celular. Pasaron las horas, Fumi se dijo a sí misma distraerse para que el tiempo pasase rápido, por lo que estuvo leyendo un libro que conservaba en su mesa de noche del tiempo que estuvo en Rinmeikan. 

El tiempo pasó volando, se hicieron las siete de la noche, mientras preparaba la cena, pero recordó que les dijeron que a esa hora estarían los resultados ya en la web. Por lo que tomó su teléfono revisando en el navegador, leyendo entre tantos nombres esperaba encontrar el suyo, pero su decepción fue grande al no encontrarlo. Soltando un suspiro se dejó caer en el sillón más cercano. Mirando a su ventana, más bien a la pequeña planta junto a ella soltó —Aún quedan los resultados de la otra audición, puede que esté bien. 

Se levantó del sillón un poco extasiada por el brillo de la pequeña planta. Al llegar junto a ella no pudo evitar recordar aquel día en que llegó a su vida. 

Ese día estaba acabando de mover las cajas, la mudanza había sido extremadamente agotadora. Nunca había vivido en un espacio tan grande, pero ahora que eran dos personas pagando el departamento, podían darse esos pequeños lujos. Además de que su trabajo estaba yendo muy bien. 

La puerta se abrió y por la misma pasó alguien tan despreocupada como molesta desde su punto de vista. 

—¿Qué crees que haces, Ichie? Estoy yo aquí cargando cajas con tus cosas como tonta ¿Y tú te desapareces? — Estaba un poco molesta, tenían meses planeando lo que harían cuando ese día llegase, y sin embargo Ichie tan despreocupada como siempre desapareció desde la mañana.

Sacando sus manos de detrás de su espalda le mostró la Peonía, sonriendo —No pude evitar ir a la biblioteca a investigar la planta indicada para esta situación, así que una vez supe cual quería darte la fui a comprar, pero no sabía donde, me acordé de una floristería después de estar dando vueltas por Tokio alrededor de una hora, y aquí está. 

—Uh, es una... — No era amante de las flores en ese momento, tampoco eran un tema de su interés, por lo que le preguntó —¿Una...?

Riendo mientras negaba con la cabeza le respondió —Peonía, si no recuerdo mal significa ...— eso le decía a Fumi que posiblemente lo hiciera, pero la manera en que levantaba sus ojos hacia la izquierda pensando no le permitía decirle nada para molestarla, se veía muy tierna— amor, felicidad, belleza y regalarla es un gesto de amor y buenos deseos en la vida... O al menos así decía el libro — Ahora estaba riendo mientras rascaba su nuca, lo que le decía a la rubia que Ichie estaba nerviosa y avergonzada. 

—Mírate, incluso tu puedes avergonzarte por decir ese tipo de cosas. Tal vez deberías decirlas más seguido —Ciertamente estaba conmovida, pero molestar a Ichie era algo que se volvía inevitable en esa situación, ella por su parte siempre había sido mejor con las muestras de afecto no verbales, así que extendiéndole los brazos la invitó a acercarse, la chica de cabello lavanda se acercó lentamente sonrojada, abrazándola mientras trataba de tener cuidado con no dejar caer la pequeña maceta en la que se encontraban dos pequeñas flores.

Una vez rompieron el abrazo, tomó el rostro de Ichie entre sus manos e inclinándose le dió un suave beso, al romperlo le dijo —Gracias. 

El rostro de Ichie se iluminó de tal manera en un potente color rojo que ella supo que la tomó con la guardia baja y la manera en que le dió la espalda rápidamente corriendo a colocar la pequeña maceta frente a la ventana se lo confirmó. Sin saber evitarlo rió un poco divertida, sintiéndose orgullosa de ser capaz de hacerla comportar así. 

—Así que ahora viviremos aquí — La sonrisa con la que Ichie la volteó a mirar le hizo saber que estaba igual de feliz que ella.

Asintiendo mientras se estiraba por el cansancio le respondió —Así es, aquí será, de ahora en adelante. 

—Nuestro hogar — el tono de voz con el que Ichie habló fue tan dulce que la rubia sabia que lo había dicho por impulso, seguramente un pensamiento que dejó escapar, pero su sonrisa era tan grande, que no pudo evitar sonreír de igual manera, le encantaba la forma en que eso sonaba, "hogar", un hogar con Ichie. Al percatarse de lo cursi que estaba siendo no pudo evitar reírse. 

