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Between a door I

Estaba cansada caminando de regreso a su departamento. Había ido a unas tres audiciones ese día. Se sentía agotada, agobiada, en los últimos meses había estado viviendo de lo que lograba ganar en el café donde trabajaba a medio tiempo. Creía que después de Rinmeikan, Siegfeld y todo eso de la actuación, una vez saliera del colegio su vida sería ir de escenario en escenario. Pero no fue así. 
 
El primer año después de haberse graduado de Rinmeikan, tuvo varias oportunidades en las que las cosas habían funcionado, creía que su vida iba mejorando tanto que no podría caer, pero, en el segundo año, absolutamente todo fue cuesta abajo, no había forma de que ese año mejorara, y ciertamente no lo hizo. Estaba ya en el tercer año después de graduarse y la vida ya no funcionaba, extrañaba como era todo antes de eso, pero trataba de no darse tiempo a lamentarse. 
 
Una vez llegó a su departamento, lanzó las llaves a la mesita de la limitada sala, y se sentó a mirar televisión frustrada, realmente no estaba viendo la T.V, era una excusa para no aceptar que solo estaba comiendo pan con ponzu, y esto último era lo mejor de sus días en esos tres años. 
 
Soltando un suspiro miró hacia su ventana, donde había una pequeña planta en una maceta, le susurró —¿Cómo terminé así? — Miró a su alrededor como un recordatorio de que estaba sola en ese lugar, y dándose cuenta de que estaba hablando con una flor, añadió —Si... Así fue como sucedió... 
 
Se decidió a regarla, levantándose del sofá caminó hacia ella. Se veía marchita, triste, solitaria y bastante oscura, parecía que en cualquier momento moriría, le hacía sentir nostálgica el hecho de que cuando la recibió eran un par y con el paso del tiempo fueron creciendo muchas dentro de una maceta brillantes, coloridas y llenas de vida, pero ahora era todo lo contrario. Sonriendo un poco algo triste empezó a regarla justo como lo había estado haciendo ese año y medio.
 
Sus pétalos eran un color fucsia, tenía seis hileras de pétalos que cubrían en su centro un estigma amarillo, cuando estaba sin florecer le recordaba un paraguas cerrado. Reposaba sobre su pedúnculo o como ella le decía, ramita verde, llena de hojas, la cual seguía su camino junto a sus raíces bajo la tierra. Había investigado mucho sobre esa flor en esos últimos años. Le había dado un valor sentimental más grande que el que merecía, posiblemente. Sonreía con tristeza para sí viendo como el agua corría por sus hojas hasta caer a la tierra.  
 
Su teléfono sonó interrumpiéndola, al leer el nombre de la remitente, soltó un suspiro y contestó con un tono animado—Tamao ¿Cómo estás? 
 
—Fumi, estoy bien, te llamaba para saber cómo estás. Hace días que no sé de ti, ¿Cómo va el trabajo?
 
La voz de Tamao le dejaba saber a Fumi que estaba siendo honesta y solo estaba preocupada por ella, lo cual la hizo fruncir el ceño —Estoy bien, todo está bien, en realidad he estado genial, hoy conseguí un papel en una obra, parece que es algo importante, una buena oportunidad. 
 
—Felicitaciones, Fumi, estoy realmente feliz por ti —Tamao se escuchaba feliz. Su sinceridad molestaba la deshonestidad de Fumi. 
 
—Muchas gracias —Sin poder soportar más esa situación le dijo —Disculpa, Tamao, tengo que colgar, debo continuar practicando el guión de la siguiente obra, cuídate, hasta luego —No le dió tiempo a Tamao de responder hasta que escuchó el pitido del teléfono que indicaba que habían colgado. 
 
Tamao aún con su teléfono en mano miró extrañada el nombre de Fumi, buscó entre sus contactos a cierta chica de cabello lavanda que era su mejor amiga desde hacía años —¿Hola? ¿Cómo estás? 
 
—¿Que te dijo? 
 
Suspirando soltó —Ella está bien, te lo dije, dice que justo hoy consiguió un papel importante e iba a aprenderse un guion, está bien. 
 
Frunciendo el ceño Ichie miraba sus manos pensando que tal vez era ella quién exageraba, habían terminado en esa situación porque Tamao un día hablando con ella, Rui y Yuyuko habían mencionado que últimamente Fumi parecía más distanciada de ellas, Tamao insistió en que seguramente Fumi había estado ocupada, Rui nunca fue tan cercana a ella, así que apoyó a Tamao, pero Yuyuko mencionó que le parecía curioso no encontrar el nombre de Fumi en los folletos donde se mencionaba el nombre del elenco que participaba, Tamao había insistido en que posiblemente Fumi se habría colocado algún pseudónimo, cosa que a todas les pareció razonable, menos a Ichie. 
 
Ella había estado apartada del grupo de Rinmeikan, solo mantenía amistad con Tamao. Después de graduarse cada una había tomado su rumbo, Tamao quiso continuar llevando el amor por el Teatro tradicional a otras personas, por lo que, junto a Yuyuko, se fue a Kioto, y creó su propia academia de teatro tradicional. Tenían un grupo bastante bueno y considerable en el que enseñaban ellas dos sobre el Teatro Japonés. Por su parte, Rui se volvió una actriz de escenas de acción, usualmente hacía de personajes que necesitaran usar alguna espada, por la rudeza de sus personajes, lo versátil de sus actuaciones y lo bien de sus personificaciones, había terminado siendo una actriz de renombre e importante, todas estaban felices por ella.
 
Ichie por su parte terminó siendo una idol, siempre había dicho que ese era su sueño y se decidió a cumplirlo, cosa que logró, pero que le costó más de lo que ella hubiese querido arriesgar. Y Fumi, todas sabían solamente lo que ella les decía en esos últimos dos años. Lo que preocupaba a Ichie. El resto había pensado que era normal ya que siempre fue bastante reservada. 
 
