El lunes se hizo presente aquella mañana con un sol espléndido, y como no tenían que llegar hasta
después del mediodía al teatro, Koharu estaba en la biblioteca leyendo libros de romance. Había quedado en encontrarse con Maya ahí, ella al parecer no trabajaba ese día, y le parecía
excelente, podría prepararse mentalmente para ver a Hisame esa tarde y continuar con sus movimientos.
Maya le preguntó en un susurro al acercarse a la mesa —¿Que estás leyendo?
—Buen día para ti también, Tendo-san —Koharu le mostró la portada del libro.
Sentándose junto a ella le dijo —Espero que no saludes así a Honami-san —Quitándole el libro de las
manos añadió —además, este libro es pésimo si lo que buscas son referencias a como tratarla, “Orgullo y prejuicio” , qué quieres ¿Que te vea como a un noble inglés del siglo
dieciocho?
Frunciendo el ceño Koharu se preguntó que era ese comportamiento de parte de Maya, no solía ser tan
atrevida ni vivaz —¿Qué es ese horrible buen humor?
Sonriendo sin poder evitarlo le respondió — He tenido una cadena de buena suerte, tuve una excelente
noche, y hoy tengo una cita con Claudine, vamos a ver una obra que tenía muchas ganas de ver desde hace días —Maya se acomodó en su silla revisando los libros que la pelinegra tenía sobre la
mesa.
Mirándola un poco incrédula le preguntó —¿Pero no viven juntas? ¿Dónde está lo emocionante en tener
una cita en esa situación?
Pasándole un libro de romance juvenil la castaña le dijo —Este es absurdo, pero les gusta — Leyendo
el resto de los títulos se dispuso a responderle —Lo divertido está en compartir experiencias y crear recuerdos junto a ella, además de pasarlo bien —recordó la llamada de la noche anterior
—Ah, cierto, hablando de eso ¿Que tal el resto de tu cita?
El entrecejo de Koharu se volvió a fruncir y leyendo el título del libro se preguntó que tan
confiable era en creer que leer eso era buena idea, no podía tomarse en serio algo que se llamaba "En nombre del amor", parecía muy absurdo y cursi. Al escuchar la pregunta se molestó —Creo
que te llevaste mi suerte.
—¿Eh? ¿Qué tan mal pudo haber ido?
—Pues, cuando estuvimos en el cine, sin querer tiré mi bebida sobre las personas de enfrente, nos
echaron, cuando fuimos a comer, alguien le robó justo mientras hablaba contigo, como nuestras cosas estaban en la mesa, al parecer alguien abrió su bolso, sacó su dinero y se
fue.
La sonrisa de Maya dejaba ver totalmente que estaba deteniendo sus impulsos de reír, posiblemente por
respeto, le costó unos segundos recobrar la compostura hasta que le dijo —Si parece que tuviste una pésima cita.
—No hace hacía falta que lo dijeras. Al menos pude seguirla a casa y hablamos durante un rato en el
que pareció mejorar su humor —Sus ojos repasaban las páginas, estaba leyendo por encima el libro buscando la parte en que el personaje dijese algo romántico.
—¿A qué te refieres con seguirla a casa? —Maya se aseguró de colocar toda su duda en esa pregunta,
incluso dejó de mirar los libros y se enfocó en ella.
Pasando una página con tranquilidad la pelinegra le respondió –Ella no quería que fuera con ella, así
que la empecé a seguir con algo de distancia.
Sin poder evitarlo le quitó el libro llamando su atención con reproche —Estabas
acosándola.
—Creo que eso fue lo que me insinuó ella—La expresión molesta de su rostro demostraba que había
comprendido, por lo que le lanzó suavemente el libro de vuelta.
—No creí que fueras tan tonta ¿Pero al menos tuviste algún progreso positivo?
—Creo que no sabía que estábamos en una cita hasta que se lo dije antes de que su madre nos
interrumpiera.
—¿Cómo que no sabía? ¿No se lo dijiste cuando la invitaste a salir? —La expresión molesta ahora
reposaba en el rostro de la castaña.
—La invité a ver una película y ella aceptó. Aunque, posiblemente si hubiera sabido que sería como
fue, incluso yo le habría rechazado —La desilusión estaba presente en su voz, y en una ligera expresión de su rostro.
Dándole una palmada amistosa intentó animarla —Hey, no fue tu culpa. A la siguiente lo harás
mejor.
—¿Siguiente? —La expresión de Koharu mostraba el pavor que le causaba la idea, el rubor y la mirada
que tenía Hisame cuando supo que eso era una cita le hacía dudar de sobremanera si estaba interesada en ella —Ni siquiera puedo estar segura de que ella sienta algo por
mi.
—No importa si no está enamorada de ti, entonces haremos que se enamore, por eso necesitamos una
segunda cita —La mirada confiada que le dio Maya le hizo sonreír
—No estoy tan segura —Pero esos recuerdos de Hisame le hacían preguntarse si era buena
idea.
—Recuerda, Yanagi-san, que esto lo hacemos por el honor de Honami-san—la mirada severa que le otorgó
le hizo sentir que eso era de vida o muerte.
Dándole un asentimiento, a Maya, junto a su ceño fruncido en seriedad le dijo —Es cierto, tenemos que
hacerlo, por Hisame.
Maya sonreía divertida de lo fácil que era convencer a Koharu de algo.
La pelinegra se empezó a dudar al llegar a una escena de una cita en el libro —¿Pero cómo se supone
que le pida salir después de todo lo que pasó?
Sacando dos boletos de su siguiente obra la castaña los colocó en la mesa —Invítala a ver esta
obra.
—No estoy preparada mentalmente para eso—movió sobre la mesa los boletos de vuelta a
ella.
Frunciendo el ceño se los pasó nuevamente —Es en cuatro días —dándole una expresión más compasiva
añadió —además, ya quedaron claras tus intenciones con ella, por hoy estaría bien darle algún detalle o hacerle algún halago, y para mañana invitarla a almorzar.
—¿No es muy pronto? —Estaba un poco asustada de ser rechazada. Además de que había empezado a dudar
de las habilidades románticas de Maya, pero si lo miraba con más precisión, no podía decirle nada, ella la creía incapaz de sostener una relación y ahí estaba teniendo una relación de más de
seis años con la francesa, la experiencia no le faltaba y eso no lo podía negar.