— Solo lo dices porque el lugar es cómodo y más grande que tu habitación en casa de tus padres —Solo quería molestarla un poco, la chica de ojos dorados la volteó a mirar con el ceño fruncido. Fumi jamás podría olvidar el enojo y la seriedad que habitaba en su mirada, y era extraño ver a Ichie así, creía que tal vez no había entendido que solo bromeaba, así que trató de disculparse, pero antes de que pudiese intentarlo si quiera, ella habló.

— ¡Sabes que no es cierto! Si es contigo lo llamaría hogar incluso si esto fuera una pequeña habitación en la que si acaso cabemos.

El rostro de la rubia se tiñó de un color escarlata y mirando en otra dirección susurró —No permitiría que vivieses en una situación como esa —Caminando a las cajas trató de cambiar de tema —Deberías empezar a ayudarme a sacar las cosas de las cajas.

Mirando en retrospectiva, estaba bastante contenta de no haber arrastrado a Ichie a aquella situación en la que ella se encontraba, después de todo, no habría soportado verla en una situación como esa, de alguna forma, estaba contenta de que hubiese sido capaz de cumplir su sueño y fuese tan feliz en ese momento. No podría soportar que viviese en el arrepentimiento.

Salió de sus pensamientos una vez escuchó su teléfono sonar, había puesto una alarma como recordatorio para revisar los resultados de la segunda audición. Nerviosa, rogó mentalmente a las siete deidades de la fortuna, tomando aire inquieta jugaba con sus hombros y su cuello, los cuales estaban llenos de tensión, mientras cargaba la página web soltó un suspiro tratando de calmarse. 

Mirando a la ventana susurró —Aquí vamos... —Empezó a buscar en la página ya cargada su nombre. El momento en que no lo encontró, ansiosa, nerviosa y desesperada, releyó la lista muchas veces. Colocó sus manos en su cabeza lanzando el teléfono en la mesa agobiada. Se quedó en esa posición unos minutos mientras procesaba lo sucedido. 

Sus pensamientos comenzaron a moverse rápidamente por su cabeza, sus manos apretaban suavemente su cabello dándose tirones tratando de calmarse, pero se hizo imposible y de sus ojos empezaron a descender gotas y gotas, solo se dió cuenta que estaba llorando cuando un sollozo escapó de sus labios cual lamento. Desesperadamente trató de limpiar sus lágrimas, de alguna manera una parte de sí aún creía que no era momento de sentir auto compasión. Pero cuando levantó su rostro y miró sobre la mesa el guión que estuvo practicando todos esos días sin descanso, su voluntad escapó. Por lo cual solo pudo continuar llorando mientras su mente se llenaba de pensamientos "¿Qué he estado haciendo mal?" "¿No tengo talento?" "¿Cómo me convertí en esto?" 

De sus labios cual lamento escapó —¿Por qué? — Y tras ese le siguieron —¿Por qué me pasa a mí? ¿Qué es lo que no hago bien? — El susurro era tan suave y bajo que hasta para ella era inatendible, pero escucharlo de sus labios la hizo sentir tan miserable. Cuando notó que el único sonido que abarcaba la habitación eran sus lamentos sintió tanta lastima de sí misma —¿Tanta pena puedo dar? —las risas en que se escuchaban del departamento de al lado le hicieron fruncir suavemente el ceño molesta antes gritar —¿¡Por qué... — susurró para sí misma—...estoy tan sola?

Reconociendo una más de sus emociones enterró una vez su rostro entre sus manos llorando, presa del dolor. En sus recuerdos se ubicaron una y mil memorias junto a Ichie, sus sonrisas, sus risas, sus enojos. Miró entonces a la peonía alzando el rostro y comenzó a llorar con más ímpetu. No creía jamás haber vivido una lluvia como esa —¿Por que estás aquí otra vez? ¿Qué quieres de mi?

Y como si fuera un acto de magia creyó que sus oídos estaban percibiendo las pisadas de Ichie por el pasillo, se podía oír claramente por ser de madera, resonaba fuerte cada pisada, y tenían su mismo compás. Miró hacia la puerta expectante tratando de callar su llanto unos segundos creyendo que tal vez estaba loca. Pero escuchó como tocaban la puerta, con la misma peculiaridad que solo Ichie sabía hacerlo. 