En esa misma ciudad, en un departamento, un tanto lejos, cierta rubia seguía molesta a causa de esas llamadas de Tamao, se estaban haciendo rutinarias, cada semana llamaba para saber cómo estaba, le enojaba tener que mentirle tanto. Solo quería que la dejaran en paz estando en su departamento, tenía meses sin actuar en alguna obra, y cuando lo hacía, eran papeles de personajes irrelevantes, le enojaba, frustraba, entristecía, pero no podía hacer más, algo en ella simplemente ya no era igual desde que estuvo en Rinmeikan. 
 
En otro parte de Japón, había una chica bajita sobre un escenario, en lo que parecía una presentación. Ichie y su equipo habían viajado a Hokkaido a reunirse con algunos fans, por lo que estaba frente a una multitud hablando de anécdotas que previamente había escrito un guionista y ella tuvo que aprenderse. Era lamentable lo falso que era el mundo del espectáculo. 
 
Aún sobre el escenario su mente estaba llena de pensamientos que no tenían nada que ver con lo que hablaban, estaban hablando de un perrito y ella estaba pensando en las palabras de Tamao, sentía que algo no estaba bien, Fumi era demasiado misteriosa, ciertamente podría conseguir su información chasqueando los dedos, pero decidió hacerlo por sí misma y encontrar una forma de hacerlo a la antigua. 
 
Para Ichie había pasado una semana ajetreada, se encontraba ese día al fin paseando por una calle sola, buscando el café en el que Yuyuko mencionó haber visto a Fumi más de una vez en sus viajes a Tokio, le pareció un poco extraño que frecuentara tanto un café, pero no podía juzgarla.
A veces se encontraba con personas que lograban reconocerla, pero agradecía que hasta ahora no era ningún fan del tipo acosador, que quisiera más que una foto o un autógrafo. 
 
Una vez llegó al sitio, apretó entre sus manos nerviosa el abrigo que cargaba y se colocó su capucha, tocó su mascarilla para comprobar que la tenía puesta, antes de decidir entrar, se dijo a sí misma que no necesitaba ser vista por Fumi, su sorpresa fue grande cuando la vió vestida de camarera —¡Entonces no venía frecuentemente al café, trabaja en el café! ¿Qué otras cosas ocultas, mentirosa? — Su teléfono comenzó a sonar con una lluvia de notificaciones, Tamao había leído su mensaje donde le comentaba que iría, técnicamente, a espiar a Fumi, por lo que le empezó a escribir mucho tratando de convencerla de no volverse ese tipo de acosadora, aunque en los últimos mensajes se notaba que sabía que Ichie seguramente ya estaba en el café y así que le preguntaba qué había sucedido. 
 
En mensajería:
 
Tamao: ¿Qué pasó? ¿Sí la encontraste en el café? Yuyuko dice que la solía ver a esta hora así que imagino que sí, aunque me parece extraño que ella frecuentara el mismo café que Fumi. 
 
Ichie: No te lo vas a creer, ella no solo viene con regularidad... 
Plot twist! 
¡Ella trabaja aquí! 
 
Tamao: Bueno, supongo que a veces trabajar del arte no es suficiente, conozco a una guionista y actriz que es además Chef a medio tiempo, seguro solo necesita dinero para costear su lujoso departamento o algo así, ya sabemos cómo es Fumi con las compras. 
 
Ichie: Si, eso no encaja con Fumi. Sabes que es una tacaña, incluso solía comprar flores baratas cuando me iba a visitar. 
 
Tamao: Bueno, es cierto... Pero capaz tiene alguna buena razón... 
 
Ichie: Ya te comentaré luego. Ahí viene. 
 
Ichie vió a Fumi acercarse a su mesa, lo que la hizo poner nerviosa y buscar en su mente una forma de hablarle sin que supiera que era ella, por lo que le habló con la voz más grave que logró hacer salir de su garganta. Fumi no dijo ni preguntó más nada que respecto a lo que pediría. Ichie agradeció eso mentalmente y se quedó en el lugar enviándose mensajes con Tamao esperando a que el turno de Fumi terminase. 
 
Para Fumi la semana había sucedido con la misma monotonía que todas, a excepción de ese día, ella entró a su departamento, lanzó la llave a su mesa llena de botellas de Ponzu vacías y se tiró en el sillón, a tomar Ponzu. El mundo se había vuelto pesado por alguna razón, su hermana, Shiori, estaba brillando como nunca, la sumía en una frustración inmensa, sentía celos de ella, recién se había graduado de Siegfeld, e iniciado una relación que desaprobaba completamente, con Akira, lo que la hacía enojar aún más, ambas estaban actuando en obras grandes, tenían papeles protagónicos todo el tiempo y ella, simplemente, no podía ni siquiera conseguir uno secundario, no podía seguir así. 
 
Llorando ocultó su rostro entre sus manos, la frustración, los celos, toda esa situación la estaba atormentando. Estaba celosa del éxito de su hermana, frustrada por no poder lograr nada por sí misma, por esa vida que tenía, por estarse esforzando y sentir que era en vano, apenas podía pagarse un sitio y comida gracias a trabajar en un café, como podría sentirse contenta con su vida si no era absolutamente nada parecida a la que esperaba tener. Lloró y lloró durante muchos minutos, no lo había hecho en meses y ese fue el momento en que no pudo soportarlo más. Entonces alguien tocó su timbre, lo que la hizo enojar y limpiar sus lágrimas rápidamente. Pensaba en solo hacer como usualmente e ignorar a esa persona hasta que se fuera, pero, esa noche tuvo una sensación extraña y esa persona estaba tocando muy insistentemente su puerta, solo había conocido a alguien que tocara de esa manera, además de lo que había sentido mientras trabajaba, algo le decía que abriera. 
 
Al abrir se sorprendió y la otra persona aprovechó para entrar sin permiso. 
 
—¡Llegué! — Al ver el lugar mientras se quitaba los zapatos añadió sorprendida —Esto es terrible... Este lugar parece una ratonera. 
 
—No te di permiso de entrar a mi departamento, y no sé ni siquiera como sabes donde vivo —Estaba enojada, pero impactada, se decía a sí misma mentalmente “Ichie... Es Ichie... Tenía demasiado tiempo sin verla, pero... Es realmente Ichie..." 
 