—No estamos en una situación en la que podamos perder tiempo —La castaña confiaba en que su plan era
infalible, el día anterior en sus pausas había leído mucha información de Internet, y en la noche revisado algunos libros que Junna anteriormente le había recomendado, no podía equivocarse si
había hecho tan bien su trabajo de investigación o así lo llamaba ella. De lo único que estaba segura era que haría todo lo posible para ayudar a Koharu y a Nana.
Con un asentimiento le hizo saber que entendía a lo que se refería, posiblemente esa situación de
Daiba-san y Hoshimi-san tenía más días de las que necesitaba y si de por medio no estuviera Hisame, no le preocuparía, pero tenía que hacer algo. Aunque su mayor preocupación era su misión
del día.
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Hisame no era que tuviese pocos amigos, la cuestión era en la cantidad de amigos en los que se sentía
capaz de confiar para tal tema y sintiese que le aportarían algo a su situación.
Su fuente más confiable de apoyo siempre había sido Nana, pero ahora que no contaba con ella, no
sabía que hacer.
Por un momento pensó en hablarle a Yukishiro-san, pero luego recordó como era Akira y la descartó.
Sin embargo sintió que Yumeoji-san era una buena idea.
Justo por eso, Shiori estaba sentada frente a ella a la vez que se tomaba un café. Su amiga era una
chica rubia de ojos verdes, casi de su misma estatura, le parecía que aunque podía ser un poco tímida, era decidida y algo relajada, con ella en lo personal era divertida, si lo pensaba,
juntas eran completas bromistas. Aunque fuera más joven en edad, tenía un aire de madurez que no se podía negar.
La castaña le preguntó amablemente —¿No se siente como si teníamos mucho tiempo sin
vernos?
Shiori tenía unos tres minutos de haber llegado, como el sitio estaba bastante vacío le habían
entregado su café con rapidez. Mirando a Hisame con una sonrisa le respondió — Solo fueron dos semanas ¿Ya me extrañabas? —Aunque se escribían a diario sentía que era buen momento para
molestarla, a la castaña aún le costaba admitir eso con facilidad.
—Te estás juntando mucho con Yukishiro-san, ese ego...—sabía que hablar de Akira ponía a Shiori
nerviosa, y no dejaría pasar la oportunidad de cambiarle el juego.
Aunque Shiori recurría a ella usualmente para hablar sobre Akira o preguntarle cosas sobre ella, como
su senpai pensaba que estaba bien, sin embargo ella jamás le había pedido un consejo o ayuda sobre algo que tuviera que ver con relaciones.
Se habían conocido en su época en Seiran y Siegfeld respectivamente, gracias a Akira, pero hacía un
año atrás hicieron una obra juntas y eso bastó para que su amistad se diese.
Comenzaron detestándose porque Shiori le había ganado el papel principal a Hisame, pero luego tuvo
que recurrir en su ayuda, les fue inevitable volverse amigas cuando a la rubia se le empezó a subestimar por parte del elenco al ser novata con un papel principal, solo el director y Hisame
eran capaces de ver que realmente tenía talento y lo merecía, por lo que se ayudaron mutuamente durante ese tiempo hasta que aquella obra terminó y la rubia dejó ver todo su brillo, desde ahí
en adelante su carrera se disparó y su amistad por igual.
Un rubor cubrió su rostro mientras le quitaba la mirada —No tengo ganas de hablar de ella
ahora.
—¿Sucedió algo? — El tono preocupado de Hisame era genuino.
—No ha contestado a mis mensajes —Su ceño fruncido demostraba su enojo, hasta que añadió riéndose
—desde hace cinco minutos —ambas eran conscientes de que Akira estaba bastante rendida por Shiori, así que era un poco intensa con ello.
Hisame se comenzó a reír ante lo absurdo que había sido eso y le dijo —A mi no me responde desde hace
tres semanas.
Una vez paró de reír la rubia le preguntó más seria —Ya que estamos en ello ¿Qué es eso de que andas
frecuentando mucho a Daiba-san? Sé que es tu ex, pero no pensé que sucediera así, me refiero, creí que estaba con Hoshimi-san.
Sintiéndose rendida soltó un suspiro, desde que Nana se lo comentó no pudo evitar estar más pendiente
de ello y justo por eso es que era consciente de los comentarios que dejaban algunos fans en sus fotos con ella. Incluso había visto ocasionalmente un hilo en otra red social donde la gente
hacía teorías de una relación entre ellas diciendo que como pruebas las habían visto en muchos sitios juntas hacia dos semanas atrás.
—Es solo un mal entendido. Estábamos saliendo juntas porque ella me pidió ayuda con algo, no pensé
que fuera a acabar así. Ruego que no se esté comentando en los bastidores.
Apartó sus ojos de ella —Es un poco tarde, diría —dirigiéndole una mirada intrigada mientras ladeaba
la cabeza añadió —Pero ¿No estabas interesada en Yanagi-san?
Frunciendo el ceño señaló —Justo de eso quería hablarte hoy —haciendo una pausa tomó aire, la rubia
asintió invitándola a continuar —resulta que tuve una cita con ella ayer —la sonrisa de su acompañante dejaba ver su emoción, ella siguió —fue la peor de mi vida, nos sacaron de la sala del
cine porque Koharu dejó caer su bebida sobre las personas de enfrente —no pudo evitar reírse al recordarlo, y Shiori por lo absurdo que sonaba también empezó a reír —luego fuimos a un
restaurante a cenar y me robaron el efectivo que cargaba en la cartera, y sin mencionar que Koharu regó una jarra de agua encima de mí —solo podía recordarlo como algo gracioso, aunque para
el momento que sucedió no lo fuera en lo absoluto.
Entre risas Shiori dijo en broma —Al menos creo que no pudo haber ido peor.
Llevando sus manos a su cabeza frustrada le respondió —Fue peor, porque yo no sabía que estábamos en
una cita hasta que ella me lo dijo casi al despedirnos.
—¿Como? ¿Estás bromeando?
—No, te juro que no sabía. Creí que solo quería que la acompañara a ver una película, no pensé que
fuera una cita, ni siquiera creía que ella podría estar interesada en mí.