Frunció el ceño y le dijo con la voz aún rota por el llanto —Vete ¡Déjame en paz! 

Al percibir su voz, supo que estaba llorando, inquieta, nerviosa y preocupada tocó más fuerte la puerta —Fumi, por favor. Ábreme ¿Te pasó algo malo? ¿Estás bien? 

Con el mismo tono amargo Fumi le respondió mientras se levantaba del sofá y caminaba a su habitación encerrándose en la misma, sentándose contra la puerta —Solo lárgate. Déjame sola.

Ichie quién para ese momento había pegado una de sus orejas a la puerta pudo escuchar el movimiento dentro además de sus palabras, y preocupada empezó a tratar de encontrar una forma de entrar al departamento. Fumi no le abriría y ella no podía dejarla estar así.  

Al pensar en una idea corrió hasta las escaleras y comenzó a bajar rápidamente, tenía que llegar al departamento del casero. Una vez en su puerta, la cual tenía un letrero pequeño que indicaba que era la correcta, empezó a tocar algo desesperada. 

Luego de unos minutos frente a ella apareció un señor delgado y algo avanzado de edad que le preguntó que necesitaba. Ella le dijo que era una amiga de Yumeoji-san y necesitaba la llave de su departamento, porque a ella se le había olvidado dentro. Lo cual no era cierto, pero él no necesitaba saberlo. Como respuesta recibió una negación y usando sus dotes de actriz trató de verse convincente y le dió un incentivo monetario al que aquel hombre no se pudo negar. Le dió la llave y le pidió que la devolviese luego, a lo que ella accedió antes de regresar velozmente por las escaleras al departamento de Fumi. 

En la puerta una vez más ahora intentó abrirla, ya no escuchaba a Fumi, el silencio que habitaba dentro la preocupaba de sobremanera. Por lo que, buscándola en el departamento, corrió a su habitación, deteniéndose en la puerta al encontrarla con llave. Tocándola suavemente le preguntó —¿Qué pasa? 

Fumi estaba sentada del otro lado de la puerta, recostada en la misma, tratando de no llorar, escuchó el sonido de sus pisadas acercarse a ella y sintió una lágrima pesada deslizarse por su rostro, una vez Ichie habló, solo pudo abrazarse a sí misma. Sus suspiros se hicieron tan pesados mientras intentaba calmar su dolor. Una vez logró recomponerse un poco le respondió —¿Qué quieres? ¿Por qué no te has ido? 

Colocando una de sus manos contra la puerta le respondió —Déjame entrar quiero entender que sucedió. 

La inocencia en su voz junto a su amabilidad hicieron a Fumi apretar su abrazo alrededor de sí misma —No quiero verte. Lárgate, vete y no vuelvas, no te quiero aquí. 

Al notar lo roto del sonido en la voz de Fumi comprendió que estaba mal, y eso definitivamente tenía que ver con los resultados de las audiciones —Fumi, no pasa nada, no importa si no pudiste esta vez, ¡Estoy segura de que lo harás mejor la siguiente vez! 

Enojada por su seguridad falsa le respondió en un grito llena de ira —¡CÁLLATE! ¡No sabes nada! ¡Olvídate de esas malditas audiciones! ¡No iré más! — Su llanto se acrecentó y de sus labios escapó un lamento a través de sus palabras —No más... 

A los oídos de Ichie eso sonaba como si se estuviera rindiendo y sintiéndose llenar de ira le respondió a gritos —¡NO VAS A RENDIRTE TAN FÁCILMENTE! ¡NO VOY A PERMITIR QUE SIGAS DE ESTA MANERA!

Enojándose más se levantó y abrió la puerta encarándola con el ceño completamente fruncido ocultando el rojo de sus ojos irritados por las lágrimas —¡¿Crees que puedes venir a mi vida, a mi casa, a mi mundo a decirme que hacer?! 

Con el mismo tono molesto Ichie le respondió frunciendo el ceño —No estoy intentando decirte que hacer ¡Estoy tratando de ayudarte! 

Fumi se acercó a ella, aún más, dando pasos, ahora estaban a un par de centímetros entre sí, y aprovechando su diferencia de altura se acercó a ella y le dijo mirándola a los ojos—No te pedí ayuda. No necesito tu ayuda —Apartándose de ella añadió —No eres alguien en quién pueda confiar. Hoy estás aquí, pero quién sabe si mañana eliges nuevamente algo que te agrade más que yo — En su tono había indiferencia mezclada con burla. Estaba siendo presa de su ira, no analizaba nada de lo que decía, todo escapaba de ella sin poder detenerlo. 