—Yo también tenía mucho tiempo sin verte, gracias por recibirme, Fumi —Le dijo ignorando todo lo que le acababan de decir, aunque su mente estaba repleta de pensamientos sobre lo horrible del lugar, además de lo nerviosa y emocionada que estaba de verla nuevamente. 
 
Habían botellas de Ponzu vacías por la mesa frente al televisor y en el suelo, y mencionando el televisor, parecía tan antiguo que podría pensar que lo sacó de un basurero o lo compró de segunda, había un pequeño sillón y junto al mismo, un sofá de dos asientos, la alfombra del suelo era un desastre, con gotas de Ponzu, polvo, restos de comida y más basura, todo el departamento parecía tener una capa de suciedad y Fumi parecía también complementarlo con lo agotada qué se veía, tenía ojeras, un fuerte olor a Ponzu y se veía más delgada, quería pensar que era el ejercicio. Siguió recorriendo sutilmente el lugar con sus ojos, pero, cuando ellos se posaron sobre la ventana, se sorprendió por lo que vió, quedándose en silencio por unos minutos. Fumi conservaba esa peonía, aunque sólo quedaba una, parecía tan deslumbrante y linda, cambiaba el aspecto de todo el departamento. 
 
—¿Me estuviste siguiendo? Por tu abrigo puedo deducir que tenía razón, la persona del café que hablaba como un tonto con cirrosis, eras tú —Le señaló con reproche —Aún con esa capucha puedo ver mechones de tu cabello — Le señalizó con sus dedos —Además de tus ojos. 
 
Saliendo de su ensimismamiento le respondió —¡Oye! ¡No te burles de las personas con cirrosis! Además, solo vine porque sentí que necesitabas ayuda, y por el desastre, estoy segura de que es cierto — Ichie estaba avergonzada de haber sido descubierta. 
 
Fumi se cruzó de brazos aún con la puerta abierta, Ichie caminó dentro del departamento, ignorando el notable disgusto de la rubia, se sentó en el sofá y empezó a cambiar los canales del televisor, quitando las noticias que Fumi tenía puestas —Este lugar necesita una limpieza... Entonces ¿Que ha pasado estos últimos meses? ¿O años?
 
La rubia estrelló la puerta antes de caminar hasta Ichie para quitarle el mando del televisor cosa que no logró porque se detuvo unos pasos atrás del sofá sin atreverse a acercarse completamente —¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres? 
 
Ichie apagó el televisor y le respondió —¿Qué pasa? ¿En qué más has estado mintiendo? 
 
Fumi se acercó hasta ella y empezó a recoger las botellas de Ponzu del suelo sintiéndose un poco avergonzada al darse cuenta de lo horrible del lugar —No he mentido en nada, es solo un poco de desorden, no significa nada más, deja de crearte realidades en las que te necesite — Mientras limpiaba rogaba mentalmente que no hubiese notado su desgastada flor de la ventana o que al menos no la recordara. 
 
La aludida se levantó del sofá molesta, pero dándole la espalda, apretó sus puños y se dio la vuelta para enfrentarla —¿Así que la nueva obra en la que trabajas es Waitress? ¿Prácticas el guion en el café? 
 
La rubia dio un paso atrás cuando vio sus puños apretados antes de responderle —Lo que haga con mi vida es mi asunto. Pero incluso una actriz necesita a veces un trabajo de medio tiempo, claro, tú no puedes saber eso, porque tu vida es más sencilla, tienes a alguien que haga casi cada cosa por ti. 
 
Frunciendo aún más el ceño y apretando más sus puños Ichie le soltó —¿Tienes que ser una idiota siempre? ¿No eres consciente de tu situación? Fumi, vives en una pocilga, este lugar luce horrible, tú te ves bastante mal, y estoy segura de que no has sido capaz de subir a un escenario en meses porque ni siquiera figuras en los banners de las obras ¿Que te pasó? 
 
Completamente enojada la rubia le gritó ya al límite —¡Vete de aquí! ¡No te pedí venir a verme, no te pedí nada! ¡Es mi vida y la vivo cómo quiero y no tengo que darte explicaciones a ti! 
 
Ichie entendió que había tocado un punto sensible, por lo que caminó a la puerta también bastante herida por la manera en que le acababan de hablar. 
 
Fumi al escuchar la puerta cerrarse cuando la chica de cabello lavanda salió de la habitación soltó un suspiró, y se dejó caer en el sillón más cercano a calmar su rabia. 
 
Recordaba que su vida siempre había estado unida a momentos difíciles, no necesitaba ayuda. Poseía una hermana parecida a ella, de cabellos rubios platinados y ojos verdes, a diferencia de Fumi, que era de ojos aqua. Tenía dos años más que ella, y su hermana desde pequeña también había mostrado interés en la actuación, siempre había sido el ejemplo para ella, y le gustaba serlo, pero llegada la adolescencia cuando Shiori, siguiendo sus pasos, se decidió por el mundo de la actuación e ingresar en el mismo colegio que ella, Fumi escogió que ella no podía continuar en la academia Siegfeld, en realidad, tenía un temor muy grande a ser inferior a ella, adoraba que su hermana menor la viera como su ejemplo, no quería que ella la conociera como alguien débil. 
 
En realidad, no era la primera vez que se encontraba viviendo sola en un departamento que apenas podía pagar, donde casi podía mantenerse, y no encontraba un trabajo. Pero para ese entonces había perdido el amor al teatro, el cual recuperó gracias a sus amigas en Rinmeikan, Ichie fue uno de sus más grandes apoyos emocionales junto a Tamao, cosa que la llevó hasta ser entrenadora de teatro para las chicas de Rinmeikan, recobrando su amor por el mismo, ahora, lo conservaba, pero era el teatro quién parecía no amarla a ella.
 