Intrigada al verla tan frustrada Shiori le preguntó —¿Pero dónde está lo malo en eso? ¿No querías que
ella te correspondiera?
—Claro que es lo que quiero, pero no sé cómo sentirme —Tenía la mente repleta de dudas y miedos
nuevos, no sabía que hacer, sentir, decir o que quería. Estaba en parte muy feliz porque Koharu correspondía a sus sentimientos, pero también se sentía confundida porque no sabía si quería lo
mismo que ella.
Pensando en voz alta le dijo —No es justamente lo que quería, yo quería una confesión, pero si
estamos saliendo se salta ese paso ¿No?
La rubia negó con su cabeza e interrumpiéndola soltó —No, no hay necesidad de saltarlo, solo hazle
saber que es lo que quieres.
Hisame susurró esas palabras para si misma —Que le haga saber que es lo que
quiero...
Terminando su café la rubia le recordó —Solo intenta hacerte la difícil, pero no tanto, una relación
entre ustedes podría ayudar a disipar esos rumores de que estás metiendote en la relación de Hoshimi-san, no es algo que se hable mucho, pero definitivamente la gente del gremio no lo verá
con buenos ojos si el rumor se agranda más. Además de que...
Hisame la interrumpió continuando lo que supuso que diría —Además de que puede arruinar la imagen de
mi recién iniciada carrera de cantante, lo sé.
Sabía que Shiori tenía razón, no podía quejarse, el resto del gremio aceptaba sus relaciones, así no
fueran heterosexuales, las respetaban, sabía que por el hecho de que al ser actores, directores, y artistas en general, tenían la mente más abierta, se les permitía hablar de sus relaciones
amorosas sin que se volviera un escándalo o problema. Pero el resto de la sociedad no reaccionaria igual.
También entendía que no importaba que tan abiertos fueran otros a nuevas ideas, una infidelidad no es
algo que puedan apoyar o aceptar, y no pedía que lo hicieran, solo quería salir de ese mal entendido.
Asintiendo le dijo bromeando —Recuerda que tu primer EP está vendiéndose, y yo estoy esperando a que
te vuelvas una cantante de renombre para volverme tu representante y explotarte —Hisame se veía tan seria que le fue inevitable intentar hacer que se relajara, estaban dándole mucha vueltas
al asunto.
Frunciendo el ceño le contestó —No permitiré que eso suceda —colocando un tono más divertido añadió
—primero me volveré yo tu manager y te voy a sobre-explotar.
Agradecía tener a Shiori como amiga, parecía que había crecido para bien, a diferencia de su hermana,
de quién no había vuelto a saber en el mundo de la actuación desde hacía tiempo.
Por otro lado, ahora tenía una idea más clara sobre qué hacer con Koharu, solo colocarle las cosas un
poco más complicadas sería suficiente, quería ver hasta donde era capaz de llegar.
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El mediodía se hizo presente y Koharu se sentía morir de nerviosismo, gracias a un consejo de Maya
había comprado una rosa y planeaba dársela a Hisame, quería felicitarla porque esa mañana había leído en las redes sociales que su primer EP se había posicionado en el puesto dos esa semana
en plataformas de "streaming", pero no sabía como reaccionaria y tenía miedo.
La castaña entró al teatro con una sonrisa contenta y confiada, como si fuese un maravilloso día.
Cosa que hizo a la pelinegra aumentar su nerviosismo, no quería arruinarle día.
Cuando Hisame la vió, después de saludar al director, solo pudo sonrojarse y apartar la mirada. Ella
también sintió que los colores querían subir a su rostro, pero intentó calmarse pensando en su misión del día, darle una flor a Hisame.
Aclarándose la garganta siguió a Hisame mientras ella acomodaba sus cosas en uno de los casilleros.
Aprovechando que estaban solas en ese momento le llamó —¿Hisame?
La castaña asintió, mientras internamente se preguntaba como no parecer una tonta, estaba muy
nerviosa y ansiosa desde el momento en que notó esa rosa en su mano. Pensaba que tal vez Koharu debía ser un poco más discreta con sus intenciones —¿Dime?
Ella se volteó a verla y todo lo que pudo hacer fue tomar aire antes de tenderle la rosa —Feli... —No
era capaz de terminar la palabra, mentalmente se reprendió a si misma ¿Qué tanto le costaba decir felicidades? ¿Porqué estaba tan avergonzada? ¿No era capaz de estar cerca de Hisame sin
parecer una idiota?
Tomando la rosa con una sonrisa bastante feliz, lo cual acompañó con un rubor le preguntó —¿Es por lo
del EP? —Se preguntaba si aceptar la rosa significaba ser muy suave con ella.
Le dió un asentimiento —Felicidades —hizo una pausa y añadió —y gracias por lo de ayer—lo había
dicho, era una tontería, pero estaba feliz haber sido capaz de decirlo. Su rostro estaba rojo mientras ella miraba en otra dirección a causa de la vergüenza.
Riéndose igual de avergonzada le contestó mientras miraba la rosa —Fue muy divertido. Gracias a
ti.
Dándose la vuelta Hisame terminó de acomodar sus cosas en el casillero y metiendo la rosa lo cerró.
La pelinegra le sonrió un poco más tranquila y le preguntó —¿Te acompaño a la sala de ensayos?
—En serio, deja de preguntar por eso, vamos al mismo lugar —la risa de Hisame la hizo fruncir el
ceño. La más baja al notar su molestia envolvió su brazo alrededor del suyo abrazándose a ella.
Koharu tragó pesado aún con su semblante molesto, aunque internamente estaba muy avergonzada. La
castaña se preguntó si tal vez no estaba siguiendo el consejo de Shiori.
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El resto de aquel día estuvo lleno de trabajo, por lo que tuvieron muy poco tiempo para hablar, solo
en el almuerzo Hisame buscó a Koharu y comieron juntas.
A ello le siguieron tres días igual de ocupados, ya era jueves por la tarde.
Koharu estaba aprovechando, que los protagonistas estaban practicando un número musical, para
escribirle a Maya.
En mensajería:
Koharu: Tendo-san.
Maya: ¿Yanagi-san?
¿No estabas en los ensayos?