El sollozo que escapó de los labios de Ichie terminó con el silencio que recién se había apoderado del departamento, y una vez Fumi trató de voltear a ver que sucedía, solo pudo escuchar el portazo de su habitación, y a Ichie llorando del otro lado, todo sucedió tan rápido que no le dió tiempo a reaccionar. Entendiendo que tal vez había ido muy lejos le dijo contra la puerta —Ichie, lo siento, no debí decir eso. 

—¿Realmente me odias tanto? —Su voz estaba rota, casi no era entendible lo que decía entre llanto. Fumi sentía un deseo interno de derribar esa puerta y abrazarla, se notaba por su voz que estaba sufriendo. 

Sin saber que decir, le respondió con la verdad —No, te equivocas, yo no te odio —Nunca había sido buena tratando de disculparse —Es imposible que te odie—Un rubor cubrió sus mejillas al escuchar lo que había dicho. Su consciencia la reprendió "Diablos, estoy fuera de control". 

Para Ichie, aquel lugar se sentía tan solitario, esa habitación se veía tan oscura y sombría, ahora no solo estaba llorando por sí misma, por su enojo consigo misma, estaba también triste porque Fumi había pasado ahí, en ese lugar tan solitario parte de su vida, le creaba una desesperanza ese pequeño cuarto. Se sentó contra la puerta, dejándose caer contra la misma, justo como Fumi había hecho un tiempo atrás. El sonido de un cuerpo imitando la acción del otro lado le dijo que Fumi estaba en la misma posición que ella. Soltando un suspiro mientras trataba de limpiar sus lágrimas las cuales seguían cayendo le dijo —¿Es mi culpa, no? 

Pasando sus manos por su rostro trató de nivelar sus emociones antes de responder —No es tu culpa, Ichie. Todo lo que sucedió fue decisión de ambas. Y no me arrepiento de nada, si tuviese la oportunidad de volver en el tiempo, haría todo igual, porque lo que estaba en juego era más importante que cualquier relación —no había razón para no hablar con la verdad, sus ojos estaban fijos en la pared, pero su mente estaba concentrada completamente en Ichie, cualquier sonido o respiración era su centro de atención. 

El llanto ya había cesado por completo. Pero el dolor en su pecho continuaba latente, y sus ojos seguían cristalizados, abrazando sus piernas contra su cuerpo tratando de sentir el tacto de sus palabras susurró —Yo si me arrepiento... —Su mirada volvió a recorrer la oscuridad de ese lugar y añadió —Si tan solo al menos hubiéramos hablado esa noche. Ni siquiera pudimos despedirnos, ni siquiera me dejaste abrazarte por última vez, ni darte al menos un beso de despedida —Sus palabras tenían un deje de tristeza mezclado con lamento. Extrañaba esa sensación de poder decir lo que pensaba con Fumi sin tener miedo a nada, irónicamente se sentía tan cómoda, tenía mucho tiempo sin sentirse ella misma completamente. 

Una risa escapó de los labios de Fumi y le respondió cual broma se tratara —Entonces no te habría dejado ir. 

Los recuerdos de Fumi en simultáneo a los de Ichie viajaron a su tiempo juntas, era inevitable no recordar todo lo que habían vivido.

Su relación inició en el ultimo año de ambas en Rinmeikan, sucedió espontáneamente, antes de darse cuenta estaban saliendo los fines de semanas y luego con Ichie frecuentando más de lo normal el departamento de Fumi, después los abrazos, besos y demás. A ninguna de las chicas del curso de actuación parecía sorprenderle cuando les contaron sobre su relación.
 A Ichie le costó tanto contarle a Tamao que al final ella fue la última, y porque Tamao se lo preguntó. Recordaba haber sudado mucho asustada de su reacción, pero en cambio lo tomó con mucha naturalidad, desde entonces estuvo apoyándolas todo el tiempo.