Traer a memoria ese momento de su vida fue algo complicado para ella, no esperaba volver a encontrarse en esa situación, sentía que se había decepcionado a sí misma, solo esperaba que Shiori jamás se enterase de ello — Soy una inútil, estoy tan sola... —Mirando la puerta del departamento por donde acababa de salir Ichie suspiró “¿Cómo no voy a estar sola si solo sé apartar a las personas? Soy una idiota”
 
Al bajar su mirada vislumbró el control remoto del televisor y recordó a Shiori en los periódicos y noticiarios y solo pudo enterrar su rostro entre sus manos sintiéndose una farsa —¿A quién engaño? Shiori es superior a mí y siempre lo será... Solo espero que esté siendo feliz. Y no se entere de la desgracia en la que me he convertido — Ciertamente sus problemas con ella habían quedado resueltos, pero no sabía de una manera en la que si ella se enterase de ello no quisiera ayudarla monetariamente y con tiempo, tiempo que no tenía que invertir en alguien inútil como ella, cuando tenía su propia vida. 
 
Al encender el televisor tratando de despejarse se dió cuenta que Ichie había dejado un canal de televisor en el que salían Idols todo el tiempo, lo que la hizo enojar, y apagar la pantalla cuando vió a Ichie aparecer en un noticiario de farándula. 
 
Se levantó del sofá enojada y pateando la mesa tirándola al suelo gritó frustrada —¡¡Yo solo quería ser una estrella!! ¡¿Porque me pasa esto a mí!? — Cayendo sentada en el sofá comenzó a llorar de rabia siendo invadida por pensamientos que le recordaban lo inútil que podía llegar a ser y el momento de cuando inició toda esa situación. 
 
Ichie iba con su teléfono en sus manos cubriéndose con su capucha saliendo del edificio a oscuras, ya era de noche, le mandaba mensajes a Tamao bastante afectada por la reciente situación. 
 
En mensajería
 
Ichie: Ella me acaba de echar a gritos de su departamento... ¿Realmente me odia, no es así? 
 
Tamao: En realidad, no creo que te odie, seguro solo estaba estresada.
 
Ichie: ¿De qué hablas? Con todo lo que me gritó ahí dentro me dejó claro que no hay forma de que ella sienta nada por mí. 
 
Tamao, nadie más puede saber de esta situación, confío en ti. 
 
Tamao: Me ofende que lo digas así aún después de tantos años de amistad ¿Qué pasó? 
 
Ichie: Vive en una habitación donde solo cabe lo básico y lo básico que tiene se ve horrible. Creo que no ha pisado un teatro en meses y las cosas que decía Yuyuko que podían estar sucediendo son ciertas... Su trabajo de medio tiempo es su único trabajo.
 
Para ese momento Ichie ya se había montado en un taxi y dado la dirección de casa de sus padres, que es a donde vivía, no se había atrevido a vivir sola después de cierta situación que había vivido. 
 
Tamao: Puede ser culpa de la situación económica del país, alguna deuda en la que se haya sumergido hace mucho tiempo, ¿Un vicio?, no lo sé. 
 
Ichie: No sé qué sea exactamente, pero lo averiguaré. 
 
Ichie bajó del auto y se dirigió dentro de la casa pensando en ello mientras trataba de mantenerse lo más bajo perfil posible. Tenía un año sin ver a Fumi, solo se escribían una a la otra el día de su cumpleaños, y para Ichie, había sido una eternidad, pero ese día que la vio nuevamente sintió como si el tiempo casi no hubiese pasado. Siempre había sido positiva, enérgica, motivada, determinada, fuerte, además de bromista. Tamao era su mejor amiga, por lo que eran confidentes una de la otra. Ichie tenía el cabello color lavanda, unos ojos dorados que resaltaba su sonrisa linda. Era bastante bajita, lo que la hacía tierna a vista de muchos y lo que le dio ventaja en el mundo de las idols. 
 
Desde pequeña soñó con ser una Idol e incluso logró serlo, pero decidió retirarse para estudiar actuación. Quería ir más allá, aunque su sueño no hubiese cambiado. Por lo que, siguió trabajando hasta alcanzarlo, incluso si tenía que dejar algunas cosas o personas en el camino, lo que había sido la situación de Fumi, y lo lamentaba. 
 
Al entrar saludó a todos, y se dispuso a irse a bañar antes de bajar a comer algo e irse a dormir, el día que la esperaba iba a ser realmente agotador. 
 
Una vez el sol se asomó por el cielo en Tokio cierta chica de ojos dorados se levantó rápidamente de la cama, se bañó, vistió y bajó a la sala, y dió los buenos días a sus padres antes de salir de la casa sin ni siquiera desayunar, a todos les pareció extraño, sin embargo, nadie dijo nada, quisieron suponer que iba tarde a algún evento, verla correr para no llegar tarde a lugares era muy común en Ichie. 
 
Ella corría por ciudad con un abrigo completamente negro que cubría su cabeza con una capucha y esta vez se aseguró se amarrar su cabello para que no resaltara por los bordes de la misma, llevaba su rostro cubierto con una mascarilla de tela roja y unos lentes negros, era infalible, nadie la reconocería. 
 
Una vez estuvo cerca del edificio donde se hospedaba Fumi, se acercó a un restaurante y compró el desayuno, principalmente dos cafés. Caminando lo más delicada posible subió al departamento tratando de no regar nada. 
 
Frente a la puerta tocó dos veces, nadie abrió, tocó de nuevo, y no pasó nada. Entonces empezó a tocar con insistencia, de su bolsillo sacó una notita adhesiva y le escribió, “¡Demos lo mejor de nosotras hoy! ¡Tú puedes, Fumi!, No estás sola, estoy contigo en esto”, para luego pegarlo en uno de los lados del vaso con café. Ni siquiera sabía a qué situación se refería, pero fuese la que fuese, ella la apoyaría y la ayudaría a salir de ella, se lo propuso a sí misma.  
 
Mirando su reloj recordando que tenía que llegar también a un evento en dos horas —¡Fumi, abre! — Gritó a la puerta. 
 