Koharu: Sí, pero tengo un momento libre
Maya: ¿Sucedió algo?
¿Ya la invitaste?
Koharu: Es sobre eso
¿Cómo se lo pregunto?
Maya: Justo como lo hiciste la primera vez.
Koharu: ¿Pero no debería decírselo presencialmente esta vez?
Maya que hasta el momento había estado acomodando su vestido para la obra se preguntó cómo era
posible que Koharu fuera tan tonta respecto a ese tema, además ¿No se lo preguntó en persona la primera vez?, Ya no le extrañaba que Hisame no supiera que tenían una cita. Con un suspiro le
envíó:
Maya: Sí, deberías.
Koharu sintió que volvía al inicio de todo, por lo que le envió nuevamente:
Koharu: ¿Cómo se lo pregunto?
Tomando aire algo frustrada por la falta de sensatez de su amiga le respondió:
Maya: Solo intenta preguntárselo directamente, ella ya sabe tus intenciones, así que si te dice que
no, es hora de rendirse y si te dice que sí entonces vas muy bien.
La castaña se dijo a si misma una vez leyó el mensaje enviado, que ojalá Koharu no se
desanimase.
El nerviosismo que tenía en un inicio ante la idea de preguntárselo se acrecentó de sobremanera,
ahora sentía que pedirle una cita sería como ganar o perder la guerra. No quería perder.
Koharu: Ya no quiero hacerlo.
Maya: No seas cobarde. Tienes que hacerlo, no te preocupes por la respuesta, te irá
bien.
Koharu: ¿Como estás tan segura?
Maya: Si ella te fuera a rechazar, ya lo habría hecho desde que le diste esa
rosa.
Encontrándole sentido la pelinegra se animó a si misma sintiéndose confiada, si Hisame no la había
rechazado hasta el momento, entonces ya no lo haría. O a esa conclusión llegó. Asumiendo que la obra sería el día siguiente debía preguntárselo esa misma tarde.
Koharu: Gracias, Tendo-san.
Hisame se posicionó en el centro del área de ensayos cantando un solo de su personaje, tomando aire
la pelinegra la miraba maravillada mientras pensaba como preguntárselo.
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La hora de la salida se hizo presente, eran alrededor de las seis de la tarde, estaba cansada de
tanto practicar, y molesta porque aún no llegaba a ninguna conclusión. Mientras sus compañeros se despedían unos de otros en la entrada se decía a si misma que era su última oportunidad,
tenía que pedírselo a Hisame antes de que acabase el día.
Al verla salir del teatro decidió acercarse, al notar que llevaba un auricular puesto se preguntó que
tan mal estaba hablarle e interrumpir su música. Así que empezó a seguirla a una corta distancia mientras se armaba de valor.
La castaña por su parte había notado el primer momento en que se le acercó, pero sabía que Koharu
pensaba que ella no la había visto así que continuó caminando esperando a que le hablase, se empezó a preguntar "¿Realmente es tan inconsciente de que seguirme así cuenta como acoso o en
realidad esta acosándome?"
Pensaba volver caminando hasta la estación del tren, pero en vista de que Koharu no paraba de
seguirla, apagó la música y la volteó a mirar un poco seria —En serio, deja de hacer eso.
La pelinegra caminó unos pasos hasta quedar a un metro de ella y le respondió avergonzada —Disculpa,
no quería interrumpir la música.
Guardando los auriculares le regaló una sonrisa— No te preocupes por eso. Si quieres hablar conmigo,
solo házlo —le parecía adorable que Koharu se preocupara por esas cosas, además de que posiblemente de la vergüenza su rostro había adoptado un color carmín.
La pelinegra pensaba que era el momento correcto para hacerlo, para preguntarle sobre ello, pero al
notar que la ciudad estaba en hora pico repleta de gente que acababa de salir de sus trabajos decidió que aún no, por lo que cambiándole el tema le dijo repentinamente —¿Te acompaño a casa?
—necesitaba crear la oportunidad.
Hisame asintió cuestionándose internamente si era mala idea, después de todo, Koharu no vivía en la
misma dirección, pero en realidad no le gustaba volver sola a casa. Un poco de compañía le haría sentir más segura —Está bien, ya estamos cerca de la estación del tren, espero que no esté
lleno —Una de las cosas que más odiaba con su vida era tomar el tren en la hora de salida.
Koharu asintió empezando a caminar junto a ella en dirección a la estación. En menos de diez minutos
estaban ahí, cinco más y estaban dentro del tren en una esquina del mismo rodeada de personas, en un principio subieron cuando aún no estaba lleno, se pararon una junto a la otra hasta que se
abarrotó, por lo que Koharu en un intento inconsciente de proteger a Hisame había terminado parándose frente a ella agarrada a la barra. La castaña estaba entre los asientos, dos paredes del
vagón y Koharu.
La pelinegra molesta ante la idea de que Hisame viajase en ese tren apretado, y peligroso, para ella,
porque tenía ese natural aspecto vulnerable, sintió deseos de protegerla y frunciendo el ceño miraba inquieta que ningún acosador sexual se les acercase en el tren.
La castaña la veía intrigada sin entender que estaba pensando. Solía viajar en el vagón para solo
mujeres, su madre siempre le recomendaba eso y cuando se hacía muy tarde prefería pagar un taxi o transporte privado, pero creía que si regresar así con Koharu iba a ser rutina no le
molestaba la idea.
La pelinegra metió ambas manos en los bolsillos de su chaqueta buscando rápidamente si tenía aún su
bolígrafo-cuchilla en caso de una emergencia. Pero el tren se detuvo en la estación tomándola desprevenida, por lo que casi cae encima de Hisame, su reacción rápida fue colocar sus manos en
el vidrio del tren encerrando a la castaña debajo de ella.
El tren arrancó antes de que pudiera asimilar lo que sucedía, y recobrar la
compostura.
Hisame por su parte moría de vergüenza con el rostro tan rojo como una rosa, había cerrado los ojos
al pensar que ella le caería encima y tenía miedo de abrirlos porque podía sentir que la pelinegra aún estaba demasiado cerca.