Su relación llegó a su primer año pronto y a un año y medio de relación decidieron mudarse juntas a un departamento, como a Fumi siempre le había gustado su independencia ya vivía sola, pero cuando Ichie le insistió mudarse con ella, decidieron esperar a mudarse juntas a un departamento más grande, entre sus ahorros y trabajos lograron conseguir dinero para el proceso de mudanza y los primeros meses. 

Eran una pareja muy unida, pero Ichie tenía un sueño al que no estaba dispuesta a renunciar, quería ser una Idol, y por ello empezó a hacer presentaciones en pequeños locales en Akibahara. Fumi sabía que lo lograría, pero no creyó que sucedería tan rápido y a tal magnitud. 

Un día repentinamente se le acercó una persona diciéndole que era el mánager de un nuevo proyecto y estarían felices de trabajar con ella. No se pudo negar y así empezó su vida como Idol, al principio trataron de tomarlo con calma, establecieron leyes y reglamentos en su relación, nadie podía saber que tenían una relación. En realidad la compañía de Ichie no se lo exigía, pero ella sabía que eventualmente podría acabar afectando a Fumi si alguien se enteraba e incluso terminar con su carrera. 

Los meses iban con velocidad y mientras su camino como Idol se escribía con muy buen color, su relación con Fumi se iba volviendo cada vez más tediosa, discutían por celos la mayoría del tiempo, para Ichie era inevitable entablar amistades incluso cuando hacía su trabajo, pero para Fumi no era tan necesario. 

La relación se fue deteriorando por las discusiones, la desconfianza y la poca comunicación entre ambas, Fumi quién no sabía como decirle a Ichie lo que la agobiaba, la manera en que la estaba ahogando no poder hacer algo tan simple como tomarle la mano en la calle o salir juntas en la mañana, no podían ya ni si quiera abrazarse fuera de la puerta del departamento. Mentiría si dijese que era una persona romántica y de dar afecto en publico, pero le gustaba más tener la posibilidad de hacerlo a que la posibilidad solo desapareciera. 

Para Ichie el tiempo se volvió algo tan efímero que hasta le causaba cierto temor como pasaban las horas en entrenamientos y presentaciones, pero estaba tan feliz con esa parte de su vida, pero así mismo casi no tenia tiempo para Fumi, llegaba a altas horas de la noche a casa y algunas veces ni siquiera llegaba y se quedaba con algunas compañeras de grupo porque estaban más cerca de la agencia. Algunas veces olvidaba llamar para avisarle a Fumi que estaría ocupada. 

A mediados de su segundo año viviendo juntas entró al departamento una noche y encontró las luces apagadas y sus maletas frente a la puerta de la habitación, sin entender bien que pasaba se acercó a la misma dispuesta a entrar, al notar que la puerta tenía seguro y la sombra de alguien por debajo de la puerta preguntó —¿Qué significa esto? —Su tono demostraba que estaba molesta, se sentía muy cansada. 

—Ah, decidiste volver, tenia dos días que no te veía — Habia cierta paz en su tono de voz que hizo erizar a Ichie y sentir remordimiento. 

—Estuve algo ocupada, las prácticas y esas cosas, lo siento, no tuve tiempo ni siquiera para escribirte —Tal vez estaba mintiendo un poco, pero había olvidado por completo que tenía que decirle a Fumi que no volvería a casa, recordaba sentirse como una idiota en ese momento. 

—Tengo que hacerte una pregunta importante —Fumi se sonrojó al recordar lo ridícula que se sentía en aquel momento diciendo algo como eso. 

El silencio atormentador mezclado con la oscuridad de la habitación y el frío de la madera la llevaron, a en busca de poder abrazarla y tener contacto con ella, a recostarse contra la puerta y dejarse caer contra la misma, terminando sentada al igual que Fumi lo hacía del otro lado. Con voz algo temerosa susurró —dime.

—¿Realmente me amas? —Sonrió para sí misma, sabía la respuesta, pero quería escucharla de Ichie, en realidad su decisión estuvo tomada desde el principio, dijese lo que dijese, ella no iba a cambiar de parecer. Ahora volvió a sonreír al recordar ese momento, no se arrepentía de nada. 

—Con mi vida, te amo—el susurro que soltó Ichie estaba cargado del sentimiento y la dulzura en su voz solo lo hacía aún más sentimental, tenía miedo de lo que Fumi estuviera planeando decir. 

—¿Pero me amas más que a tu trabajo? ¿Que a tu vida de idol? ¿Me amas más que a tu sueño? —Nuevamente conocía la respuesta, pero necesitaba oírla de su voz. 