La chica de cabellos rubios escuchó su timbre mientras se levantaba de la cama, sabía de quién se trataba, mentiría si decía que no estaba contenta de que hubiese regresado, pero era algo que Ichie no sabría. Entonces la escuchó gritar contra su puerta, lo que la hizo caminar más rápido y abrirle, era eso o causaría un escándalo —¿Qué quieres? ¿Qué haces aquí? ¿No te dije ayer que no volvieras? ¿Olvidé aclararlo? 
 
—Muy buen día para ti también. Si no lo dijiste porque no es lo que quieres, sé sincera, además te traje el desayuno —Le respondió Ichie invitándose a pasar, porque entró sin ningún permiso al departamento, caminando como si fuese suyo también —Por cierto ¿Dónde desayunas? ¿Tienes una mesa para eso o…? 
 
La rubia la interrumpió señalándole el sofá —Cada comida se da ahí — Le respondió mientras caminaba al sofá, su plan era espantar a Ichie con la falta de comodidades, aunque era cierto, cuando comía, solía hacerlo en ese sofá o en silla que tenía en la cocina. 
 
Ichie encogiéndose de hombros caminó al sofá y colocó la comida en la mesita frente al mismo, mirando la televisión le preguntó a Fumi quitándose la mascarilla, la capucha y los lentes oscuros—¿Dónde está el control? ¿Te importa si pongo las noticias matutinas? 
 
—No te pongas cómoda, invité a alguien, por lo que te tienes que ir— Frunciendo el ceño le señaló la puerta —¿Porque no ahorras tiempo y dinero y te comes tu desayuno fuera de mi departamento? No recuerdo haberte invitado. 
 
—Auch, no tienes que ser tan grosera, solo quise desayunar con —Pensó en la palabra amiga y le dolió aún más — Alguien ... Y como no tengo a nadie cerca... Decidí venir aquí... — Ciertamente le habían dolido sus palabras, así que aprovechó el sentimiento para optar por el chantaje emocional, realmente quería disfrutar de un desayuno con Fumi, como en los viejos tiempos, y tampoco se rendiría tan fácilmente. Además ¿Invitar a alguien? Quería conocer a esa persona si se trataba de lo que pensaba.
 
Fumi la miró atentamente analizando la situación, pero ni siquiera ella era capaz de decirle que no a una petición como esa, podía sentir que en parte era inventado, pero la voz de Ichie le transmitía un sentimiento de tristeza real, asique con un suspiro asintió caminando a su habitación —No toques nada, no te muevas de ese sillón, si vuelvo y descubro que estás entrometiéndote, te pondré una orden de restricción — Entrando a la misma gritó —Me iré a bañar, ya vuelvo. 
 
—¿Quieres que te acompañe? ¿Necesitas ayuda? —Susurró Ichie por lo bajo y mordió su lengua ahogando las palabras que querían abandonar su garganta. Si Fumi llegaba a oír eso, lo de la orden de alejamiento sería real. 
 
La chica de ojos dorados recordando su búsqueda por el control remoto lo encontró, encendiendo la pantalla colocó las noticias. Trató de distraerse esperando a Fumi y aprovechar para investigar un poco más el departamento. Mirando la mesita con detenimiento se dio cuenta que una de las patas de la misma tenía restos de pegamento. Soltando un suspiro susurró para sí misma —Parece que algo se salió de control o más bien... Alguien... —
 
Levantándose empezó a mirar lo poco que había, lo primero que hizo fue acercarse a la pequeña flor junto a la ventana, cerca de la misma se encontraba una pequeña regadera algo oxidada, por lo que, aprovechando estar a solas, comenzó a regalarla, su mente estaba repleta de recuerdos y no pudo evitar sonreír sonrojada, esa pequeña flor se la había regalado ella a Fumi mucho tiempo atrás y su significado no había cambiado. 
 
Continuó el recorrido visual por el departamento hasta que vislumbró el marco que llevaba a otra habitación corrió hacia la misma asumiendo que sería la cocina, sacando su teléfono le marcó a Tamao. 
 
—¿Ichie? ¿Qué pasa? ¿Porque tan temprano? — Tamao le contestó la llamada solo porque conociendo a Ichie sabía que insistiría mucho. Justo iba de camino a su pequeña academia. 
 
—Estoy en su departamento... Si te dijera como se ve el refrigerador seguro abrirías una fundación para ayudar a personas de escasos recursos o como mínimo llamarías a una — Le comentó abriendo la pequeña alacena y luego el pequeño refrigerador. 
 
— Deja de fisgonear, no seas mal educada, Ichie, suficiente confianza debe haberle costado dejarte entrar ahí — Tamao soltó un suspiro mientras tomaba el café que acababa de comprar. 
 
—No sé de qué hablas. Solo miraba alrededor mientras la espero para desayunar — Le respondió abriendo nuevamente el refrigerador. 
 
Tamao dio un sorbo a su café mirando el color del mismo, lo que la hizo colocar una sonrisa antes de volver a mirar el camino y suspirar —Ichie ¿No estás yendo demasiado rápido? Sé que Fumi te preocupa y que no tienes ninguna mala intención, pero, ¿Estás segura de que estás haciendo las cosas bien? ¿Te has puesto a pensar cómo se debe estar sintiendo ella? Sé que tú eres así, esporádica, espontánea, extrovertida, impulsiva, te conozco, pero, piensa un poco en esto de esta manera ¿Revisar el departamento de alguien es algo que harías cuando se acaban de conocer? Porque técnicamente ustedes dos están conociéndose nuevamente, aunque no lo sientas así, de esa forma es como son las cosas — Tamao le dio otro sorbo a su café, deteniéndose junto a la puerta de su establecimiento. 
 
—Pero... — Ichie ahora miraba su mano libre pensando en lo que Tamao le estaba diciendo, y le soltó casi como si fuera una confesión, nerviosa —Hoy me dijo que invitó a alguien, y que me debo ir, pero no sonaba como lo dirías si se tratase de una amiga ¿Será qué? — Pasando sus dedos libres por sus ojos empezó a restregárselos tratando de retener algunas gotas que no sabía que querían escapar de sus ojos. 
 