El color en el rostro de Koharu tampoco se hizo esperar y al notar como se veía sonrojada con los
ojos cerrados creyó sentir algo que no había sentido nunca antes, se empezó a preguntar de donde venía ese magnétismo que atraía sus ojos a los labios de la castaña y que era ese impulso de
acercarse a ellos.
Pero salió de su ensimismamiento al notar como ella abría sus ojos mirándola con un deje de timidez o
tal vez era anhelo. Haciéndose hacia atrás volviendo a tomar la barra le dijo —Disculpa por eso, fue un accidente.
Al abrir los ojos pudo notar el rubor en Koharu además de que sus ojos miraban sus labios, cosa que
la hizo tener el tonto pensamiento de que quería que la besara, pero era absurdo en lo absoluto porque estaban en el lugar más público que podían estar. En un tren de Tokio. Con un
asentimiento le contestó —No te preocupes por eso —Al notar que un hilo de sangre corría de su mano que se aferraba a la barra superior, le preguntó con un tono más alarmada —¿Estás
bien?
Ella le dió un asentamiento sin percatarse de la sangre ni el dolor, estaba demasiado perdida en una
lluvia de emociones respecto a lo recién sucedido —Estoy bien.
Con una expresión preocupada miró sus ojos para luego dirigir los suyos a la mano de Koharu. Insistió
—¿Estás segura de que estás bien? Estás sangrando.
Al notar su mirada, oír sus palabras y la preocupación en su rostro decidió observar su mano, al ver
la sangre se agarró de la barra con la que llevaba libre. Bajando la sangrada, abrió su puño percatándose de que aún tenía el bolígrafo semi-abierto en su palma, al parecer al sostenerse del
vidrio se había cortado con su cuchilla.
La castaña la miraba intrigada, no parecía mostrar expresión alguna de dolor, cuando vió el bolígrafo
se lo arrebató de la mano cerrándolo —Te dije que no eres apta para cargar con esto —al terminar de regañarla lo guardó en su bolso.
La aludida asintió aún en silencio bajando la mirada completamente inexpresiva.
El altavoz del tren anunció la estación y sabiendo que era la suya bajaron del mismo, Koharu metió su
mano en el bolsillo de su abrigo aún sin ningún tipo de expresión en su rostro. Al salir de la estación caminaron un par de pasos en dirección a la casa de Hisame, pero esta última se volteó
a mirarla preocupada —¿No te duele?
Sacando el puño de su abrigo con la mano llena de sangre, le respondió —duele.
Hisame tomó su mano sana entre una de las suyas y jaló de ella diciéndole —Vamos a sentarnos un
momento ¿Sí? — la pelinegra asintió.
Al llegar hasta una banca, del parque cercano a la residencia de los Honami, se sentaron, Koharu
llevó su mano a la altura de su rostro mirando tranquilamente la herida. Hisame empezó a cuestionarse esa forma de no reaccionar al dolor. Aunque creía que en realidad estaba tan anonadada
que no sabía como reaccionar. Después de todo tenía un corte que cruzaba la palma de su mano en diagonal y sangraba mucho.
Preocupada por la pérdida de sangre buscó en su bolso un pañuelo y su pequeña botella de alcohol, su
madre se preocupaba tanto por ella que siempre le decía que tuviera cerca cosas de ese estilo en casos de emergencias, ahora agradecía mentalmente eso.
Rociando un poco de alcohol en la herida, como solían hacer con ella de pequeña al sufrir una caída,
pudo notar al fin una expresión de dolor de parte de la pelinegra y un quejido de dolor escapar de su garganta.
Koharu por su parte había estado impresionada primero por el corte y la sangre, no sabía como
reaccionar, pero ahora que estaban sentadas ahí su mente se encontraba repleta del pensamiento de que era el momento de hacerlo, de preguntarle, aclarándose la garganta susurró en un tono
lleno de intimidad, como si hubiera dejado escapar un pensamiento —¿Quieres ser mi pareja?
Hisame, que había comenzado a envolver la mano de Koharu con un pañuelo, para presionar la herida,
escuchó sus palabras y sin quererlo colocó más fuerza de la necesaria del nerviosismo, ruborizándose a más no poder interrogó —¿Ah? —No se trababa de haber oído mal, se trataba de que
necesitaba estar segura de que Koharu estaba hablando en serio. La felicidad que estaba sintiendo era incomparable.
La pelinegra estaba roja mientras con su mano libre torpemente buscaba los boletos en sus bolsillos,
no había sido consciente de sus palabras hasta después de decirlas y por la expresión de Hisame decidió que tenía que decir algo más para evitar que se sintiera incómoda, era claro, solo
habían tenido una cita y había sido horrible, estaba segura de que acababa de saltarse varios escalones. Encontrándolos se los mostró —¿Quieres ser mi pareja para ir a ver esta obra? —juraba
que acababa de decir un sinsentido. Estaba a punto de morir de vergüenza.
Al escuchar eso último frunció el ceño a más no poder, bajando la mirada y dándole presión al nudo
que estaba haciendo con el pañuelo la escuchó soltar un quejido.
Se decía si misma que si ella no hacía algo, eso iba a seguir de esa forma por mucho tiempo, así que
armándose de valor le preguntó con la voz temblándole de los nervios y buscando su mirada —¿Solo para ver la obra?
Negando con la cabeza la volteó a mirar tragando pesado, no había vuelta atrás, tenía que decirlo,
era la oportunidad perfecta, el momento perfecto, o perdía o ganaba la guerra. Encontrado sus ojos inquisidores le respondió —Para toda la vida —Aunque estuviese nerviosa como nunca antes lo
había estado en su vida, y ruborizada por completo, no apartaría la mirada, mantendría su semblante de decisión, si iba a perder, lo haría con su orgullo intacto.
Comenzando a reír repentinamente desbordando su felicidad, Hisame asintió aún más sonrojada que
antes. Llena de un valor y confianza recién adquiridos soltó sus manos y acercándose beso su mejilla susurrándole —Sí, definitivamente sí — Estaría avergonzada si no fuera porque el
sentimiento de felicidad estaba aplacando cualquier otro que tuviese.
Koharu se había visto más linda que nunca diciéndole eso, sentía que moriría, no era tan romántico ni
idealizado como lo había estado imaginando, pero definitivamente el sentimiento no tenía comparación, eso fue incluso mejor que cualquier cosa que pudo haber vivido antes.