—Fumi... —Ichie no podía ni quería responder a eso, no sabía que decir. En el tiempo que guardaba silencio, lograban oír las calles de Tokio concurridas como siempre, Fumi recorría la habitación con la mirada sonriendo mientras recordaba los buenos momentos. E Ichie veía a esa peonía que le había regalado desde el comienzo de su vida juntas a Fumi, soltó una lágrima, la primera de muchas, al darse cuenta de sus errores, al final, solo había permitido que esa pequeña flor recibiera su segundo significado para Fumi “Reparar un corazón roto". 

La rubia escuchó su llanto y se convenció a sí misma de que estaba haciendo lo correcto, tratando de contener sus lágrimas, le dijo —Lo sabía, y por eso, no podemos seguir así, las cosas que tú deseas no son las mismas que yo deseo. Yo ya no estoy en tus prioridades, y yo no puedo confiar en ti, no merecemos esto, Ichie, y lo sabes —Al oír su llanto acrecentarse se abrazó a sí misma recordando mentalmente que eso era necesario, lo estaba haciendo por ella, porque la amaba, no quería y jamás se perdonaría ser la persona que le diera un alto al vuelo de esa ave. Ahora estaba riendo un poco orgullosa de haber logrado actuar tan bien incluso en un momento como ese. 

Volviendo al presente Ichie golpeó la puerta al oírla reír y le dijo —Me hiciste tomar mis maletas e irme esa noche, sin ni siquiera poder mirar tu rostro una última vez, no te había visto hasta ahora después de eso ¿Y tú estás riendote al recordarlo? 

Fumi pudo imaginarse el puchero que debía tener en su rostro en ese momento y le respondió con un tono de burla—No me arrepiento de nada. 

Ichie después de unos segundos en silencio mirando dentro de la habitación le dijo —Fui una idiota. 

—Fuimos unas idiotas —El tono de voz de Fumi era completamente sincero, lo cual hizo a Ichie suspirar —Pero para ser completamente sincera... Estoy feliz por ti y que hayas alcanzado tu sueño, estoy orgullosa de ti, Ichie. 

Unos segundos después la puerta de la habitación se abrió, Fumi pudo haber reaccionado a tiempo por todo el ruido que provocó Ichie levantándose, pero estaba tan ensimismada que solo se dió cuenta de ello cuando perdió el soporte y cayó de espadas al suelo, mirando boca arriba a una Ichie arrodillada frente a ella quién aún con lágrimas en los ojos le dijo —Perdóname. 

Frunciendo el ceño le dijo —No creo que esta sea la posición para esa conversación. Pero... —Ablandando su expresión añadió —Yo ya te perdoné. 

Aprovechando la situación en la que se encontraba Fumi, Ichie se acercó a sus labios lentamente, completamente sonrojada. La rubia al notarlo tragó pesado, ruborizandose igual que un tomate. Las más bajita se detuvo a un par de centímetros de los labios de Fumi, podía sentir su respiración, la rubia abandonó la cordura y acortó la distancia. El beso duró unos segundos, en los cuales se sentían tan extasiadas, se habían extrañado tanto y no había forma de no transmitírselo mutuamente. 

Fumi sintió que algo que había perdido volvía a ella, y estaba tan feliz, ante sus pensamientos, el rubor de su rostro aumentó. Ichie sentía que al fin volvía a casa, que era imposible que alguien en el mundo fuera capaz de hacerla sentir del mismo modo. Se estremeció suavemente ante el pensamiento de haber vivido ese último año sin Fumi, y sintió que necesitaba más que solo eso para estar satisfecha, pero por el momento debía controlarse. 

Una vez rompieron el beso Ichie le dijo mirándola a los ojos con el ceño fruncido —Vas a ir a esas audiciones. 

Quitándole la mirada Fumi le respondió —No tengo más opción. 

—Y voy a practicar contigo —Su ceño seguía fruncido. Fumi al oír eso frunció el ceño, pero se dijo a sí misma que posiblemente sí le ayudaría un poco la opinión de alguien más. 

—Tal vez —Aunque supiera que era lo mejor, no iba a ceder tan fácilmente. 