Tamao le susurró con cariño, con el mismo tono de voz que utilizaba cuando le daba un abrazo —Hey, la vida puede cambiar mucho en un año, así que no permitas que te sorprenda — Al escuchar los sonidos preocupados que escapaban de Ichie añadió —Pero, aún es muy pronto para saberlo, no deberías sacar conclusiones rápidas, solo trata de hacer las cosas con cautela.
 
Ichie tomó un vaso y empezó a servirse agua temblando un poco por la conversación que estaba teniendo, le asustaba la idea de estar haciendo todo peor para Fumi. Sosteniéndose en la mesita de la cocina limpió sus lágrimas y le dijo — Gracias, parece que siempre sabes que decir, Tamao. 
 
Mirando a Yuyuko llegar le dio las llaves y le dijo que abriera, haciéndose unos pasos más lejos le susurró a Ichie evitando ser escuchada por terceros y tratando de animarla porque sabía que posiblemente ahora no se encontraba bien, pero era algo que necesitaba decirle y hacerla pensar —Te quiero, tonta, cuídate y trata de pensar en lo que te he dicho, luego hablamos, tengo que irme — Mirando lo que quedaba de su café añadió —Te quiero, te extraño. Sabes que si necesitas algo me puedes llamar, pero solo si es urgente. 
 
Ichie soltó una pequeña risa, recordando aquella vez que la llamó con insistencia durante una clase de Tamao solo para comentarle que había visto un nuevo tipo de chocolate, y le respondió —No te llamaré más por tonterías tranquila, también te quiero, cuídate. Saluda a Yuyuko por mí y suerte en clases, Sensei — Tamao finalizó la llamada con una risa tomando el último sorbo de su café, Ichie por su parte tomó rápidamente el vaso de agua, pensativa. 
 
Regresó al sofá lo más rápido posible y se sentó a pensar mirando el noticiario, aunque a veces su vista se escapaba hacia aquella peonía, lo que la hacía sonreír, le parecía tan hermosa y brillante esa flor, le era inevitable mirarla sabiendo lo que significaba para ella, parecía que le estaba prestando atención a la T.V, pero no era así, estaba sumergida en sus pensamientos. 
 
Fumi regresó a la habitación y la vio sentada atenta a la pantalla, por lo que la miró extrañada, la Ichie que conocía estaría por todo el departamento mirando cualquier cosa que pudiese distraerla, sin embargo, realmente parecía ponerle atención a la pantalla —¿Ha pasado algo interesante en el país? 
 
Levantándose del sofá mirando su reloj negó con su cabeza y sonriéndole le dijo — Espero que puedas disculparme, acabo de recordar que debo estar en un lugar antes de que sean las diez y ya son las ocho y treinta, por lo que, me voy yendo, es algo lejos. Disculpa, ¡Disfruta el desayuno, nos vemos, cuídate, Fumi! — Caminando a la puerta, mientras se terminaba de colocar la capucha se despidió y salió del departamento. 
 
Fumi miraba la puerta sin entender que acababa de suceder, sentándose en el sofá se empezó a preguntar sí Ichie estaría bien de la cabeza, ciertamente había sido grosera con ella, pero si la había estado esperando hasta que saliera de su habitación era por algo ¿No? ¿O que sucedió mientras estaba sola? Aún con todo eso en mente decidió mejor aprovechar el desayuno, cuando tomó su café sonrió involuntariamente por la nota que llevaba escrito. Ichie no paraba de llenar su vida de emociones y derrumbar su poca estabilidad incluso después de años.
 
Con este pensamiento en mente sus ojos se cruzaron con esa pequeña flor marchita, solitaria, triste, se veía tan opaca, junto a su vieja ventana, y sintiendo pena por ella se dispuso a regarla. Sin pensarlo mucho le habló como solía hacerlo cuando necesitaba pensar, alguna vez escuchó en un programa que hablarles a las plantas las hacía crecer mejor, y eso se había convertido en su excusa para hacerlo. 
 
Mirándola de cerca la notó distinta así que le dijo—Parece que has estado volviéndote más colorida últimamente 
 
Ichie estaba caminando por la calle con prisa, trataba de no pensar tanto en ello, dos años atrás, estaría mirando detrás de sí para comprobar que Fumi la había seguido para convencerla de hablar, pero ahora, las cosas no eran así, parecía que ellas habían cambiado, y que nada era igual. Se detuvo al llegar a un parque y mirando su reloj se dijo a sí misma que tenía tiempo de sobra en realidad, así que empezó a caminar lentamente por el mismo mirando el verde del suelo y se preguntó a sí misma si estaba haciendo las cosas bien. Tamao tenía razón, ellas eran dos desconocidas ahora, y la única que no parecía entenderlo era ella. Pero aun así, sentía una necesidad por ayudarla, le preocupaba el modo de vida de Fumi. Pero no quería hacerla sentir incómoda o molestarle. Su mente era un caos completo. 
 
Mirando el cielo se preguntó si estaba haciendo las cosas bien, se detuvo pensativa unos minutos a mirar el cielo mientras las personas pasaban a su alrededor ignorando su existencia, de alguna manera agradecía ser bastante invisible para esas personas. 
 
Mahiru caminaba por Tokio hablando con Suzu, iban camino al trabajo cada una, su turno en la radio comenzaba a las diez y las prácticas de Suzu en el Teatro a las once. Como vivían en el mismo departamento iban juntas al trabajo, además de que la más alta insistía en ello. Pasando por el parque pudo ver una silueta bastante parecida a alguien que conocía y no veía en meses, por lo que se detuvo, haciendo detener a una curiosa Suzu que la miró directamente. 
 
—¿Pasa algo, Mahiru? ¿Estás bien? 
 
Sacando su teléfono de su bolsillo le contestó —En realidad, creo que acabo de ver a alguien que conozco, dame un segundo — Marcando el número de Ichie esperó a que comenzara a sonar, y justamente el teléfono de esa chica con abrigo estaba sonando, no podía ser casualidad. Por lo que se acercó a ella aun llamando. 
 