La pelinegra no pudo evitarlo y empezó a reír con ella, Hisame parecía tan feliz que no podía evitar
sentirse de la misma manera. Estaba completamente avergonzada por el beso que le acaban de dar, pero le había hecho sentir de una forma completamente nueva y era tan cálida que sentía que
quería eso para siempre. Aunque su risa no era escandalosa si no más bien muda, llevó su mano sana a sus labios ocultándola.
Le encantaban todas las facetas de la castaña, pero verla así de feliz era su favorita. De pronto
sentía que lo único que quería en su vida era verla sonreír así. No sabía que se debía ese sentimiento, pero haría lo mejor de sí para cumplirlo.
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El viernes se hizo presente con una lluvia torrencial, Koharu había pasado esa mañana por Hisame a su
casa antes de que lloviera y ahora estaban en una cafetería tomando el desayuno juntas esperando a que escampara. Sus ensayos comenzaban a las diez, tenían un poco de tiempo
aún.
La castaña había esperando hasta esa mañana para contarle a alguna de sus amigas sobre ello, porque
quería estar segura de que no estaba soñando. Se sentía ridícula de pensarlo, pero es que estaba tan feliz que no le parecía normal.
Tomando la mano de Koharu sobre la mesa abrió la cámara en su teléfono dispuesta a sacar una foto, la
pelinegra sintió su mano, donde tenía agarrada una taza de café tambalearse de nerviosismo y continuó tomándolo tratando de parecer tranquila.
Riéndose contenta, Hisame le dijo —Esto volverá loca a Suzu.
La pelinegra bajó la taza de café, y tomando su teléfono decidió silenciar a Suzu, por si le
empezaban a llover notificaciones. Tampoco le había dicho a nadie hasta el momento, porque no sabía cómo hacerlo.
Las risas de Hisame hicieron eco mientras susurraba —Ahora Shiori.
En mensajería:
Hisame: Foto
Hisame: No te lo vas a creer.
La rubia estaba de pie en la recepción del edificio donde vivía Akira, junto a ella, esperando a que
la lluvia se detuviera, aunque tenía su paraguas consigo, parecía una tormenta tan horrible que abrirlo haría que saliera volando. Tenía que llegar al set de grabación en una hora y no quería
arruinar sus zapatos. Al revisar su teléfono quedó completamente intrigada ante la foto y lo que Hisame tenía que decir. Pero la oportunidad de molestarla no la
desaprovecharia.
Shiori: ¿Estás dándote un apretón de manos? Se te dan bien las fotos con
perspectiva.
Hisame: ¿Ya has pensado en incursionar en la comedia?
Shiori: Y si oyeras a la ex de mi hermana dirías que soy muy seria.
Shiori: Espera un segundo ¿No te dije que te hicieras la difícil? ¿Y hoy estás tomándote de la mano
con ella?
Hisame: Me lo preguntó, ayer cuando me acompañó a casa después del trabajo.
Shiori: Alto ¿Ayer? ¿No es muy pronto?
Hisame se molestó un poco por la pregunta, aunque comprendía que era normal, solo habían tenido una
cita, y frecuentado con alguna intención no amistosa dos semanas, luego le contaría a Shiori la versión extendida de la historia. Igual, no desperdiciaría el momento de hacerla
enojar.
Hisame: Me parece que es mejor así a como estás haciendo con Yukishiro-san.
La rubia no pudo evitar mirar a la peli-plateada que estaba junto a ella, distraída revisando su
teléfono pensando en pedir un taxi. Ruborizándose le envió:
Shiori: ¡Conoces mis motivos!
Hisame: Si, me imagino lo grandes que son si la has tenido más de tres meses detrás de ti sin darle
una respuesta.
La rubia de la culpabilidad le dió la espalda a Akira, ella lo notó, pero supuso que tal vez estaba
cansada de estar de pie.
Shiori: No dirías eso si supieras donde estoy.
Hisame: ¿Estás otra vez en el hotel Kitano?
Debía admitir que la noticia la había sorprendido. Así que Koharu no era tan torpe para comunicarse
como parecía, le intrigada como había sucedido, no podía imaginar a la pelinegra diciendo algo romántico. Diciendo volver al tema, ahora que estaba completamente intrigada le
envío:
Shiori: Posiblemente.
Shiori: Pero no cambies el tema, ¿Cómo sucedió?
Shiori: No puedo imaginar a Yanagi-san decir algo romántico.
Hisame: También me pidió salir hoy. Así que mañana te cuento todo. Por ahora quédate con la
intriga.
Shiori no pudo evitar reírse antes de responderle:
Shiori: Ah, eres horrible.
Shiori: Igual no olvides subir alguna foto a las redes con ella. Así cumples completamente con sacar
a tu ex del camino.
Hisame: ¡Que no es mi ex!, O sea, sí, pero no.
En realidad ella y Nana no habían tenido una relación, pero si se habían cortejado, por eso, años
después cuando volvieron a encontrarse, acordaron, bromeando entre tragos, que si contaban como ex's y desde entonces se llamaban como tal.
Hisame: Está bien ¿Es mucho subir esa que te envié?
Shiori: Es perfecta para dispersar los rumores, pero prepárate para leer como especulan de tu
sexualidad.
Hisame: ¿No estaban haciendo eso ya?
Shiori: No, no, porque era tu ex.
Hisame: Amaneciste irritante.
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Koharu en simultáneo aprovechó al ver a Hisame tan concentrada revisando sus redes sociales, para
sacar su teléfono y escribirle a Maya, tenía que contarle para saber el último paso de la misión del rescate del honor de Hisame.
Koharu: Buen día, Tendo-san.
Maya que estaba repasando el guión, mientras Claudine miraba las noticias le contestó:
Maya: Buenos días, Yanagi-san ¿Como va la misión?
Koharu: Ayer aceptó ser mi novia.
La castaña bajó su teléfono un minuto analizando lo que acababa de leer, no podía evitar la
impresión. Lo único que le dijo que hiciera fue pedirle salir, pero ella fue directamente a la pregunta principal, sin seguir su consejo y lo había logrado. O Honami-san estaba muy enamorada
de Koharu o estaba muy desesperada.