Esa noche, por lo tarde que era, Ichie llamó a sus padres, lo cual sugirió Fumi, para avisarles que se quedaría en casa de la rubia, las bromas de su madre no se hicieron esperar, después de un par de minutos de vergüenza al altavoz, colgaron y se dispusieron a dormir. Fumi durmió en el sofa e Ichie en la cama, aún cuando la chica de cabello lavanda insistió tanto en compartir la cama, la rubia no accedió y prefirió dormir en el pequeño sofá de la limitada sala. 

La mañana llegó rápidamente y la rubia no se habría despertado de no ser por el hecho de que escuchó una voz tararear una canción super alegre a las ocho de la mañana desde la cocina, susurró para sí misma —había olvidado que ella no tiene respeto por la vida ajena — Después de desperezarse pudo olfatear el aroma a comida venir de la cocina, e inevitabilmente sonrió, había extrañado ese ruido, sus pasos, su voz, sus risas, ciertamente había extrañado a Ichie y la manera en que incluso en un lugar tan deprimente y pequeño como ese departamento le daba la suficiente vida como para hacerla sentir en el mejor lugar del mundo.

Esa semana pasó entre prácticas, Ichie iba a visitar a Fumi cada noche después de todo lo que tuviese que hacer en el día. Su empresa había logrado hacer encontrar la forma de despistar a los fanáticos, por lo que ella aprovechaba su pequeña libertad mientras alguien más se hacía pasar por ella en otro lugar.

Llegó el día de la tercer audición, Ichie habría ido de no ser porque Fumi le pidió no hacerlo, no quería llamar la atención, por lo que, ahí estaba en el teatro, bajando del escenario después de que hubieran tomado sus datos y su interpretación, inquieta por cómo podría haberle ido. 

Mientras salía del teatro, después de todo el protocolo de salida donde le decían cuando y como recibirían la información si lograban ganar un papel y les daban las gracias por ir, se encontraba caminando por las calles de Tokio mientras pensaba que debía ir al trabajo, pero que preferiría caminar hasta el café, escuchó una voz llamarle por su nombre. 

—¡Fumi-san! —Aumentó la velocidad en su paso para alcanzarla, posicionándose junto a ella quién se había detenido sorprendida. 

Mirándola incrédula preguntó —¿Yachiyo?  —Comenzando a caminar junto a ella. 

Animada, por lo contenta que estaba le dijo —Hacía mucho que no te veía, un año y tanto, te desapareciste ¿Como has estado? 

Sonriendo dándose cuenta de ello le sonrió igual de alegre —Realmente pasa rápido el tiempo. Y he estado... —quitando la mirada contestó —Bien, por así decirlo. 

Alzando las cejas Yachiyo asintió y le dijo —Yo, si me lo preguntas, no he estado para nada bien, ha sido casi el peor año de mi vida... Hace unos meses perdí un papel principal e incluso donde vivir —susurró para sí misma —Odio el I Ching... 

Fumi se río, lo que ganó una mirada molesta de parte de su acompañante —No, no mal interpretes, la verdad es que, pensaba que esas cosas solo podían pasarle a la gente como yo, pero no parece ser así. Estoy viviendo en un pequeño departamento donde apenas quepo yo, y no he actuado en una obra en meses... También podría ser el peor año de mi vida. 

—¿De que trabajas? —La curiosidad no pudo con Yachiyo quién le sonreía con empatía, ella desde la última obra no había logrado conseguir ningún otro papel, aunque tampoco había ido a muchas audiciones. 

Mirando a un lado Fumi respondió —Soy camarera en un café. 

Yachiyo soltó una pequeña risa y le dijo —Parece que te gustan esos trabajos, Waitress. Yo estoy siendo asistente de una modista que se encarga de los vestuarios de un teatro... 

Para Fumi era de alguna forma relajante saber que no era la única que se había encontrado con una situación como esa, con un suspiro soltó sin saber que estaba pensando lo mismo que Yachiyo —¡Qué año! —Ambas se miraron y empezaron a reír, tal vez no estaba siendo tan malo. 

Continuaron caminando hasta el café en el que trabajaba Fumi, Yachiyo se quedó un tiempo conversando con ella, poniéndose al día sobre todo lo sucedido ese tiempo, aprovechando que casi no habían clientes.

Después de ese día, pasó una semana, y se encontraba ahora junto a Ichie en el departamento mientras conversaban sobre los resultados de esa audición, fueron a la siguiente, pero esa era la más importante porque la obra podría traer tras de si más trabajos para ella. 