Ichie miraba su pantalla intrigada, tenía meses sin ver a Mahiru, mentiría si dijese que se frecuentaban, sin embargo, a veces se reunían para tomar un café o conversar, aun así era poco común que la llamase. Llevando su teléfono a su oreja respondió a la llamada —¿Mahiru-chan? 
 
La aludida le respondió mientras colgaba la llamada — Otonashi-san, que bueno es verte otra vez — Suzu estaba intrigada por la escena y se acercó con cautela, hasta que Ichie se quitó las gafas y pudo ver por sus ojos que estaba sonriendo, por lo que se relajó y le regaló una sonrisa. Mahiru por su parte le sonrió animada y las presentó —Disculpa, ella es Minase Suzu, Suzu-chan, ella es Ichie Otonashi, nos conocimos en Seisho. 
 
Suzu la miró intrigada y soltó —¿La idol? 
 
Ichie asintió saliendo de su trance y la sorpresa de encontrarse a Mahiru tan repentinamente —La misma. 
 
Mahiru notando su comportamiento extraño le preguntó —¿Está todo bien, Otonashi-san? 
 
La situación la acababa de sobrepasar, por lo que negó con su cabeza muy suavemente —No lo sé. 
 
Suzu al notar la situación se hizo a un lado dándoles privacidad. Cosa que Mahiru apreció. Mirando a Ichie a los ojos le preguntó —¿Quieres contarme que pasa? 
 
Ichie pensó que tal vez decirle a alguien ajeno lo que sucedía, podría darle un punto de vista distinto, además, Mahiru siempre había sido como una hermana mayor para ella, tal vez podría ayudarla —¿Qué pasa si acabo de encontrarme con alguien a quién no veo en años, pero con quién las cosas no terminaron bien y las cuales quiero reparar y justo esta persona se encuentra en una situación en la que necesita ayuda y no quiere aceptarlo? 
 
Mahiru escuchaba con atención la situación asintiendo antes de responderle —¿Porque le darías ayuda a alguien que no quiere saber de ti? 
 
—Porque esa persona me importa mucho. 
 
Asintiendo Mahiru miró en dirección a Suzu quién estaba detrás de Ichie a unos metros más lejos mirando las ramas de un árbol, y le preguntó —¿Quieres a esa persona? 
 
Ichie miró los lentes oscuros de sus gafas y viéndose reflejada en los mismos le dijo —Lo hago. Creo que lo hago. 
 
Mahiru le sonrió colocando una mano sobre las suyas que se movían nerviosas —Entonces, ¿Porque no le ayudarías? Me refiero, sé que ella no quiere aceptar que necesita ayuda, pero tú lo sabes, así que, tienes que ayudarle o hacerle entender que debe ayudarse a sí misma — Pensándolo unos segundos añadió — Aunque esa persona posiblemente te trate mal si las cosas terminaron de mala manera anteriormente entre ustedes por tu culpa. No dejes que te desanime —Con una sonrisa le dijo —Una vez leí que las personas que no saben pedir ayuda son las que más lo necesitan. 
 
Ichie asintió y le preguntó —¿Cómo sé que no estoy siendo una molestia? — En su mente podía oír a Fumi gritarle que se fuera. 
 
Llevando un dedo a su barbilla pensando Mahiru le dijo — Creo que lo mejor es que no presiones, trata de dar un paso a la vez, recuerda, esto no es por ti, es por la persona que quieres esté mejor y eso significa ir a su ritmo — A su mente vino Hikari, ciertamente no eran muy cercanas, pero podía recordar cómo había sido de distante con todas en un inicio y al final terminó incluso sumándose a las bromas cuando se reunían. 
 
El teléfono de Mahiru comenzó a sonar, interrumpiendo la conversación, Ichie al darse cuenta de la hora asintió y le dijo —Gracias por tu ayuda, Mahiru-chan — Regalandole una sonrisa que era visible por sus ojos le dijo más animada —¡No me rendiré tan fácilmente!
 
Mahiru le dió una gran sonrisa a Ichie y le dijo animandola antes de contestar el teléfono —¡Tú puedes, Otonashi-san! ¡No te rindas tan rápido! 
 
Suzu se acercó rápidamente y le señaló el reloj a Mahiru, la cual asintió y se despidió rápidamente de Ichie, Suzu hizo lo mismo y emprendieron rumbo al trabajo.
 
Ichie por su parte volvió a su camino rumbo a su sesión de fotos con las recientes palabras de Mahiru y la anterior conversación con Tamao en la mente. 
 
Para Fumi la mañana y la tarde transcurrieron rápidamente, estaba terminando su turno en la cafetería justo cuando vió cierto abrigo entrar por la puerta del sitio, sabía de quién se trataba, pero al verla desde lejos dejarse caer abatida en una banca y viéndose así de agotada, sintió cierto pesar, le molestaba ver a Ichie tan cansada y le molestaba aún más que hubiese preferido ir a verla en vez de volver a casa a descansar, soltando un suspiro susurró entre dientes mientras se le acercaba para preguntar por lo que ordenaría —Que chica tan tonta... — Al estar junto a ella le puso el menú al frente abierto y le preguntó —¿Que vas a ordenar? 
 
Quitándose la mascarilla y los lentes Ichie pasó sus manos por su rostro tratando de espantar el cansancio que la estaba abrumado —Tal vez un café y algún emparedado o algo — Después de un bostezo apartando su mano de su boca añadió —Buenas noches, Fumi. 
 
Mirando su reloj de muñeca Fumi apuntó la orden y viendo a su compañera entrar por la puerta del establecimiento supo que su turno había terminado. Entregó la orden de Ichie y se fue a cambiar. 
 
Ichie no se enteró de esto porque estaba sumergida en su teléfono viendo las redes sociales y posteando fotos que había tomado en el día además de responder comentarios, la compañía a la cual estaba afiliada les pedía a sus estrellas postear al menos dos fotos al día y responder mínimo cinco comentarios. Esas medidas no eran un problema para ella porque le gustaba postear cosas, pero si le hacía sentir triste la idea de que posiblemente en el pasado cuando uno de sus ídolos le daba un "corazón" o comentaba a algo que ella les había escrito era porque una gran agencia estaba detrás y no porque su Idol quisiera hacerlo meramente por voluntad propia.
 