Mirando a Claudine preguntándose que pensaría ella, soltó en voz alta llamando su atención —¿Si
alguien acepta ser tu pareja en dos semanas y solo han salido una vez, qué significa?
Bajando la tostada que estaba comiendo, la rubia la miró en el sofá junto a ella donde estaba sentada
—Tiene que tener mucho tiempo enamorado de ti y estaba esperando la pregunta.
Volviendo su vista a la pantalla del teléfono la castaña le contrarrestó —Yo digo que estaba
desesperada.
Lanzándole un cojín en juego la francesa le dijo con un tono bromista—Comme tu n'es pas romantique!
(¡Que poco romántica eres!).
Riéndose la castaña le respondió —Tu no tienes derecho a decir eso —volviendo a su semblante
tranquilo añadió — y no dirías eso si supieras lo que he hecho para ayudar a Daiba-san.
Cruzándose de brazos le interrogó ladeando la cabeza —¿Y qué has hecho?
Empezando a escribir una respuesta para Koharu le dijo a la rubia —Ya te vas a
enterar.
Volviendo sus ojos al televisor soltó un bufido —¡Tu me désespères! (¡Me
desesperas!).
Volviendo a escribir en el chat la castaña mandó:
Maya: Felicitaciones por eso. Pero no has terminado la misión. Necesitas que otros sepan de
ello.
Koharu: ¿Que otros sepan de ello? ¿Como hago eso?
Maya: Postea algo con ella. Aprovecha un momento en que estén juntas y tomale una foto, luego subela
a tus redes. Eso debe ser suficiente para cambiar el foco de atención.
Koharu: Esta bien. Te enviaré algo y me dices si está bien.
Koharu tomó la mano de la castaña sobre la mesa volteando su palma y le envió la foto a
Maya.
Al ver la foto frunció el ceño por los puntos que se veían en su mano. Preocupada le
preguntó:
Maya: ¿Qué te pasó? ¿Y quién agarra una mano de esa manera?
Koharu: Te contaré luego, y sabes que no sé nada de esto.
Maya: Intenta envolver sus dedos con los tuyos y tal vez se vea mejor. Y entonces la
subes.
Maya: Tienes bastante que contarme.
Koharu: Lo haré luego.
Maya: Por cierto. Buen trabajo. Recuperaste el honor de Honami-san.
Koharu notó que Hisame había dejado su teléfono en la mesa y empezó a tomar su té tranquila, por lo
que pensó que era momento de darle su atención nuevamente. Entonces le escribió a Maya:
Koharu: Estoy aliviada de haberlo conseguido. Gracias por la ayuda, Tendo-san. Nos vemos más
tarde.
Realmente estaba agradecida de haber contado con ella para avanzar con Hisame, sabía que si lo
hubiera intentado sola no llegaría a ningún lado. Aunque casi no siguió ninguno de sus consejos.
Maya por su parte sonreía al leer el mensaje. Sentía que había hecho algo bien y tener a alguien tan
orgulloso como Koharu dándole las gracias significaba que realmente estaba feliz de haberlo logrado, por su parte, estaba contenta por Nana y Koharu. Creía que eso sería ayuda definitiva para
Nana, y para recuperar al fin a Junna, ahora más que se encontraba en esa situación donde había perdido la visión.
Maya: No hay de qué. Nos vemos en la noche, Yanagi-san.
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Eran las seis, ya estaba anocheciendo. Koharu y Hisame salían de los ensayos juntas con dirección a
un restaurante pensando en cenar. El teatro donde se llevaría a cabo la obra de Maya estaría cerca del mismo, empezaba a las nueve.
Caminando junto a la pelinegra rompió el silencio —Olvidé preguntártelo en la mañana, pero por lo que
veo, si fuiste al hospital ¿No?
Ella asintió en respuesta —Sí. Disculpa si no te agradecí el vendaje. Al parecer habría perdido mucha
sangre de no tenerlo —Después de una pausa añadió —¿Hay algo que pueda hacer para recompensártelo?
Una sonrisa se dibujó en sus labios y mirando en otra dirección sonrojada, susurró intentando no
avergonzarse —Puede que sí.
Mirándola sin comprender bien le interrogó —¿Y qué es?
Con un tono bromista le dijo —Ya te diré cuando sea el momento.
Hisame aprovechó que iba junto a ella y decidió sacar su teléfono para revisarlo, en toda la tarde no
había tenido oportunidad de hacer eso. Lo primero que se encontró fueron veinte mensajes de Suzu, y cinco de Nana. Entró al chat de la rubia porque eran menos y no quería lidiar aún con todas
las preguntas de su otra amiga.
Al entrar detuvo su andar de la sorpresa, haciendo que Koharu también se detuviera completamente
confundida, llevó una de sus manos a su boca ocultando su risa, estaba contenta por Nana, había conseguido reparar su situación con Junna y ahora se iban a casar. Tenía que contarle lo suyo
con Koharu también. Mirando a la pelinegra le preguntó —¿Te molesta si hago una llamada?
Ella negó con su cabeza dándole un poco más de espacio. Ya estaban algo cerca del
restaurante.
Hisame escuchó el teléfono sonar una vez, luego otra, una más y la voz de Nana la recibió del otro
lado casi como un susurro —Buenas noches, ¿Ya te enteraste?
Intrigada le preguntó —¿Porqué estás susurrando?
Una risa nerviosa fue seguida de sus palabras —No quiero que Junna-chan se entere que estoy hablando
contigo.
—¿Porque?
—No creo que le guste la idea de que sigamos frecuentándonos durante un tiempo.
Sin poder evitarlo comenzó a reírse —Ya entiendo porque estuviste en ese problema. Deja de hacer
parecer sospechoso el hablar conmigo, si te escucha sospechara incluso más.
Hisame pudo oír como Junna llamaba a Nana desde el otro lado de la línea, entonces la rubia le dijo
—Parece que me tengo que ir. Pero, felicitaciones por lo de Yanagi-san, vaya que tienes las redes vueltas locas con eso. Y felicitaciones por lo de tu EP. Después hablaremos para ponernos al
día.
—Felicidades a ti por lo de tu futuro matrimonio. Cuídate y cuida a Junna-san, hablamos
después.