—Ya casi es hora, ¿No? —Ichie estaba incluso más ansiosa que Fumi. 

—Deberían estar llamando de aquí a en treinta minutos, así que tranquila. Solo tengamos un poco más de paciencia —Estaba igual de inquieta, pero alguien tenía que parecer la calmada en esa situación. 

Ansiosa, nerviosa, inquieta al igual que Ichie, miraban expectantes el teléfono de la rubia, el cual empezó a sonar repentinamente haciendo a ambas saltar de sus asientos alegres, Ichie estaba gritando por todo el lugar mientras saltaba, Fumi contestó escuchando atentamente toda la información de las prácticas, su sonrisa era tan grande, pero ni aún así sentía que demostraba su felicidad, una vez colgó la llamada ocultó su rostro entre sus manos. 

Ichie saltó a a abrazarla gritando —¡¡Lo lograste, Fumi!! ¡¡Lo hiciste!! 

La rubia le devolvió el abrazo llorando mientras le decía —Lo hicimos. Gracias, Ichie. 

Fumi tomó el rostro de Ichie entre sus manos y sin poder evitarlo le dió un beso lleno de dulzura, Ichie comenzó a reír entre el beso y le dijo con sus labios aún casi encima de los suyos —Te amo —Al darse cuenta de lo había dicho se ruborizó completamente alejándose un poco, estaba tan contenta que mezcló lo que pensaba, creía haber dicho "felicidades", pero terminó diciendo lo que sentía, su consciencia entró en caos y terminó dándole la espalda tratando de ocultar su vergüenza, y por miedo a la reacción de Fumi. 

La rubia al notar su reacción supo que seguramente era de esas veces en que hablaba sin pensar, así que riéndose también sonrojada le dijo —Eres una tonta. 

—¡Cállate! —La vergüenza de Ichie era más grande que ella y las risas burlonas de Fumi no ayudaban. Aunque de alguna forma también se sentía rechazada. 

Fumi como si de adivinar se tratara la tomó por la muñeca y le dijo —Yo también te amo... —Ciertamente le había costado, pero se sentía más tranquila después de decirlo. 

Ichie saltó a abrazarla con el rostro de un color escarlata acompañado de una sonrisa más grande que la anterior. Fumi tomó su rostro una vez más y le dió un beso con un significado distinto. 

Cuando rompieron el beso, Fumi le preguntó mirando en otra dirección tratando de ocultar su vergüenza y verse segura de sí misma —¿Quieres salir conmigo el próximo fin de semana?

—Pero si salgo contigo todo el tiempo... —había cierta inocencia en la voz de Ichie que hizo a Fumi reírse de ella y a la más bajita fruncir el ceño. 

Para Fumi aquello podía ser el final del peor año de su vida. Pero no le importaba, estaba segura de que está vez podían hacer las cosas mejor. 

Sacándola de sus pensamientos Ichie soltó con naturalidad —No renovaré el contrato con la agencia, así que, creo que aprovecharé en unos meses tendré la agenda bastante vacía — ante la cara sorprendida de Fumi añadió —No te preocupes por el dinero, creo que tengo suficiente para vivir el resto de mi vida sin trabajar, además de que tengo inversiones hechas, bueno son detalles, no sé mucho sobre ello, papá es quién lleva mis finanzas... 

Fumi la detuvo mientras hablaba mirándola con seriedad —¿Vas a renunciar a tu sueño así como así? 

Negando con la cabeza le dijo —Voy a probar con la actuación, creo que tengo un nuevo sueño. Tal vez hasta intente ser cantante, hay tantas cosas que quiero hacer. 

Fumi asintió riéndose mientras llevaba sus manos a su rostro mientras pensaba "Esto es comenzar de nuevo, pero estoy segura de que esta vez las cosas irán mejor" —Te estaré apoyando. 

Ichie miró en su dirección ruborizada y le dijo ya sin poder soportarlo —Fumi —la aludida la miró intrigada y ella añadió —Te extrañé.

Un rubor se apoderó del rostro de la rubia mientras ella se preguntaba como Ichie era capaz de decir esas cosas sin algún tipo de vergüenza y le respondió entre pequeñas pausas armándose de valor —Y yo a ti. 

Autora: Eri1305
Autora: Eri1305