Fumi regresó con su vestimenta casual junto al pedido de Ichie, la cual no se dió cuenta de ello hasta que Fumi se sentó en la banca de enfrente y le dijo —Acaba de terminar mi turno, así que, no tengo que ser cordial contigo, ¿Qué haces aquí tan tarde? 
 
Algo agotada Ichie le respondió —¿Estabas siendo cordial conmigo? — Al ver a Fumi fruncir el ceño añadió —Bueno, no importa ya que estamos aquí, ¿Porque no aprovechamos y cenamos? 
 
Fumi miró su plato y le preguntó —¿Te basta cenar un emparedado y café? ¿No es malo comer tan poco? 
 
—Solo me aseguro de estar delgada — dándole el menú le dijo —Puedes pedir lo que quieras, yo invito, tengo buenas noticias.
 
La rubia se apoyó en la mesa intrigada —¿Buenas noticias? ¿Qué pasó? 
 
Sacando de su abrigo una carpeta la colocó en la mesa y le dijo —Después de la comida te contaré — Ichie estaba nerviosa, no sabía cómo reaccionaría a lo que estaba por decirle así que prefería asegurarse de que Fumi accedería al menos a dejarse invitar la cena antes de que cayeran las noticias. 
 
Fumi intrigada se levantó de la mesa y decidió ir a pedir por sí misma, así evitaría que alguien más descubriese la identidad de Ichie. Solo había cedido porque estaba llena de curiosidad y por lo agotada que se veía Ichie, podría estar muy molesta con ella, pero definitivamente no iba a dejarla a su suerte de noche y en ese estado de agotamiento casi extremo. 
 
Cuando volvió trajo comida para sí y algo más para Ichie, técnicamente la obligó a comer más, principalmente porque le preocupaba su salud. Ichie en medio de la cena le empezó a contar acerca de su día, Fumi por su parte solo escuchaba atenta su relato, no podía mentirse a sí misma, le gustaba oírla tan animada y alegre, posiblemente por la situación o tal vez ella había cambiado, pero últimamente Ichie estaba siendo menos bromista y más seria que cuando la conoció, sin embargo, oírla tan alegre casi gritando lo que había pasado ese día tan contenta sonaba motivador, sentía que debajo de toda esa tela y fachada de estrella inalcanzable, de idol, era solo Ichie. Lo que más le hacía pensar eso era el hecho de que sonaba más feliz cuando hablaba de encontrarse con fans, de conversar con ellos, de contarle chistes malos y hacerlos reír. Parecía que lo que más le interesaba era ser Ichie haciendo lo que le gustaba, socializar, hacer reír a la gente, divertirse y cantar.
 
Cuando acabaron de comer, el agotamiento de la chica de ojos dorados parecía haber desaparecido, y el de Fumi aumentado, con una sonrisa olvidándose de los nervios Ichie soltó —¡Es hora de contarte las buenas nuevas! 
 
Fumi se cruzó de brazos recostándose en la banca mientras la miraba —Dilo de una vez, sin rodeos. 
 
Asintiendo la chica del abrigo abrió el folder y le dijo —Hoy estuve en muchos lugares y hablé con muchas personas, y logré conseguir algunas audiciones para ti. Saben que vas recomendada por mí. Son en teatros prometedores, así que, sería maravilloso que fueras —los nervios volvieron a ella y le dijo al ver el rostro molesto de Fumi —Sé que no es tu estilo hacer las cosas así, pero, por la situación en la que te encuentras, creo que sería bueno que lo intentaras, tienes talento Fumi, solo que no se te ha dado la oportunidad. 
 
Soltando un suspiro Fumi se rindió pensando “No tengo más opciones, necesito dinero para al menos poder pagar el departamento” —Está bien — Acercándose a la carpeta empezó a leer las obras y propuestas de las mismas, además de las muestras de guion que se debía aprender para las audiciones —Lo haré. 
 
Ichie en su asiento estaba casi saltando de alegría mientras sonreía enormemente —¡Vas a conseguir esos papeles, ya lo verás! 
 
Cuando su cena terminó, Fumi acompañó a Ichie a tomar un taxi, le habría encantado ofrecerse a pagarlo, pero no podía, por lo que esperó que Ichie no lo viera como un acto superficial, realmente le preocupaba la manera en que se agotaba a sí misma. Ella por su parte regresó a su departamento con esa cena en mente y los papeles que llevaba en manos. 
 
A esa noche le sucedieron seis más. Y habría sido una semana tranquila y común en la vida de Fumi donde llegaba del trabajo y se sentaba a tomar Ponzu mientras se aprendía esos fragmentos de guion, pero, en realidad, le molestaba la tranquilidad, no entendía porque quiso entrar nuevamente a su vida para luego solo desaparecer ¿Que le pasaba a Ichie? ¿Porque tantas ganas de irrumpir y luego solo desecharla otra vez?, mirando los papales soltó un suspiro —No me puedo concentrar —Dándose un trago de Ponzu se detuvo a mirar atentamente la botella —Ichie, ¿Qué quieres de mí?  
 
Mirando un envase de café que yacía sobre su mesita soltó los papeles ocultando su rostro entre sus manos —No solo no viene, sino que también me manda café todas las mañanas, no sé qué quieres Ichie. Pero no juegues así conmigo —Sabía de sobra que el trabajo de Ichie era muy ocupado, sin embargo, ella aprovechó la llamada de esa semana que le hizo Tamao para preguntarle, sutilmente, si la chica de cabello lavanda había estado llena de proyectos últimamente, a lo que Tamao le contó que en realidad ahora estaba en una especie de tiempo libre donde mayormente solo iba a tomarse fotos algunas veces para ciertas revistas. Por esa razón se encontraba así en ese momento, no podía entender que significaba ese comportamiento de parte de Ichie. 

Autora: Eri1305
Autora: Eri1305