Una vez colgó, miró a Koharu, quien caminaba con la mirada atenta al frente buscando el restaurante,
ya estaban muy cerca del teatro donde sería la obra.
Llegaron al restaurante en pocos minutos, Koharu y Hisame pasaron a la recepción. A la castaña le
llegó una llamada de su madre, se disculpó con Koharu y contestó.
La pelinegra por su parte se hizo cargo de pagar y pedir la mesa. Cuando Hisame la vió avanzar la
siguió junto con el dependiente, las llevaron hasta una habitación donde a Koharu le explicaron el funcionamiento de todo para luego dejarlas solas.
Hisame no prestó atención hasta el momento en que colgó, ya estaba sentada junto a Koharu en un sofá.
Cuando analizó la situación le preguntó —¿Me trajiste a un karaoke? ¿No íbamos a cenar?
Ladeando la cabeza interrogó con una sonrisa—¿No es un restaurante? Creí que era uno. Tenía
completamente el aspecto de un restaurante — en realidad la había llevado a un karaoke porque sabía lo feliz que se sentía siempre Hisame al cantar.
Riéndose de lo tonto de la situación Hisame se levantó buscando el micrófono —Bueno. Ya no hay más
que hacer. Tenemos solo una hora antes de la obra.
Tomando su mano roja de vergüenza, Koharu le llamó la atención —Primero tienes que comer. Fue un día
de trabajo arduo.
Insistiendo empezó a tirar de su mano intentando soltarse, riendo —Voy a cantar solo una
¿Sí?
El tono contento seguía en su voz, lo que dejaba claro que estaba bromeando —Vamos a comer—como pensó
que estaban jugando a causa de sus risas, tiró más fuerte de ella, Hisame se desequilibró y terminó cayendo encima de Koharu y de paso golpeándole la nariz con el codo. La pelinegra llevó sus
manos a su nariz a causa del dolor soltando un quejido.
La castaña ignorando que estaba sentada en las piernas de Koharu la miró llena de culpabilidad y
empezó a disculparse —Perdón. Fue un accidente. No quise hacerlo.
Aún sin quitar sus manos de su nariz Koharu con los ojos cerrados le respondió asintiendo —No te
preocupes.
Frunciendo el ceño, tomó su rostro entre sus manos apartando las de la pelinegra para inspeccionar
—¿Cómo quieres que no me preocupe? — Cuando Koharu abrió sus ojos, Hisame fue consciente de la cercanía, además de sentirse observada, no pudo evitar sonrojarse de la
vergüenza.
Koharu la miraba embriagada de esa emoción nuevamente. No sabía que era, pero solo sabía que quería
besarla. Como en los libros, como en las obras, como en las películas, quería besarla. Al notar que ella estaba sentada sobre sus piernas sus mejillas no demoraron en ruborizarse. Tragando
pesado se dijo a si misma que tenía que hacerlo o enloquecería.
Hisame notó su comportamiento peculiar e indagó preocupada —¿Que pasa?
—No lo sé — Realmente no lo sabía, solo sabía que como Eric con Christine, como Marius con Cosette,
tenía que reclamar sus labios o no sobreviviría un minuto más.
Llevando una de sus manos a una de las mejillas de Hisame la acarició antes de empezar a acercarse.
Ella dejó escapar un sonido lleno de timidez a la vez que cerraba sus ojos, como si estuviera emocionada de lo que estaba a punto de suceder, lo cual le pareció en extremo tierno. Uniendo sus
labios cerró sus ojos llena de miedo de estar haciéndolo mal. Pero Hisame correspondió y se sintió llena de gozo. Quería muchísimo más de eso.
Al separarse quiso apartar la mirada, pero Hisame aún no abría los ojos, estaba más roja que nunca y
tenía una expresión tan adorable que solo sintió deseos de hacerlo nuevamente. Por lo que le dió un segundo beso, se podría hacer adicta a eso si continuaba. Sabiendo que necesitaba
detenerse, se apartó tomando algo de aire mientras la miraba incluso más adorable y avergonzada que antes.
Ella abrió sus ojos tímidamente y apartando la mirada le susurró —Me tomaste
desprevenida.
Avergonzada bajando la mirada se disculpó —Perdón.
Susurrando por lo bajo, casi para si misma soltó —Ese fue mi primer beso, y segundo.
Mirándola con una sonrisa de una satisfacción extraña interrogó —¿Ni siquiera en obras habías besado
antes? ¿Ni siquiera con Daiba-san?
Ella negó. No podía mentirse a si misma, se había sentido tan bien que quería otro. —Jamás,
siempre daba besos en la mejilla o usaba la ilusión óptica a mi favor, no lo haría con cualquiera siendo el primero, y con Nana, lo nuestro no era este tipo de relación.
Koharu se sintió culpable de haber dado su primer beso en una actuación, tal vez debió haberle dado
más importancia, igual no se arrepentía, ese acababa de ser el primer con Hisame y esperaba que no existiese un último.
La castaña escuchó como tocaban a la puerta de la habitación y sonrojándose aún más se levantó de las
piernas de su acompañante, cuando abrió, le entregaron una bandeja con bebidas.
Sentándose aún avergonzada junto a Koharu le dijo —Deberíamos comer.
Ella asintió sonriendo para si misma sin poder evitar sentir divertido el comportamiento atontado de
Hisame, entonces comenzó a reír al verla regar su soda en la mesa, ya debía entender lo que ella había sentido en la primera cita.
Hisame la escuchó reír y le preguntó ligeramente molesta —¿Qué es tan gracioso?
—Esto va a ser tan chistoso para el encargado del aseo como lo fue para el del
cine.
Sin poder hacer nada para evitarlo, la castaña empezó a reírse, entonces se defendió en broma —Al
menos no he regado mi bebida sobre ti.
Tocándose la nariz contrarrestó —Me basta con el codazo.
El coro de sus risas hizo eco en la habitación. Hisame se preguntó desde cuándo era tan atrevida.
Aunque no le molestaba en lo absoluto, no era para nada romántica como creía que lo sería en sus idealizaciones, pero todo junto a ella era tan mágico que no quería que acabase nunca. No
importaba que tan mal fuera, si era con ella de alguna forma siempre mejoraba la situación.